El vino de Pendophis
La barcaza de carga avanzaba río arriba, empujada por la brisa del norte. La
noche era cálida. El contramaestre Ajephet se encontraba al timón en ese
momento, junto al recien incorporado navegante Netbet. Los otros cuatro navegantes descansaban en el sollado. Procedían de Bubastis con un
cargamento de vasijas de vino y se dirigían a la ciudad de Hermópolis. Netbet señaló la escotilla de la bodega de carga.
- Excelente vino el que transportamos en esa bodega. Es del año quinto de Su
Majestad Acojhoneph III , el que con su luz ilumina los días de Egipto. Va
destinado a la cortesana Pendophis. Se rumorea que fue amante del Faraón.
- Guarda la lengua Netbet, en tu situación de recién incorporado no puedes
airearla con esa alegría. Ahora dime por qué consideras que el vino que
transportamos es de excelente calidad. Dime también como un navegante novato
como tu puede saber a quién va destinado este caldo de los dioses y dime
donde aprendiste a leer la lengua sagrada.
- Se lo que me digo. He probado ese manjar en dos ocasiones. Puedo leer perfectamente las etiquetas de las vasijas y además, esas ocasiones en la
que he degustado el vino, fue precisamente en presencia del Inconmensurable
Acojhoneph III.
- Mientes bellaco. ¿No serás un espía al servicio de la cortesana Pendophis?.
- Que el Gran Cocodrilo Hapy Sobek me engulla con sus fauces en este momento
si lo que digo es mentira.
- Está bien Netbet, pero has de aprovechar la guardia para contarme muy
despacio de donde procedes. Juro que como tu historia no me convenza, haré
que los muchachos te arrojen al río.
- Contaré mi historia acompañándola con unos buenos tragos de este vino
noble.
- ¿Te has vuelto loco?. Las vasijas van selladas herméticamente y lacradas.
Es imposible abrirlas sin romper el sello del viticultor.
- Se como abrir esas vasijas sin tocar el lacre. Has debido probar ese vino
al menos en una ocasión para haber puesto esos ojos vivaces ante mi propuesta.
El contramaestre tuvo que reconocer que le gustaría volver a probarlo una
vez más en la vida. Efectivamente, lo había catado en una ocasión de una
pequeña jarra que le ofreció Aji, el viticultor, en un día de celebración
importante. Desde entonces Ajephet el contramaestre tuvo que conformarse con
transportarlo año tras año. Ni siquiera cuando se desplomó un vasija sobre
la cubierta y se hizo añicos, pudieron hacer nada por salvar tan preciado
elixir. Un olor fuerte fue lo único que les quedó a los miembros de la
tripulación, como recuerdo molesto durante una semana.
- ¿Me garantizas que no se notará el fraude?. - Preguntó Ajephet preocupado.
- Conozco de cerca la ira de Pendophis y la temo. A pesar de que el Faraón
ya no la visita como antes el poder que detenta sigue siendo muy alto.
- Te demostraré que es posible beber cuanto nuestros estómagos toleren sin
que se note en la remesa.
El contramaestre descorrió la tapa de la escotilla. Descendieron los dos
ayudados por una lamparilla de aceite. Ajephet eligió una vasija mediana
para la primera cata. La subieron con esfuerzo a la cubierta principal. Netbet dio la vuelta a la vasija y fue a por sus herramientas. Ajephet
siguió al timón.
Con un rayador de precisión Netbet fue trazando surcos profundos en la base
plana de la vasija, hasta conseguir abrir un agujero redondo por donde cabía
un vaso mediano. Guardó el pedazo cortado para volver a colocarlo cuando
terminara.
- Un momento. - Pidió Ajephet. - Procedamos con cautela. No probarás ese
vino hasta que no hayas apartado una ración generosa para el resto de los
muchachos. Rellenarás la falta de vino con agua del Nilo y posteriormente
sellarás la base del recipiente tal y como estaba antes. Ya se encargará
Pendophis de culpar a Aji de la mala calidad del vino de esa vasija. Que se
apañen ellos, son poderosos.
Netbet ejecutó las órdenes de su contramaestre, apartando las raciones de
sus compañeros, rellenando con agua el desfalco. De su bolsa de cuero en la
que portaba un completo equipo herramientas quitó un ungüento muy aromático
que utilizó para pegar el fragmento de arcilla desprendida. Después pulió
suavemente la base de la vasija para extraer polvillo arcilloso. Lo mezcló
con su ungüento pegajoso y aplicó la pasta con maestría alrededor de la
ranura practicada.
Con la pasta de relleno aun fresca y fino polvillo arcilloso en la mano
sopló para que el polvillo acabara de matar los brillos del adhesivo. Por
último recogió un poco de lodo del casco de la barcaza y lo extendió con las
manos para "envejecer" los resultados.
Cuando dieron la vuelta a la vasija no se derramó una sola gota de vino.
Ajephet tuvo que reconocer que se encontraba ante un artista de asombrosa
profesionalidad.
- Te has ganado un buen trago, Netbet, bebamos a la salud del Inconmensurable mientras me cuentas tu misteriosa vida.
Netbet relató su historia al contramaestre hasta que finalizaron la guardia.
Reproducimos algunas frases:
"Ahora, por avatares del destino me dedico a la navegación de carga".
"Quizá un día pueda volver a ejercer como artesano. Tal vez cuando el escriba encargado de La Gran Pradera comprenda que no fueron mis hurtos de
herramientas los que provocaron el atraso de los salarios y la posterior
huelga que nos llevó a la ruina".
"No te miento cuando aseguro que en dos ocasiones me senté a la mesa con el
Gran Acojhoneph .Se preocupaba mucho de seguir la construcción de su morada
de eternidad, hasta que un día su hijo, el Príncipe Semente-re consideró que
el lujoso Hipogeo representaba una gravosa carga para las arcas del estado y
la vida feliz de la ciudad de los artesanos se tornó oscura y
desapaciguada".
"Ya lo ves. La alta política, aunque no sea de nuestra incumbencia, nos
afecta más de lo que crees".
- Pues bebamos, compañero. - Pidió Ajephet levantando el vaso.
- La venganza será así dulce. Mientras te quedes podremos disfrutar de otros
festines como este. ¡Mira que está bueno el vinito!.
- Vaya que sí. - Respondió el artesano confortado por los calores de la
cata.
Horjhembejh
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