Ficha Técnica |
Objeto:
Estatuilla de Portador. |
Época: Imperio Antiguo, VI Dinastía, reinado
de Pepi I (aprox. 2289-2255 a.C.). |
Dimensiones: Alto: 36,5 cm. |
Material: Madera tallada y policromada. |
Técnica utilizada: Tallado. |
Ubicación: Museo Egipcio de El Cairo. |
Número de Registro:
JE 30810
= CG 241. |
Estado de conservación: Excelente. |
Yacimiento arqueológico: Hallada en la Tumba
Meir A-1 perteneciente a Nianjpepi, por las excavaciones
del Servicio de Antigüedades Egipcio en el año 1894.. |
Estatuilla de Portador de la Tumba de Nianjpepi Meir A-1.
1.
Descripción formal.
-
Iconografía:
Esta
escultura egipcia representa a un hombre de pie tallado en
madera y policromado. Va vestido con una peluca negra
corta imitando un pelo rizado, con una mirada seria hacia
el horizonte, al igual que el resto de sus trazos
faciales. Cabe destacar la intensidad de sus ojos,
bordeados en un negro intenso al igual que la pupila y el
iris (apenas se marca la separación entre ambas partes) y
con un blanco puro de fondo de ojos. El artesano ha
logrado, aplicando una policromía tan intensa, que los
ojos de la figura sean la parte de la composición que más
resalte. A la espalda carga, mediante una correa, con una
cesta de color blanco con los bordes verdes. Con el brazo
izquierdo se ayuda para aguantarla y con la mano derecha y
su antebrazo sujeta en posición horizontal una pequeña
cesta decorada a cuadros, simulando la cestería realizada
en material vegetal, y policromada en color ocre, verde,
azul, rojo y blanco. El conjunto forma un motivo
geométrico romboidal. La base de la bolsa ha sido provista
de dos apéndice, quizá para ser clavados en el suelo
asegurando que la bolsa se mantuviera en pie. El pecho lo
tiene descubierto, aunque prácticamente oculto por la
cesta. Como único vestido, el hombre lleva una falda
ceñida blanca que le nace en la cintura y llega hasta las
rodillas. Como la mayoría de representaciones de
portadores de ofrendas no lleva sandalias, y al igual que
la mayor parte de las esculturas policromadas que
representan hombres, su cuerpo ha sido pintado en tono
marrón-rojizo. Su pierna izquierda se encuentra
adelantada, y está situado sobre una base de madera
rectangular y plana. Su aspecto físico es muy proporcional
y en las piernas puede observarse una tímida marcada
musculatura. Quizás tiene los tobillos algo gruesos y las
piernas un poco largas en comparación al cuerpo, pero nada
más lejos de las demás representaciones humanas egipcias
de esta época, existiendo siempre alguna excepción.
-
Función:
Este tipo de esculturas, donde se
representa a personas (hombres y mujeres), portando
ofrendas al difunto tenían una función funeraria. Eran
colocadas en las tumbas con este propósito; facilitar en
el Más Allá las mismas comodidades que tenía el difunto en
vida. Este fin hace que, al mismo tiempo, la figura tenga
una función religiosa; dada por las creencias de los
antiguos egipcios en que todo lo que era representado de
forma material podía cobrar vida en “Occidente”.
-
Composición:
Toda
escultura mantiene un equilibrio interno, en este caso, al
ser una obra introspectiva, su composición es cerrada.
-
Líneas
compositivas:
Dichas
líneas definen el movimiento interno de la obra; unas
líneas imaginarias que se visualizan porque el artista, en
este caso artesano, ha dado protagonismo a ciertas formas
que constituyen el ritmo de la escultura. Gracias a estas
líneas podemos decir que, en este caso, se trata de una
escultura dinámica con movimiento (marcado por el
adelantamiento de la pierna izquierda; este movimiento es
visible en todas las esculturas egipcias representadas de
la misma manera que esta, ya sea en madera u otros
materiales) con una línea compositiva claramente vertical,
marcada por la posición, en pie, de la figura humana.
-
Recursos
técnicos:
El artista
pule la madera casi a al perfección y le aplica una
policromía, junto con una decoración (la peluca y la
falda), con clara intención de darle un carácter bastante
realista a la obra. Conviene destacar la intensidad con la
que han sido pintados los ojos del portador.
-
Relación
con el entorno:
Las
esculturas se ubican o han sido ubicadas en un lugar
concreto para que desarrollen una función determinada que
las contextualiza. El entorno puede recibir un significado
nuevo con la escultura o, lo contrario, la escultura puede
adquirir un significado del entorno para el cual fue
proyectada. Este segundo caso es el del portador de
ofrendas; una escultura realizada con un claro fin
funerario y por tanto para ser introducido en una tumba,
por lo que, el tamaño de la estructura funeraria, aunque
también su función, limita el tamaño de la escultura.
-
Epigrafía:
Las inscripciones grabadas en la base de la
estatua refieren algunos de los títulos y epítetos de
Nianjpepi: “Superintendente del Alto Egipto, Canciller del
Rey del Bajo Egipto, amigo único, …”
2.
Significado de la obra.
-
Elementos
propios del estilo:
La
escultura es un claro ejemplo del arte del Imperio Antiguo
aunque con una mayor evolución de sus formas hacia una
mayor finura, sobre todo, a causa del material con el que
ha sido realizada: la madera, ya que permite eliminar la
columna que tienen por la parte posterior las esculturas
en piedra. Y un preludio de cómo serán las esculturas en
el primer período intermedio e imperio medio, mucho más
“libres” al no tener pilares dorsales (en las obras
realizadas en madera), con algo más de movimiento o con
esa sensación. Obviamente es una escultura que sigue los
cánones del arte egipcio; simetría compositiva, una
codificación rígida, con unas perfectas proporciones, y
aún con algo de hieratismo.
-
Relación
entre la forma y la función:
Como ya se
ha mencionado anteriormente la función de la escultura es
religiosa y funeraria, por tanto, para ser depositada en
una tumba junto al difunto; para que pueda llevar a cabo
el motivo que ha hecho que se realice esta estatuilla de
portador, el satisfacer las comodidades del propietario en
el Más Allá.
-
Iconología:
El sentido
de esta obra está totalmente ligado a su aspecto físico,
es decir; se trata de una estatua creada con un fin, ya
mencionado en el apartado anterior, de carácter religioso.
Su existencia es necesaria para que en la “otra vida” se
materialice o cobre vida para poder llevar a cabo su
función (la misma que ejerce el personaje en la escultura,
portar ofrendas al difunto). Los egipcios pensaban que
después de la muerte del cuerpo, el “alma” seguía viva y
se dirigía a los dominios de Osiris, donde la vida era más
cómoda pero lógicamente se tenía que trabajar todos los
días. Este hecho hizo que los egipcios idearan pequeñas
estatuas que les ayudaran a que el resto de su existencia
fuera lo más tranquila, cómoda y segura posible; a través
de los ushabtis, de otras estatuillas y maquetas
representando portadores de ofrendas, palacios, escenas de
pesca, de talleres, de agricultura... básicamente creaban
una serie de figuras con la idea de que en el Más Allá
cobraran vida para trabajar por ellos y facilitarles todo
lo que los difuntos tenían en vida.
-
Relación
de la obra con la época:
Esta
escultura es de finales de la IV Dinastía, lo que la sitúa
entre el final del Imperio Antiguo y el inicio del Primer
Periodo Intermedio, una época de crisis. En donde los
nomos van adquiriendo más importancia ante un poder
centralizado y donde va adquiriendo más importancia el
individuo ante el grupo. En el terreno artístico (en
escultura y la pintura parietal, que le empieza a ganar
terreno al relieve), esta situación lleva a que las
representaciones humanas y animales “cobren vida”, en un
sentido artístico, es decir, se van alejando del
hieratismo de las III, IV y V Dinastías. Al mismo tiempo,
se amplia el colorido y la gama de colores utilizada.
3.
Trascendencia de la obra.
Esta estatuilla de portador
pertenece a lo que se llama maquetas funerarias, esculturas
y grupos escultóricos realizados en madera policromada (en
la mayoría de casos), que eran colocadas en las tumbas para
satisfacer las posibles necesidades de los difuntos. La obra
que se está describiendo es una más de estas maquetas que en
estos momentos hacen su aparición y su popularización y que
en el Primer Período Intermedio e Imperio Medio llegarán a
su punto más álgido en cuanto a calidad y finura. En el
Imperio Nuevo también seguirán existiendo hasta la Baja
Época, donde su producción aumenta pero su calidad va en
declive.
Buena muestra de su evolución
son el conjunto de maquetas funerarias de la tumba de
Meketra, en el Primer Periodo Intermedio, o las portadoras
de ofrendas y "concubinas" del Imperio Medio.
4.
La Tumba de Nianj-pepi (Niankh-pepi).
Ver
fotografías de la tumba de Nianjpepi
Nianjpepi, gobernador del nomo
XIV del Alto Egipto, fue también conocido con el nombre de
“Hepi el Negro”. Su enorme tumba en la actual Meir es
reflejo de la importancia de su estatus social como
Canciller de Pepi I durante la Dinastía VI. La tumba está
conformada por cuatro cámaras. En la primera, la más grande,
Nianjpepi y su esposa son representados recibiendo ofrendas
de ganado, aves, animales y comida, y observando una escena
de caza y pesca. En el muro occidental de la tumba hay una
estela con mesa de ofrendas en frente de ella. Numerosos
pozos en el interior de la tumba constituyen los lugares de
enterramiento de Nianjpepi y sus familiares. Su hijo
Pepyankh fue enterrado en la tumba adyacente Meir A-2. |