El
templo egipcio representaba la casa del dios, la "Residencia
Divina" por este motivo, tanto la elección del lugar en donde se
erigirían así como su orientación eran elementos fundamentales antes
de comenzar con la construcción del Templo. Todos los ritos de
preparación para su construcción, incluidos los rituales de fundación
eran llevados a cabo con gran esmero, exactitud y precisión.
Para
servir a sus designios y constituir además la residencia divina, el
Templo debía ser edificado con materiales que le permitiesen tener vida
eterna. Pero los materiales no sólo se elegían en función de su
perdurabilidad; la simbología de colores y piedras o su propia belleza
y elegancia son tenidas en cuenta cuando se las destina a determinados
elementos templarios y es este el motivo que justifica el uso en
innumerables ocasiones de materiales que sólo se encuentran a largas
distancias del lugar sagrado en que el templo será levantado. La base
de esta política puede encontrarse en que el rey estaba obligado a
rendir homenaje al dios, alimentarle, y aumentar sus posesiones, incluso
a procurar que la ley de Maat también se respetase en la armonía,
belleza y simbología del Templo. Las primeras construcciones a modo de
estructuras rituales, realizadas con materiales perecederos como el
adobe, fueron pronto desechadas y sustituidas por otras realizadas en
piedra y materiales más duraderos. La estructura del Templo está
compuesta, por tanto, por piedras como arenisca, caliza, granito,
basalto, cuarcita o calcita, siendo la arenisca y la calcita las más
utilizadas.
Una
fase de igual importancia es la decoración del Templo. Relieves en
hueco, bajorrelieves, frescos, inscripciones criptográficas e incluso
graffiti, inundaban las paredes de los recintos de los templos y de los
muros que les rodeaban. Las escenas y motivos que se representan son muy
variados: el rey venerando u otorgando ofrendas al dios, pueblos
vencidos y dominados junto a escenas de batallas en las que se ve al
faraón triunfante, pueblos enteros que ofrecen al rey deificado
presentes, dioses... todas ellas cargadas de gran simbolismo.
Incluso
el propio Templo es un símbolo en sí mismo que combina y une el estado
primordial, las aguas primigenias, con el mismo cosmos. El Templo
constituye un microcosmos en el que están representados absolutamente
todos los aspectos de la Creación a través de sus elementos arquitectónicos
y decorativos: con sus juegos de luces y penumbras, los niveles de sus
techos y suelos, los elementos decorativos de los capiteles de sus
columnas y, en general cualquier objeto por pequeño que fuese tenía su
simbolismo y razón de ser.
El
Templo albergaba la imagen del dios al que los sacerdotes oficiaban sus
ritos, pero no era un lugar de culto popular; nadie, excepto los
sacerdotes y funcionarios del Templo podían acceder a él, al pueblo
tan sólo le era permitido el paso a ciertas dependencias exteriores,
que eran marcadas con el ave rejit.
No
se conoce con exactitud cuál es el origen de los Templos en Egipto,
aunque los arqueólogos dan preminencia a las llamadas Piedras de Nabta
Playa (en el desierto del Sahara, a unos cien kilómetros al oeste de Abú
Simbel). No es hasta el los primeros tiempos del período dinástico
cuando podemos hacernos realmente una idea de los antiguos templos
egipcios, fijándonos en el santuario o Templo de Hierakómpolis. Lo
mismo ocurre en Abidos. En el Imperio Antiguo ya se ha complicado más
la técnica. De estos templos tenemos como ejemplo, el Templo de la
Esfinge, en Guiza. A partir del Imperio Nuevo se construyen numerosos
templos, llegando a su máximo apogeo con el reinado de Amenhotep III y
Ramsés II, alcanzando el máximo desarrollo y esplendor. Así nos
encontramos con templos como los de Karnak, Abidos o Luxor, para
terminar durante el Tercer Período Intermedio y época Tardía con
templos como Edfú, Dendera y Kom-Ombo, templos, fundamentalmente en el
Período Ptolemaico y Romano, que se erigen fundamentalmente como un
medio de legitimación del poder de estos nuevos reyes.
A
partir de la XVIII dinastía se puede hablar de un tipo de templo clásico,
en cuanto a su estructura, que tiene su origen y va unido al gran poder
que la clase sacerdotal había adquirido.
A
pesar de que la estructura y planta de los templos era similar se pueden
distinguir tres tipos dependiendo de la función para la que se construían.
El primero es el templo propiamente dicho que estaba consagrado a una o
varias divinidades o se levantaba en honor a uno o varios dioses. El
segundo tipo de templo es el templo mortuorio consagrado al faraón. En
estos se realizaban todos los ritos funerarios del rey desde su muerte
hasta el momento del enterramiento y era el lugar en el que se veneraba
su memoria. Los mejores ejemplos de estos templos son el Ramesseum y los
templos de Medinet Habu. El último tipo de templo era el llamado
cenotafio, construidos por los reyes como templos mortuorios
secundarios. Los más importantes residen en Abidos.
Otra
"clasificación" es la que distingue entre templos o
santuarios del pueblo y los "oficiales", imitando las características
de la propia religión: la oficial y el culto popular. Los primeros
representan la religión estatal y el papel del faraón y los segundos
la preocupación del pueblo ante sus problemas cotidianos. Si en los
templos oficiales encontramos ofrendas e imágenes del rey a los dioses,
en los segundos el pueblo depositaba pequeñas imágenes o utensilios
relacionados con su trabajo como ofrendas o agradecimientos ante un
embarazo, una buena cosecha, etc.
Lo
que hemos denominado como modelo clásico de Templo estaba constituido
por las siguientes estancias y elementos:
-
Avenida de esfinges.
-
Muros circundantes.
-
Colosos de entrada adyacentes al Pilono.
-
Pilono de entrada.
-
Salas peristilas o patios al aire libre.
-
Sala hipóstila.
-
Cámaras, almacenes, criptas y recintos auxiliares.
-
Sala de ofrendas, capillas y altares.
-
Sancta-sanctorum o sagrario.
El pilono
Puertas
de entrada al Templo, paredes colosales formados por un alto y ancho
muro de forma de tronco de pirámide con una puerta central. Cada una
de las dos torres que formaban el pilono representaba los acantilados
de cada lado del valle del Nilo, pero también son a la vez las dos
montañas que flanquean el disco solar, el símbolo del horizonte o ajet.
En la fachada principal se colocaban mástiles mediante unas
hornacinas, constituyendo el signo jeroglífico que designa la palabra
"dios", neter. Pueden encontrase delante de la
fachada dos obeliscos o colosos de reyes, normalmente en posición
sedente. La decoración varía pero duele ser habitual la representación
de escenas de temática histórica o bélica.
El
patio
Estaba
rodeado de columnas o pilares totalmente o en parte, construido a
cielo abierto. Normalmente, su función práctica más importante era
unir los espacios más recónditos y sagrados con las zonas exteriores
de carácter público. A ellos, en parte o en ocasiones especiales,
podía acceder el pueblo llano, lo que se conoce por el símbolo rejit
que indicaba a los que accedían al mismo, en qué lugar debían de
permanecer o hasta donde podían entrar. Los elementos más
importantes son las estatuas, representaciones de reyes, e incluso de
hombres, personajes importantes que ganaron este favor como es el caso
de Amenhotep, hijo de Hapu. Como se ha comprobado por las excavaciones
en Templos como Karnak y Luxor, el crecimiento del Templo suponía una
abundancia excesiva de estatuaria, lo cual parecían solucionar
soterrando las estatuas bajo el suelo del patio del Templo, mediante
grandes fosos practicados a tal efecto.
La
sala hipóstila
Situada
a continuación del patio exterior, la sala hipóstila solía ser más
ancha que larga y, como su propio nombre indica, estaba llena de
columnas a excepción de su parte central (que sigue el eje principal
del Templo) que queda libre para dar entrada a la capilla interior.
Estas columnas formaban un gran bosque simbolizando la vegetación de
los pantanos que nació junto al túmulo o colina primordial de la
Creación. La sala está techada con cubierta arquitrabada. El acceso
a la sala hipóstila estaba restringido a altos funcionarios, escribas
y gente notable.
Dependencias
del dios
Pasada
la sala hipóstila se encontraban una serie de cámaras y la sala
de la barca sagrada, dependencia en la que se situaba la barca con
la efigie del dios empleada en las procesiones, cuando la imagen
del dios salía del templo en ella. Al final del templo se
encontraba el sancta-sanctorum, levantado sobre el eje principal del
edificio, una pequeña estancia con la imagen del dios. El
altar era la parte fundamental del templo, zona a la que sólo el faraón
y los sacerdotes tenían acceso. Los altares tenían formas variadas,
aunque el arquetipo consistía en un bloque cuadrado o una losa
apoyada sobre un pie cilíndrico.
Los
templos, sobre todo los de mayor importancia, incluían otra serie de
elementos exteriores (como ejemplo, el Templo de Dendera):
-
El lago sagrado.
-
Nilómetro.
-
Los Mammisi.
-
La Casa de la Vida.
-
Sanatorios.
-
Cocinas, talleres y estudios.
-
Almacenes y graneros.
-
Fincas agrícolas, fuera de los muros del templo.
Los
Templos del Antiguo Egipto:
Abidos