“... un joven gigante italiano que se ganaba la vida
precariamente haciendo ejercicios de fuerza en ferias y circos”.
Así describe Howard Carter a Belzoni, en su
libro “La Tumba de Tutankhamon” (Ed. Destino). Parece ser que el tamaño y la fuerza de este
italiano era descomunal, pero ¿qué tiene que ver con el mundo de la
Egiptología?.
Belzoni nace en
Padua en 1778, su familia procedía de Roma y
poseía una pequeña fortuna. En principio se inclinó por el
sacerdocio, pero su carácter aventurero unido a los conflictos
internos que sufría Italia, hecho que le tuvo a las puertas de ser
ingresado en prisión en varias ocasiones y que le obligó a buscarse la
vida en el extranjero; pasó una larga temporada en Londres, donde
comenzó a trabajar en pequeñas ferias y circos que recorrían el país.
Parece ser que, entre viaje y viaje... de actuación en actuación, consiguió
estudiar ingeniería y licenciarse. Estos estudios le llevaron a su
primer contacto con Egipto.
Desarrolló un invento que él pensaba que le iba a
proporcionar una fortuna incalculable, una rueda hidráulica que
conseguiría hacer cuatro veces el trabajo de la antigua que se seguía
utilizando. Con este motivo viajó a Egipto a poner en práctica su
invento. Falsificó una carta de presentación dirigida al Pachá
Mohammed Alí (conocido por su fiereza y por ser un hombre sin escrúpulos),
e instaló la rueda en el jardín de su palacio. El experimento fue un
rotundo fracaso y Belzoni se encontró sin dinero errando por Egipto.
En 1815, gracias a Buchardt, al que conoció en un viaje por el Cairo,
consiguió ser presentado al Cónsul General Británico en Egipto,
Henry Salt. Belzoni se
comprometió con Salt para ayudarle a transportar un gran Coloso desde Luxor a Alejandría (actualmente se encuentra en el
British Museum). A raíz de este primer trabajo y viendo que el
negocio de las antigüedades era fructífero, se dedicó plenamente a
ello. Así estuvo 5 años
excavando y coleccionando todo lo que pasaba por sus manos, primero
para Salt y más tarde por cuenta propia.
En estos tiempos el primero que llegaba era dueño
y señor de lo encontrado y si había diferencias todo se solucionaba
con el revolver. Era otra época en la que nada estaba reglado bajo
leyes, imperaba la ley del más fuerte. Importaba el objeto en sí y
no el conocimiento que transmitiese. Esto convertía a Belzoni en el
rey, gracias a su fortaleza y complexión física no todos eran
capaces de plantarle cara, era el más apto para sobrevivir en esa
selva del “coleccionismo”.
Belzoni escribió un libro de viajes en
1820, donde contaba su experiencia en Egipto, sus excavaciones,
así como multitud de anécdotas (peleas,
cómo consiguió volver a pescar un obelisco que se le cayó al
Nilo, etc.).
Limitemos
ahora nuestro estudio a las aportaciones
egiptológicas. Belzoni descubrió y limpió gran número de tumbas en
el Valle de los Reyes, por nombrar algunas: Ay, Mentuherkepsehef,
Ramses I y Seti I. En esta última encontró el sarcófago intacto de
alabastro, que actualmente se encuentra en el Soane Museum de Londres.
En 1820 regresó a Inglaterra y expuso sus
tesoros incluido el sarcófago y una maqueta de la tumba de Seti, en
el “Egyptian Hall”. Nunca más regresó a Egipto pues murió en una
expedición a Tombuctú.
Belzoni no es conocido por su
labor y aportación consciente a la
historia de la arqueología, es más, es sabido que por ejemplo no era
muy delicado a la hora de abrir un sarcófago,
lo hacía a golpe de escoplo, así como la manía de esculpir o
pintar su nombre al lado del de los faraones (pirámide de Micerinos, rostro
de Ramses II, etc.).
No le podremos considerar más allá que un
aventurero, por sus formas, pero él fue el primero en iniciar una
ruta arqueológica, por eso está incluido en nuestro salón de
hombres ilustres de la Egiptología.
Mas información:
http://www.iversonsoftware.com/business/archeology/Belzoni
http://www.belzoni.com/giovanni.htm
http://GiovanniBelzoni/faroek/belzoni.htm
http://www.mnsu.edu/emuseum/information/biography/abcde/belzoni_giovanni.html
http://www.touregypt.net/featurestories/belzoni.htm
“La Tumba de Tutankamón” Carter, Howard. Ed. Destino, colección
Destinolibro. ISBN 84-233-1684-X
Autor:
Fernando de Dios Prieto
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