La
indumentaria egipcia
Por
Joana Baqué (Selkis)
Como
en todos los países, el clima determina la forma, tejidos, colores,
etc.… con los que se deberá confeccionar la vestimenta y sus
complementos.
En
Egipto el clima fue el indicador fundamental y básico de la moda, de los
colores que se utilizaron en los tejidos, así como del tipo de tejido a
usar.
Pese
a lo anterior, y dependiendo de la época de la historia egipcia en la que
nos encontremos, veremos que se utilizaban tejidos con varias clases de
fibras, colores, formas (modas) y complementos. En Egipto la producción
de lino era muy importante y fue
el tejido utilizado durante casi toda la historia egipcia. Otra fibra que
en Egipto se utilizó para elaborar los tejidos fue la lana.
Con este producto que creaba la ropa de la casa, así como la de abrigo.
Pero su mayor utilización fue en la época copta (s. III a VIII d.C.). La
seda fue el tejido usado en la
época ptolemaica y el algodón en la época árabe.
El
lino fue la materia prima con la que, desde la época antigua, se
elaboraban los vestidos y ropajes varios. En esta época, se creía que la
ropa elaborada con otra materia o fibra era impura.
Existían
cuatro tipos de lino,
dependiendo del grosor del hilo, la combinación y la densidad de la
trama. Así:
*El
lino real; que es el más fino.
*Tela
sutil fina.
*Tela
sutil; y
*Tela
lisa.
El
color básico de los vestidos era el blanco, pero a la vez se teñían
algunos hilos, con colores, sobretodo, rojos o marrones, con
los o bien se creaban composiciones geométricas que adornaban el vestido
o bien se hacían las orlas que adornaban los cuellos y las mangas
de las túnicas.
El lino fue la materia prima utilizada para la confección de la
vestimenta desde el periodo Dinástico hasta el periodo Ptolemaico, como
ya hemos dicho. Este uniformismo también se manifestó en la tipología
de los vestidos. No existe prácticamente evolución en la indumentaria de
la civilización egipcia. A consecuencia de la temperatura elevada
existente en Egipto, el lino era
el tejido más apropiado para confeccionar la ropa, ya que era el más
fresco y, por tanto, cómodo.
El historiador Herodoto, haciendo mención a ello, decía “…
llevan vestidos de hilo, siempre recién lavados y tienen gran pundonor en
ello…”.
Estatua
de Anti-Shedu (IV dinastía).
Museo
Egipcio de El Cairo.
Desde
el Imperio Antiguo los hombres egipcios vestían un “faldellín”,
que llegaba por encima de las rodillas. Era una tela con dos extremos
cruzados y anudados a la altura de la cadera. Un ejemplo, de cómo era el
“faldellín” en el Imperio
Antiguo, lo podemos encontrar
en un Mural de la Mastaba de Ajtihotep, Jefe de Justicia y Visir…, a
parte de otros títulos, y
Ptahhotep (II), también Jefe
de Justicia
y Visir…,
correspondiente a la Dinastía V, en los reinados de Isesi y Unis, donde
aparecen unos servidores que transportan aves y plantas de papiro. En este
mural se ve perfectamente el “faldellín”, en sus inicios.
Por
su parte los trabajadores o bien iban desnudos o bien llevaban un ligero
paño de lino, a modo de “slip”.
En
cuanto a los vestidos de las mujeres, en el Imperio Antiguo,
carecían de cortes y eran envolventes, con únicos detalles de
ligeros pliegues. Eran ajustados y caían desde debajo del pecho hasta los
tobillos. Se sujetaban, por detrás, con dos tirantes o éstos cubrían
los pechos. Los brazos se cubrían con usa especia de túnica. Los
vestidos que usaban las mujeres de los campesinos y artesanos, eran más
amplios, lo que les permitía trabajar con más comodidad.
Museo Egipcio de El Cairo.
En
el Imperio Medio, el “faldellín”,
pasó a ser más largo. En esta época, aparece la estética de dejar en
libertad parte de la anatomía femenina. Así el busto se muestra sin
reparos y de forma sugerente. Los vestidos eran ajustados desde el pecho
hasta el tobillo. Pese a que esto era la “moda habitual”, había
modelos de trajes amplios con mangas, aunque antes se ha mencionado que no
era lo habitual.
En
cambio, en el Imperio Nuevo este vestido ajustado del Imperio Medio, pasó
a convertirse más bien en lo que ahora conoceríamos como “ropa
interior”. Las transparencias y
los pliegues, propiamente dichos, aparecen en su pleno apogeo y marcan las
suaves curvas del cuerpo femenino. Vestidos
largos, anudados a la cintura con fajines de colores o cenefas. Sobre
estos vestidos ajustados se superponían
túnicas plisadas con mangas o un chal longitudinal, también plisado, con
lo que se cubrían los hombros en forma de abanico. Y en cuanto al “faldellín”,
en el Imperio Nuevo tiene un cambio ya que aparece con pliegues.
Gracias
a las pinturas existentes en las tumbas, tanto las reales como la de los
nobles o artesanos, tenemos constancia de todo lo expuesto. Así, por
ejemplo, en la tumba de Nefertari, esposa principal de Rameses II, del
Imperio Nuevo, se puede ver claramente, en las pinturas que decoran la
antecámara y la cámara funeraria, el estilo propio de la indumentaria
femenina del Imperio Nuevo. Vestidos ajustados, con pliegues marcando las
líneas del cuerpo. Vestidos largos y anudados en la cintura con fajines
de colores. En los dibujos de las cuatro columnas que marcan el lugar en
el que el sarcófago estaría colocado, en la cámara funeraria, vemos el
uso de las túnicas plisadas con margas o chal longitudinal, cubriendo los
hombros, en forma de abanico.
Tumba
de la reina Nefertari.
Como
se pueden comprobar, las grandes variaciones en la indumentaria egipcia no
eran lo habitual. Era una evolución sobre el mismo tipo de vestido base,
ya que normalmente, los vestidos femeninos siempre trataban de marcar el
cuerpo, más o menos ceñido, pero, siempre, con la finalidad de remarcar
la sensualidad.
Otra
parte importante de la indumentaria egipcia, y relacionada también con el
clima del país, era la utilización de las “Pelucas”. Las pelucas se
realizaban con cabello natural y fibra vegetal.
Tanto
las mujeres como los hombres se depilaban el cuerpo entero y la cabeza era
un elemento en dicha práctica. El pelo en un país con intenso calor y la
poderosa influencia del sol, era poco querido entre los egipcios, y eso se
demuestra por el gusto, por parte de la mujer egipcia, en el uso de la
peluca desde las primeras dinastías.
Durante el Imperio Antiguo las pelucas serán de melena corta.
El
peinado y las pelucas tenían un significado. No sólo de adorno y de
protección solar, sino también un significado especial, erótico. Así,
por ejemplo, “En el cuento de los Dos Hermanos”, la esposa del hermano
mayor, intenta seducir a su cuñado valiéndose del atractivo que le da su
peluca. O también en el cuento “El Broche de Turquesa”, el Rey Snofrú
se divertía con “… veinte muchachas de pechos bien formados y
cabellos rizados…”. O, el caso de la amante que, avergonzada, se
excusa por no haber arreglado adecuadamente sus cabellos debido a la prisa
por correr hacia su amado, cuando dice “…
Sólo he trenzado la mitad de mi peinado, vine a toda prisa y descuidé mi
tocado.”. Cuando una mujer se citaba con su amado o se preparaba
para el amor, se dedicaba mucho más y tenía más cuidado en arreglar su
peluca o en aparecer muy bien peinada. Tan importante era el llevar bien
peinada la peluca que, las sirvientas arreglaban el cabello de las damas
invitadas a un banquete.
Durante
el Imperio Medio las pelucas cambian su formato e imitando la iconografía
de la Diosa Hathor, ahora tendrán forma de rollo. En el Imperio Nuevo,
las pelucas se vuelven pesadas. Pelucas con moños, bipartitas,
tripartitas. Pero también existían las pelucas sencillas, tan sencillas
como el simple peinado trenzado con
adornos de
oro, o
con simples coronas
de nenúfares. Como en casi todo, en la Época de Amarna, se vuelve
a la peluca corta del Imperio Antiguo, pese a que, finalizado dicho
periodo se volvió a la peluca larga.
Las
pelucas se guardaban en cajas y se han encontrado “tenacillas” para
ondular el pelo de las mismas y hasta se ha encontrado, en alguna peluca,
restos de cera de abeja, cuyo uso era para fijar las ondas.
En
cuanto al calzado utilizado por los egipcios, éstos se servían de “sandalias”.
La materia prima con la que se confeccionaban las sandalias era bien la
hoja de palma, el esparto, el junco o el papiro. El historiador Herodoto
nos cuenta que “…
Los sacerdotes llevaban vestidos de lino y sandalias de papiro…”.
La
climatología fue determinante en lo que respecta a la indumentaria
egipcia, a la vez que la sensualidad y la feminidad predominaban, pese a
la poca evolución que la misma tuvo a lo largo de su historia. Se
adaptaba a las necesidades del país, hermoso país que nos ha dejado
testimonio de su indumentaria gracias a los dibujos y relieves plasmados
en las tumbas encontradas o en los templos.
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