Apuntes
sobre G7000X y la Tumba de la Reina Hetepheres I
Por
Teresa Soria Trastoy
En
los últimos meses, a raíz de los últimos trabajos realizados en la
Gran Pirámide se ha hablado en abundancia sobre la reina Hetepheres I y
su tumba desde un prisma poco convencional. Parte del motivo que ha dado
lugar a las distintas divagaciones que han planeado sobre el lugar de
descanso del cuerpo de Hetepheres es, sin duda alguna, la dificultad
existente en calificar definitivamente a G7000X como la tumba de aquélla.
Los
argumentos barajados entre los Egiptólogos, en algunas de las
ocasiones, no coinciden con las evidencias arqueológicas; la mayoría
son teorías, especulaciones en base a los elementos de que se dispone,
pero sin apoyo fáctico en todos sus extremos. Al final, ninguna de las
teorías vertidas resulta lo suficientemente sólida para que la cuestión
pueda quedar zanjada.
Uno
de los mayores problemas con que nos encontramos a la hora de realizar
el análisis de este depósito, es la carencia de enterramientos de la
realeza que se hallan descubierto intactos especialmente dentro del
Imperio Antiguo y más aún en la IV Dinastía, lo que origina el
peligro de caer en la extrapolación de datos, precisamente por la
profusión de los mismos en épocas posteriores como el Imperio Nuevo,
momento en que tanto los ritos funerarios como los objetos de que disponían
las tumbas en el sentido de ajuar funerario está sobradamente
atestiguado no sólo en los enterramientos civiles, sino también de la
familia real.
El
contexto, por tanto, en el que debemos desenvolver el estudio de los
hallazgos arqueológicos y, por ende, de este depósito, no es otro que
el lugar en el se localiza y el período al que corresponde, lo cual no
es óbice para realizar un análisis comparativo con las evidencias
datadas en momentos más adentrados en la Historia de Egipto, próximos
al tiempo del estudio concreto, ya que diversas manifestaciones pueden
ser, sin duda alguna, un precedente de lo que posteriormente puede
convertirse en norma y, a sensu contrario, varias de las
manifestaciones propias de Dinastías posteriores encuentran su origen
en el Imperio Antiguo, por lo que atenderemos a ellas especialmente en
el contexto funerario que nos ocupa.
Las
dudas que surgen con respecto a la clasificación de G7000X vienen
motivadas por varias causas, de las cuales las fundamentales quedan
concretadas en la ausencia de una superestructura y de la estela
funeraria, la disposición del mobiliario y demás objetos hallados en
su interior y éstos por sí mismos además de las condiciones de
acabado de la cámara.
Las
explicaciones al fenómeno ante el que nos encontramos han sido pocas
pero variadas, comenzando por la teoría de su descubridor, G. Reisner,
quien argumentó y clasificó G7000X como tumba de esta reina, un
reenterramiento, para lo cual aduce cómo Hetepheres I fue enterrada en
Dashur en una tumba de mayor tamaño que la de Guiza, cerca de la pirámide
en que fue enterrado su esposo Esnefru. Esta tumba habría sido objeto
de saqueo durante el reinado de Jufu, saqueo que incluye el cuerpo de la
reina, por lo que Jufu decidió trasladar los restos a su complejo que
estaba construyendo en Guiza, aunque sin conocer que dentro del sarcófago
sellado no descansaba el cuerpo de su madre. Por tanto, todos los
objetos hallados por él constituyen parte del ajuar funerario de
Hetepheres, hallando explicación para todas y cada una de las dudas que
se le iban planteando a medida que progresaba la excavación.
Junto con Reisner, W. S. Smith refuerza esta misma teoría en el año
1.953, concretando cuáles son para él las causas que permiten hablar
de una tumba anterior a la de Guiza.
No fue hasta 1985 cuando Mark Lehner
puso en duda esa interpretación, criticada en 1996 por Peter Janosi,
según este último a falta de pruebas arqueológicas y contraria a las
últimas evidencias halladas en Guiza, especialmente con el
descubrimiento de la pirámide satélite por Zahi Hawass en 1.996;
sin embargo, Janosi no proporciona una interpretación alternativa. En
el año 2000, Han-Hubertus Münch
revisa los estudios y teorías planteadas para ofrecer una nueva visión
sobre la categoría de G7000X a la vista del material funerario
de la reina Hetepheres proveniente de este depósito. Münch sugiere la
posibilidad de que nos encontremos ante un depósito del material
utilizado en el ritual funerario de la reina; pese a no descartar la
posibilidad de la tumba, llega a la conclusión de que la calificación
de depósito plantea menos dudas e interrogantes que aquélla.
Lazos
familiares de Hetepheres I.
Se
da por sentado en cualquier libro que leamos que Hetepheres fue hija de
Huni, último rey de la III Dinastía, esposa de Esnefru, primer rey de
la IV Dinastía y madre de Jufu, segundo rey de la IV Dinastía, pero lo
que no se explica es el motivo por el cuál se han podido conocer estas
relaciones familiares o si sobre alguna de ellas podría planear la
duda.
Es
evidente que Hetepheres I fue esposa de Esnefru: en las jambas del dosel
y en parte del mobiliario hallado en este depósito estaban inscritos
los nombres de Horus y Nsw-Bity de Esnefru, lo cual significa que parte
de ese mobiliario había sido mandado hacer por ese rey para una de sus
esposas, y su esposa era aquélla cuyo nombre aparece grabado en parte
del resto del material hallado. La silla de mano nos ofrece su nombre
junto con sus títulos: “La madre del rey del Alto y Bajo Egipto,
compañera de Horus, Directora de los matarifes de la (Casa de la)
Acacia, cuyas palabras son órdenes, la hija del dios de su cuerpo,
Hetepheres”, pero, además del nombre, resulta significativo el título
“hija del dios de su cuerpo”, título que en la IV Dinastía
designaba a los hijos del rey.
Por lo tanto, aunque Hetepheres no sea llamada “hija del rey” y,
dado que el rey es el “gran dios”, no cabe duda de que también fue
hija de Huni.
Algo
más complicado resulta atribuirle la categoría de madre del rey Jufu.
Como hemos visto, Hetepheres llevaba entre sus títulos el de “madre
del rey del Alto y Bajo Egipto”, pero ¿a qué rey hace referencia?.
En el depósito objeto de estudio, fueron halladas una serie de
evidencias que llevaban inscrito el nombre de Jufu: en una de las cajas
del muro sur conteniendo lino se encontraron unos fragmentos de sellados
con la impronta del sello que, aunque incompleta, permitía leer el
nombre de Horus de Jufu, su título de Rey del Alto y Bajo Egipto y la
palabra “uabet”.
Este hecho, unido al hallazgo del depósito dentro del complejo del Jufu,
hizo suponer que el título de “madre del rey” de Hetepheres iba
referido a aquél, siendo por tanto éste su hijo y convirtiéndose
Hetepheres en una de las damas de mayor relevancia en la Historia de
Egipto en cuanto a los lazos familiares se refieren al ser hija, esposa
y madre de tres grandes reyes.
Hetepheres
sobrevivió a su marido, quien fue enterrado en su pirámide norte en
Dashur.
Aunque volveremos sobre ello, Hetepheres podría haber sido enterrada en
Dashur, junto a su esposo o, dado que le sobrevivió y siendo la posible
hija de Jufu, ser enterrada en el complejo funerario de este último en
Guiza. Como hemos visto, las primeras impresiones de Reisner al conocer
el contenido del depósito fueron las de hallarse ante la tumba de esta
reina. Pero hay muchos elementos que no encajan con el concepto de tumba
que nos ha llegado desde el Imperio Antiguo, ni resultan acordes con el
contexto en el que se enmarca.
En
este sentido, Münch hace un análisis adecuado de los principales
elementos por los que podría dársele a G7000X la categoría de tumba y
aquéllos por los que podría considerarse como un depósito de restos
de objetos utilizados en el ritual funerario de Hetepheres.
Con
los apuntes que desarrollo a continuación ofrezco prácticamente idénticas
conclusiones a las que llegó Münch, considerando a G7000X más como un
depósito del material usado en el ritual funerario en su sentido amplio
-momificación, ritos que acompañan a las ofrendas- que como una tumba,
sin descartar la posibilidad de que este depósito fuese utilizado
transitoriamente como lugar de descanso del cuerpo de la reina. Para
llegar a estas conclusiones analizaré tanto la estructura del depósito
como el material hallado en el mismo.
Estructura
de G7000X.
Los
elementos a que nos referiremos en este punto son: la falta de
superestructura, la ausencia de estela funeraria, el nicho con ofrendas
del pozo y la cámara inferior.
La
posición y categoría social de Hetepheres no permitirían un
enterramiento corriente como lo puede ser una tumba pozo. Lo lógico,
por lo que vemos en el resto de la familia real de Jufu y tal y como se
encuentra dispuesto el cementerio oriental de su complejo, hubiese sido
gozar de una mastaba, de mayor o menor tamaño –posiblemente lo
primero- y que ésta se hallase lo más cercana posible a la tumba del
rey, dada la proximidad también de su parentesco.
La estructura de la mastaba con su capilla, en donde se aloja la estela,
era fundamental para asegurar la vida en el más allá; el medio de
asegurarse las ofrendas con esta última y el modo de conseguirlas a
través del mantenimiento del culto posterior a su fallecimiento en su
capilla. G7000X, carece sin embargo de ambas, ni capilla ni estela, con
lo que resulta difícil ya de primeras considerar que nos encontramos
ante una tumba.
Pero
¿podría haberse construido en su momento una superestructura que
posteriormente desapareciese? o ¿podría haberse iniciado este depósito
con la idea de construir la superestructura que forma parte de una
mastaba sobre ella?. La estructura del pozo permite pensar en esta última
posibilidad: la cámara inferior y sin terminar podría haberse pensado
para albergar el sarcófago junto con el material funerario y, la cámara
superior servir a modo de serdab, conectando ambas cámaras por la
abertura practicada en la esquina suroccidental de esta última. Sin
embargo, resulta una interpretación un tanto forzada, especialmente si
además tenemos en consideración el nicho con ofrendas del propio pozo.
G7000X
aparece ante nuestros ojos como una tumba inacabada si atendemos a la cámara,
tan siquiera sin pulimentar, la cámara más inferior sin terminar y
taponada o el receso-nicho del muro este, pero el único motivo por el
que una tumba se puede hallar en la condición de inacabada siendo
sellada de la forma en que se hizo el presente depósito, sólo podría
ser la prisa en el enterramiento de la persona fallecida, es decir, su
muerte prematura y por tanto la imposibilidad de finalizarla; sin
embargo, hay que tener en cuenta que, aunque desconociendo el momento
exacto del fallecimiento de Hetepheres, su muerte no pudo coger a nadie
por sorpresa, debido a su edad.
Material
contenido en el depósito.
La
disposición del material en G7000X, tanto por su amontonamiento,
arbitrariedad en la colocación o distribución del mismo, ofrece una
primera sensación para el que lo ve de hallarse ante un almacén más
que ante una tumba. Por otra parte, ciertos elementos como el cofre canópico
o el sarcófago no se colocaron en el lugar habitual en el que se hacía
en las tumbas del Imperio Antiguo.
A.-
Lo primero que llama la atención es el sarcófago que se encuentra
situado en el muro este prácticamente a la entrada de la cámara. El
sarcófago debía haberse encontrado en el muro oeste, como es habitual
en el resto de tumbas.
Algo
también a tener en cuenta es el material con que se confeccionó el
sarcófago, la calcita o alabastro egipcio. Normalmente los sarcófagos
eran de granito
y podían estar decorados con la llamada “fachada de palacio”,
mientras que el de Hetepheres carece de decoración alguna. El alabastro
es un material que tiene por sí mismo un significado asociado, por su
color lechoso, a la pureza y a la maternidad en cuanto lactancia,
pudiendo haberse elegido éste por Jufu para su madre dentro del ritual
funerario. En cuanto a la forma y tamaño del sarcófago, hay que decir
que sí coincide con lo hallado en otras tumbas.
Sobre
el sarcófago estaban colocados los travesaños y jambas que componían
el dosel, parte de los cuales habían ido a parar al suelo, quedando
atrapados entre el muro y el propio sarcófago. Resulta inusual y
sorprendente que en una tumba se coloque sobre el sarcófago
absolutamente ningún objeto que no sea, en todo caso, una ofrenda
proveniente del ritual funerario.
El
sarcófago se encontró sellado y con todas las probabilidades de que en
su interior descansase la momia de Hetepheres, pero después de romper
los sellos y mover la tapa del mismo, se comprobó que estaba totalmente
vacío y sin señales aparentes de haber sido alguna vez utilizado.
Además, en su examen pudieron apreciarse una serie de daños
inflingidos al mismo en los laterales de la parte superior: una serie de
lascas se habían desprendido del sarcófago, según Reisner debido a la
actividad de los ladrones en la tumba de Dashur. Por el contrario, los
daños que presenta el sarcófago, apenas apreciables, no son
suficientes para haberlo conseguido abrir, ni por tanto consecuencia de
actos vandálicos. Parte de estas lascas fueron halladas en una de las
cajas de madera apiladas en el muro sur, cajas de madera que contenían
en su interior, además de estos trozos pertenecientes al sarcófago,
lino y sellos rotos.
Por
otra parte, el sarcófago se encontraba todavía sobre los rodillos
utilizados para su transporte.
Falta,
de esta forma, uno de los elementos esenciales en una tumba,
especialmente en una de la realeza o de la élite, esto es, el cuerpo
del fallecido, aquél para quien se ha construido la tumba. La ausencia
de cuerpo o restos de él, la falta de evidencia de que el sarcófago
fuera alguna vez utilizado, unido a que la presencia de este último no
determina el hallarse ante una tumba, es otro de los motivos para dudar
de ello y otro a favor de entender a G7000X como depósito o almacén.
B.-
El cofre canópico fue hallado en el nicho practicado en el muro oeste,
cuyas medidas
resultan excesivas para contener tan sólo un cofre, de ahí que Reisner
concluyera que la intención que se perseguía con esto era la de
ensanchar la cámara. Este nicho fue tapado con mampostería tras
colocar el cofre en su interior en la esquina suroeste. El cofre todavía
se hallaba sobre la camilla de madera utilizado para su transporte,
sellado y con las marcas en el sello de la cuerda que lo había
protegido. En su interior, en cada uno de los cuatro compartimentos de
que constaba, estaban depositados unos paquetes envueltos en lino,
flotando en un fluido cuyo análisis permitió conocer que se trataba de
una solución de natrón al tres por ciento.
Las
cuestiones que surgen son varias: por una parte, el nicho debiera de
haberse localizado a los pies del sarcófago, hacia el sur y,
posiblemente, en una hendidura practicada en el suelo a tal efecto.
Por
otra parte, la solución al tres por ciento de natrón tan sólo es
representativo de haberse llevado a cabo una momificación, pero a falta
de análisis que determinen si son o no las vísceras de la reina las
contenidas en él, su presencia no es indicativa de hallarse ante una
tumba, ya que pueden resultar los restos de una momificación practicada
y no los propios órganos, por tanto, engrosa la lista de las causas por
las que podemos decir que nos encontramos ante un depósito.
C.-
El mobiliario. Si bien es cierto que determinados elementos de la vida
cotidiana conformaron el ajuar funerario de las tumbas en épocas
anteriores a la IV Dinastía, no es menos cierto que hasta la fecha no
se halla encontrado tumba alguna en Guiza, inviolada, real o civil, con
mobiliario tan siquiera parecido al de G7000X. Este hecho no significa
que otras tumbas reales o de la élite no gozasen del mismo privilegio,
pero sí resulta, cuando menos, un dato a tener en cuenta el que tan sólo
se disponga de mobiliario similar en las representaciones de los muros
de las capillas de ciertas tumbas. Si estas representaciones muestran o
no, o se corresponden o no con el ajuar de que pudiesen disponer las
mismas, es algo que analizaremos más adelante, por lo que ahora tan sólo
lo apuntamos.
D.-
Junto a los elementos expuestos, una serie de cajas sin sellar en el
muro sur de la cámara. Su situación nos hace pensar que fue lo primero
que entró en ella y que se colocó en ese mismo lugar desde el
principio. Los sellos estaban dentro de las cajas y en el suelo,
esparcidos, gran cantidad de trozos de cerámica roja rotos. Las cajas
también contenían gran cantidad de lino y restos de yeso. Una
explicación para el lino puede ser su utilización como cortinas para
cubrir el dosel, al igual que las tiendas de campaña eran cubiertas con
esteras. Pero otra explicación igualmente plausible es que puede estar
conectado directamente con el proceso de embalsamamiento de la reina
Hetepheres, resultando ser, por tanto, los restos del material utilizado
en este proceso.
Hasta
el momento, hemos puesto en duda que nos hallásemos ante una tumba y,
si esto es así, debemos buscar otra denominación para G7000X. Una
respuesta posible es la de entenderla como un depósito de material
funerario. Son varios los rituales que se llevan a cabo antes y durante
el enterramiento del fallecido y de gran parte de estos rituales
encontramos evidencias en este depósito, pudiendo concretarse en:
momificación, ritual de presentación de las ofrendas y objetos
utilizados en la procesión funeraria.
G7000X
como depósito de restos del material utilizado en la momificación de
Hetepheres.
Como
vimos más arriba, existen ciertos indicios que llevan a pensar en la
posibilidad de que este depósito contengan los restos del material
utilizado en la momificación de Hetepheres. El lino, hallado en las
cajas, los restos del cofre canópico y el yeso son pruebas que avalan
esta teoría.
Depósito
de material utilizado en el ritual de presentación de las ofrendas.
Tal
y como apunta Hassan,
la provisión de comida a los muertos en el antiguo Egipto consiste en
algo más que en llevar una determinada cantidad de aquéllas a la tumba
o colocarla en la cámara funeraria. Estas ofrendas van acompañadas de
ciertos ritos que serán incorporados a las estelas funerarias como fórmulas
o listas de ofrendas, además de ser representadas en los muros de las
capillas de las tumbas. De los diecisiete ritos que solían llevarse a
cabo, sólo diez se encuentran en las mastabas más antiguas y, de
algunos de ellos, podrían encontrarse evidencias en este depósito que
nos ocupa.
A.-
El sarcófago todavía se hallaba en la cámara sobre los rodillos que
lo transportaban. Este sarcófago no tenía que ser necesariamente el
utilizado para contener el cuerpo de la reina, de hecho está
atestiguada la utilización de sarcófagos de caliza y granito
conjuntamente, por lo que podría haber formado parte del ritual
denominado “arrastrar el sarcófago”. Los desconchados de éste podrían
deberse a este ritual o a otro semejante llevado a cabo en el interior
de la cámara del depósito, recogiendo los sacerdotes tras el rito las
lascas e introduciéndolas en las cajas. El ritual para el que es
utilizado el sarcófago o, al menos, una posible evidencia del mismo, la
cita Baines
haciendo referencias a un relieve del Imperio Antiguo en donde se
muestra a los transportadores alrededor del rey representando una
especie de ritual.
2.-
El lino contenido en las cajas podría, si no en su totalidad al menos
en parte, haber formado parte del ritual conocido como “presentación
de la ropa”, clasificación número 12 de Hassan. –esta escena y
ritual en concreto, aparece en ls mastabas más antiguas, en las jambas
de las falsas puertas. En un principio no fue directamente asociado con
el ritual de presentación de las ofrendas, pero sí con el lugar en que
se desarrollaba el acto.
El
sacerdote es representado portando dos bandas o toallas de lino,
siguiendo a un hombre que porta la caja de ofrendas. Es posible que se
llevase a cabo este ritual tanto en la procesión funeraria como en el
interior de la cámara, resultando en este último caso factible que se
colocasen las cajas primero al fono de la cámara –lugar en donde se
encontraron por Reisner- se rompiesen los sellos y se sacase el lino
para proceder al cumplimiento del ritual. Por supuesto, evidencia que
corrobore esta sucesión de hecho no la hay, tan sólo que tanto lino
como cajas pudieron haber estado directamente asociados con uno de los
rituales seguidos en la presentación de las ofrendas.
3.-
El suelo de la cámara, especialmente la esquina sureste de la misma,
estaba cubierto de una gran cantidad de fragmentos de cerámica roja. Su
localización en la tumba evidencia que debió ser rota antes de colocar
el resto de los elementos en su emplazamiento final. Aunque Lehner aduce
como causa de ello la falta de cuidado puesto en el enterramiento de la
reina no explica el motivo, como menciona Münch, de por qué motivo la
cerámica no fue repuesta, dado que la misma era utilizada para contener
las ofrendas, siendo así que formaban parte del equipo funerario. No
sería inusual haber hallado parte de la cerámica rota, al igual que en
otras tumbas intactas, pero no en las cantidades que aparecen en G7000X.
Por
ello, otra posibilidad que se plantea es que en la cámara se llevase a
cabo la ceremonia conocida como “ceremonia de romper la cerámica
roja”, atestiguada también en Guiza
y a la que se refiere la Declaración 244 de los Textos de las Pirámides.
Junto
con lo mencionado en el caso del lino y de las cajas, se podría
reconstruir parte de lo ocurrido en la cámara del depósito, al menos
en la zona sur de la misma con anterioridad a que fuese introducido el
resto del material: se colocan las cajas, se rompen los sellos, ¿se
presenta el lino?, proceden a realizar algún tipo de ritual sobre el
sarcófago que hace que salten unas lascas dejando una serie de
desconchados en el mismo, para terminar cerrando las cajas con los
sellos rotos, el lino y las lascas de alabastro contenidos en su
interior. Podemos asociar este rito de la cerámica con el número seis
de la lista de Hassan.
4.-
Entre otros objetos también se encontraron un aguamanil y una jofaina.
Ambos están estrechamente relacionados con el ritual funerario y, en
concreto, con la presentación de las ofrendas. Según Radwan,
su destino era servir para lavarse las manos antes y después de una
cena, por tanto de uso cotidiano. Al mismo tiempo se han hallado en
tumbas
tanto de este período como de épocas anteriores buenos ejemplos de
ellos y, a menudo, de dos en dos juegos. Sería, así, un elemento de
normal pertenencia al ajuar funerario. El material varía desde los
primeros ejemplos en cerámica de
la I Dinastía, contando con ejemplos también en cobre.
Pero
también son objetos asociados con el ritual que acompaña a las
ofrendas, en este caso es el llamado de “presentación de la jofaina y
el aguamanil” representado en numerosas tumbas,
y con el número 23 de la lista de Hassan. En ella se representa a un
sacerdote portando ambos objetos. Muy presente en la IV Dinastía,
siendo representada en las escenas de la estela de falsa puerta.
5.-
La impronta de sello con el nombre de Horus de Jufu recoge el término
“uabet” o “lugar de purificación”, término asociado con los
funerales o embalsamamientos.
6.-
En relación con las jarras, vasos y platos de tamaño natural, así
como los modelos en miniatura de los mismos hallados en piedra,
fundamentalmente, es cierto que son objetos propios de las tumbas. Pero
hay que tener en cuenta que también son incluidos en aquellos depósitos
pensados para albergar ofrendas o a contener los restos destinados al
culto real.
Ejemplo
de lo primero lo constituyen las pirámides de ofrendas de las reinas
Neit y Apuit;
especialmente en la de Neit se halló abundante vajilla en piedra de
todas las formas y dimensiones. Por otra parte, al este de la pirámide
de Dyedefra, concretamente en el sector noreste, fuera del muro que
rodea el complejo, se halló un hoyo que fue excavado con la finalidad
de contener los restos del culto real; en su interior, numerosos
recipientes en miniatura cuya tipología permiten datarlos en la IV
Dinastía o principios de la V.
Depósito
de objetos representados en la procesión funeraria. El mobiliario.
Acorde
con lo expuesto por Junker y Hassan no hay evidencias en las
tumbas de la IV Dinastía de mobiliario semejante o no al que nos ocupa.
La explicación que ofrece Hassan es la misma que para la ausencia de
vasos de piedra en mastabas como la de Rahotep,
en Meidum: hasta finales de la III Dinastía, el muerto era enterrado
con parte de sus pertenencias, a partir de entonces, todos estos artículos
pudieron verse reemplazados por representaciones de las mismas. En el
Imperio Antiguo parecen haber desaparecido tanto las listas como los
objetos en sí mismos, pero aparecen en representaciones en las jambas
de las estelas de falsa puerta o en los muros de las capillas.
Este
último es el caso de la mastaba de Meresanj III, en Guiza,
situada en el cementerio oriental. La tumba de esta biznieta de
Hetepheres I fue saqueada, pero del mobiliario, si es que en alguna
ocasión lo contuvo, no quedó resto alguno a excepción del relieve del
muro sur de su capilla en el que se representan prácticamente las mismas
piezas que las halladas en G7000X: una silla con reposabrazos, un
apoyacabezas, una cama canópica, un dosel, cajas de jarras para ungüentos,
ropa y otros objetos, todos ellos enmarcados en la procesión funeraria.
Por
ello, aunque es posible que todo este mobiliario conformase el ajuar
funerario como objetos de la vida cotidiana, también es cierto que,
dado el contexto funerario en el que son representados en la tumba de
Meresanj III y el contexto en el que se hallaron en G7000X, puede dar
origen a pensar en ellos como parte del material utilizado en el ritual
funerario, motivo por el que fueron a parar los pertenecientes a
Hetepheres a este depósito.
Münch
se fija en la figura de un hombre “construyendo una cama” en una
escena
de las que hemos venido denominando como “escenas de la vida
cotidiana”, para concluir que, si se compara con el ritual que recoge
el Papiro Ramesseum E, datado en el Imperio Medio pero que puede hundir
sus raíces en el Imperio Antiguo, y dada la proximidad habitual de estas
escenas de los artesanos trabajando con aquéllas en las que se les
representa tirando o arrastrando una estatua o momia, la conexión con
el ritual funerario resulta evidente.
Resulta
cuando menos curioso hacer referencia a un dato un tanto significativo.
En el suelo de la cámara de G7000X, en mitad de la misma, Reisner
encontró una cesta que contenía restos de yeso. Probablemente y, como
él opina, pueda tratarse del emplaste usado para sellar el nicho en el
que se halló el cofre canópico –si no puede atribuirse, de nuevo, al
proceso de momificación-. Reisner menciona también la existencia de
yeso en el suelo de la cámara, lo que indicaría que el cofre fue uno
de los primeros objetos en introducirse y colocarse en su lugar
definitivo junto con los ya mencionados más arriba. Aún así, no deja
de resultar chocante el hecho de que el yeso permaneciese en el suelo y
las herramientas, o más bien medios, con que sellaron el nicho quedasen
abandonados en el medio de la cámara. De nuevo parece que nos
encontramos ante un depósito y no una tumba.
Uno
de los rituales que acompañaban a la presentación de las ofrendas es
el llamado “barrer las huellas”; ritual número diecisiete. No se
conoce a ciencia cierta si el sacerdote llevaba a cabo este ritual antes
o después de presentar las ofrendas, ni el significado exacto, pero en
el ritual del templo se consideraba necesario eliminar toda huella de
presencia humana del santuario. Quizá esta acepción no encaje a la
perfección en el caso concreto de este depósito y no hubiese sido
necesario limpiar el emplaste del suelo, pero lo que sí es cierto es
que el grado de dejadez y arbitrariedad que vemos en G7000X no se conoce
en ninguna tumba, aunque el esfuerzo realizado fue considerable en orden
a la obtención de un depósito funerario.
Con
estos apuntes parece más probable que G7000X sea un depósito funerario
más que una tumba, a pesar de que no pueda afirmarse categóricamente.
Evidentemente, el hecho de tratarse de un depósito no resulta algo
excepcional si lo comparamos con los depósitos de ofrendas de las pirámides
de las reinas Neit y Apuit, el pozo de Udyebten, o el destinado a
guardar los restos del culto real en Abu Roash, cerca de la pirámide de
Dyedefra, todos ellos datados en el Imperio Antiguo. Incluso depósitos
de restos del proceso de momificación han sido hallados más
frecuentemente en épocas posteriores en los que aquéllos son
enterrados utilizando vasijas y ataúdes a tal efecto.
Pero
si G7000X no es la tumba de Hetepheres, ¿en donde pudo haber sido
enterrada o qué ha sido de su cuerpo?.
En
principio, resulta lógico que siendo esposa de Esnefru fuese enterrada
en Dashur junto a su marido; en este sentido Hetepheres descansaría en
una mastaba junto a la Pirámide Roja. Al este de la Pirámide norte, se
ubica un cementerio del Imperio Antiguo en el que están enterrados
otros miembros de la familia de Esnefru,
algunos de ellos, probablemente o casi con seguridad, hijos de este rey.
De hecho, estos cementerios no han sido excavados extensamente, tan sólo
parcialmente. No sabemos si una búsqueda exhaustiva llevaría a
encontrar una tumba que perteneció a Hetepheres I en esta zona o que
estuviese construida y preparada para ella, pero alojando el cuerpo de
otro inquilino.
Sin
embargo, creo que es difícil pensar en hallar una tumba suya en Dashur,
a no ser que sea la última posibilidad apuntada en el párrafo anterior
y no como propone Reisner en cuanto a enterramiento original de esta
reina, especialmente si consideramos a G7000X como depósito, ya que
como tal debiera de emplazarse a poca distancia de la tumba del
propietario para quien se llevaron a cabo los rituales funerarios
descritos. Por tanto, la tumba debe buscarse en Guiza y, con toda
probabilidad, dentro del complejo funerario de Jufu.
Al
parecer, G7000X fue el primer depósito del cementerio oriental.
Posiblemente Hetepheres fuera a ser enterrada en la pirámide inacabada
cuya estructura permanece en el área noreste. Esta pirámide se
encuentra tan sólo a veintiocho metros de la GI-a y alineada al norte
con G7000X, coincidiendo su corredor descendente, en paralelo, con el de
la GI-a y con el de la pirámide de Jufu. Por estos motivos esta pirámide
inacabada podría haber sido la primera en construirse de aquéllas de
las reinas, es decir, la GI-a trasladada a su ubicación actual por
posibles modificaciones arquitectónicas realizadas por Jufu en su
complejo y comenzada a construir antes que el depósito que nos ocupa.
Esta
teoría de los cambios estructurales en el complejo funerario, defendida
por Mark Lehner, ha sido discutida o puesta en duda a falta de pruebas
que lo evidencien, aunque creo que resulta más que constatable que Jufu
modificó en varias ocasiones los planos, al menos, del interior de su
pirámide, debido muy probablemente a la mayor preponderancia que quiso
darle al culto solar; lo que originó el cambio de planes en el interior
de la pirámide muy bien pudo dar lugar a cambios arquitectónicos o
estructurales en el resto de su complejo funerario, especialmente en el
templo alto, lugar al que afectaría con más fuerza el culto solar en
relación con la estructura del propio templo.
Si
esta pirámide que venimos mencionando, como es obvio, no fue acabada a
tiempo para el enterramiento de Hetepheres al momento de su
fallecimiento, ya que a pesar de conservarse el inicio de su
superestructura tan sólo se practicó el inicio del corredor
descendente, podría haberse utilizado G7000X como tumba provisional y,
por este motivo ver conviviendo posibles elementos propios del ajuar
funerario con otros propios de un depósito en el sentido que venimos
desarrollando. Este enterramiento sería tan sólo provisional, hasta
que la GI-a fuese terminada y, de esta forma, llevar el cuerpo de
Hetepheres a la misma y sellando definitivamente el depósito que en un
momento podría haberlo contenido. La GI-a sería posiblemente saqueada
a finales del Imperio Antiguo perdiéndose el cuerpo y toda la información
necesaria con la desaparición de su capilla.
En
cuanto a la posible pirámide inicial GI-a, Hawass opina que podría ser
más bien lo que él llama tentativa de pasadizo, o lo que luego sería
la pirámide satélite del complejo, descubierta por él en el ángulo
suoriental de la Gran Pirámide, en 1996.
Conclusiones
Aún
sin poder afirmar categóricamente que G7000X no es la tumba de
Hetepheres I, estoy conforme con Münch en que su clasificación como
depósito de los objetos utilizados durante el ritual funerario en su
sentido más amplio, concuerda más con las evidencias de que disponemos
y plantea muchas menos incógnitas e interrogantes que si lo
consideramos como una tumba.
Esta
consideración podría utilizarse para sentar la base de una nueva búsqueda
de su tumba en Dashur, pero hasta el momento y mientras no contemos con
nuevas evidencias proporcionadas por nuevos hallazgos, especialmente en
las tumbas del Imperio Antiguo, que nos permitiesen dar un giro a los análisis
realizados, en concreto, en cuanto al material hallado, creo que se debe
considerar como válida la idea de que esta reina fue enterrada
definitivamente en la GI-a, lo más cerca posible de Jufu, por su tan próxima
relación de parentesco con el rey, ubicándose cerca de ella, a tan sólo
unos metros, el depósito del material utilizado para llevar a cabo los
ritos que tuvieron lugar durante sus funerales.
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Artículo
publicado en el BASADE I
(C)
Asociación Andaluza de Egiptología (ASADE) 2003
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