Litigio
en Tebas tras la crecida en el décimo noveno año de generoso
reinado de Aserejé I, El Justo.
Pocos días después de que las aguas han retornado a su cauce, los
propietarios de las tierras situadas en la orilla Este de Tebas salen a comprobar y reestablecer los límites de sus
propiedades.
Tal fue el caso del agricultor a pequeña escala Phetys y el sacerdote escriba
Amenemé, delegado del templo de Amón-Ra en la citada orilla
del Nilo.
Discutieron durante toda la mañana por establecer la delimitación
precisa. No llegaron a un acuerdo que satisficiera a ambos. Quedaron citados para
el día siguiente en presencia de un alto funcionario del Gobernador del
Nomo.
El alto funcionario escuchó a ambos contendientes con paciencia y
tampoco halló solución al litigio. Por un lado Amenemé se presentaba
con una extensa documentación registrada en el catastro, era docto, conocía a
la perfección los documentos. Por otro lado Phetys, el agricultor esgrimía
la razón de mayor peso:
"El mojón siempre ha estado seis codos al sur del cañaveral, es
inamovible"
Los dos manejaban sólidas razones para llevarse los 1600 codos (Unos
400M2) de terreno en disputa.
Ante la duda, el funcionario mandó llamar a Neferni-ve, el tasador de
la comarca.
Neferni-ve, ciego de nacimiento llegó poco después. Pronunció la fórmula
ritual de costumbre. "Solo puedo ver a Maat, ella es quien guía
mis pasos".
Procedió a realizar las mediciones:
Partiendo del mojón inalterable hay que dar treinta pasos en dirección
sur. Una vez que llegaron allí, el ciego dio instrucciones al alto
funcionario para que buscase la alineación formada por la palmera y el sicómoro de
la orilla opuesta, cuya prolongación había de cortar con el punto a esos
treinta pasos de mojón. Dio instrucciones al campesino para que metiera
la azada en el lodo. Con ella tocó una piedra y tras cavar alrededor
apareció el segundo mojón. Con mediciones parecidas los cuatro puntos de
cada parcela quedaron establecidos.
El alto funcionario preguntó al ciego:
- ¿Conoces a los contendientes?.
- Conozco a Phetys y no es necesario tocarle para reconocerlo, pues con
el olor a establo que desprende me basta.
Acto seguido, el ciego palpó profusamente el cráneo rapado del
sacerdote Amenemé.
- A este sacerdote no le he visto el pelo en mi vida. - Declaró con solemnidad Neferni-ve.
Quedaba claro que el litigio se resolvía en favor del humilde
campesino. Sin embargo el sacerdote acató la resolución con desconfianza
y sensación de injusticia.
Cuando volvieron a encontrarse el campesino y el ciego una semana después,
justo cuando se conoció el fallo del gobernador, Neferni-ve pronunció
un pensamiento en voz alta.
"A quien Amón no ha dado hijos, son generosos los demonios al
otorgarle sobrinos".
- Me lo has dicho cien veces tío Neferni-ve.
- Que hayas movido los mojones de sitio me parece lógico, pero ¿Cómo
se te ha ocurrido mover el cañaveral también?. Eres un diablillo.
- No fue tarea fácil tío Nefer. He tenido que pasarme las noches
trabajando hasta el alba para cambiar las cañas de lugar una por una. No te
quejes, tampoco tu entrarás en el reino de Osiris como sigamos estafando a los
pobres curas. Y este ha sido un hueso duro. Pero sacas buena tajada de
ello.
- Ya lo sabes Phetys, la cuarta parte del trigo que produzca el nuevo terreno y una décima parte
del excelente vino que cosechas en la otra orilla. - Y añadió Nefer.
- ¡Mientras viva!
- Es lo que habíamos convenido. Respetaré mi palabra, te lo prometo.
El viejo suspiró aliviado.
Reportaje
de investigación realizado por: Horjhembejh
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