La familia real adorando al Aton.
C1.- Muro Sur
Va a ser esta la primera ocasión en que hace
su aparición la madre del rey, la reina Tiy. Como vemos,
toda la decoración de la tumba gira alrededor de este
acontecimiento, la vista de Tiy a Amarna, a excepción de la
recepción del tributo de los países extranjeros. La verdad
es que se desconoce si Tiy llegó a Amarna con la idea de
quedarse durante un largo período o si su visita fue más
bien corta,
pero lo que sí se puede asegurar es que tanto Ajenaton como
Nefertiti, y especialmente el primero, tenía que sentirse
satisfecho por esta visita por suponer un reconocimiento a
sus actos por parte de la reina madre; por otra parte, Huya,
era uno de los grandes oficiales de la reina Tiy, por lo que
la satisfacción tendría que ser idéntica a la que sentía
Ajenaton por otras causas, dado que entre su Señora y su rey
reinaba la armonía.
Las dos escenas que vamos a explicar a
continuación tienen una característica común: la búsqueda de
la simetría, aún habiendo tenido en cuenta la compensación
de volúmenes en ambos planos, provoca la aparición de
grandes espacios en blanco dentro de la composición a la que
no nos tiene acostumbrado el arte egipcio.
No pudiendo disponer la representación de un
dios antropomorfo, el eje central de la escena siempre se
encuentra en el disco solar, en el Aton desplegando sus
rayos, o sus cartuchos si él no está presente. El problema
aparece cuando la escena en su totalidad está presidida por
el Aton como es el caso que nos ocupa, provocando mayores
problemas el hecho de que las personas a representar en cada
parte del eje no coincidan en número o tamaño. Veamos pues
cómo el artista intenta solucionar el problema.
Contamos con dos figuras de gran tamaño que
son Ajenaton y Nefertiti, frente a ellos se sienta la reina
Tiy, tan sólo una persona. Al lado de Ajenaton y su esposa
se sientan dos niñas, al lado de Tiy sólo una. Para
compensar esta diferencia de volúmenes y conseguir una
simetría cuasi-perfecta se utilizan las mesas de comida:
adelantando hacia Ajenaton la que le corresponde, ya tenemos
un grupo compacto en la parte izquierda del eje y un grupo
más homogéneo en relación con el anterior, en la parte
derecha del eje. Sin embargo tenemos todavía un espacio muy
vacío entre el rey y su madre, es por eso que aparecen aquí
las figuras de un sirviente y de Huya atendiendo a su
Señora. Sobre estas figuras queda un espacio sin cubrir que
no daría problemas si estuviese ocupado por la cabeza de un
segundo acompañante de la reina Tiy, pero a falta de él, se
coloca una pequeña repisa con unos recipientes y dos
pequeñas lámparas encendidas. Aunque la composición
simétrica está bastante lograda, parece a simple vista un
tanto forzada y, aún así no conseguida pues continúa
existiendo un vacío entre ambos.
Exactamente igual ocurre en la escena de la
pared suroccidental, con la diferencia de que en este caso
al carecer de las grandes mesas de comida, sustituidas por
otras diminutas, y de los rayos del Aton, el vacío existente
entre madre e hijo resulta aún más patente. Lo curioso es
que, si nos fijamos, la composición es prácticamente
idéntica con la salvedad de la ordenación de las figuras, de
manera que la reina Tiy ahora se encuentra en la parte
izquierda del eje. Quizá para hallar la simetría adecuada
habría que conjugar estas dos escenas principales y verlas
como un todo. Si así lo considerásemos, la composición
lograda gozaría de una simetría perfecta.
C.1.1. Parte oriental. Escena principal:
Banquete real.
A la izquierda están las figuras de Ajenaton
y Nefertiti sentados en unas sillas de respaldo alto y cuyas
patas acaban en garras de león. De la figura de Nefertiti
apenas queda nada visible salvo parte de la indumentaria; un
vestido, un ancho collar y los brazos adornados con
brazaletes, mientras en la cabeza lleva un simple tocado con
un ureus. De la figura de Ajenaton no queda huella alguna de
su rostro, pero se puede ver que el tocado también es
bastante simple. Junto a Nafertiti están sentadas las
princesas Meritaton, a la izquierda, y otra cuyo nombre se
ha perdido. Frente a la familia real se encuentra Tiy
sentada en otra de esas mismas sillas; al igual que sus
anfitriones apoya sus pies en un escabel. La peluca de Tiy,
con un doble ureus frontal, es coronada por las dos plumas y
el disco solar, del que sale otro doble ureus, y flanqueados
por los cuernos. A su lado está también sentada la hija de
Tiy, Baketaton, hermana de Ajenaton, de quien Tiy parece
coger algo con su mano izquierda. Las sillas de las tres
princesas son réplicas exactas de las de sus respectivos
padres. Entre ellos, varias mesas de comida y tinajas
conteniendo la bebida. Todos ellos están comiendo a
excepción de Tiy que no parece estar llevándose nada a la
boca; Ajenaton, un gran hueso de carne; Nefertiti, un ganso.
Entre ambo dignatarios se encuentra representado Huya.
Por encima de ellos el Aton, el disco solar
desplegando sus rayos terminados en manos sobre los tres
personajes principales y las mesas de comida, otorgando el
símbolo de la vida a los rostros de aquéllos.
Las subescenas tienen lugar en dos registros
inferiores. En el inmediatamente inferior aparecen
representados dos grupos de guardias
en ambos extremos. En el centro, unos sirvientes prueban la
comida que servirán a la familia real; en este grupo parece
que se encuentra Huya probando de nuevo los alimentos antes
de llevarlos a sus señores. También nos muestran un grupo de
músicos femeninos, la primera de ellas tocando un arpa.
En el segundo registro, unos sirvientes
tienen preparada la comida y la bebida,
mientras que otros la prueban al igual que los del registro
superior.
Tras ellos, un grupo de músicos masculinos, cuya
indumentaria y cráneos alargados en su parte superior nos
indica que son extranjeros, con probabilidad de ser su
procedencia sirio-palestina. Los instrumentos que portan son
también extranjeros, tocando el primero una especie de arpa
de exageradas dimensiones.
La escena ha terminado y el encuadre de la
misma, que hemos comentado más arriba, separa ésta de otra
de tipo rural de la que apenas queda nada. En toda la tumba
existían estas escenas inferiores de la vida en el campo,
pero ahora la mayoría se han perdido. En este caso se ha
representado una escena de la cosecha.