Las
rampas de construcción en el Antiguo Egipto
La utilización de rampas de construcción en el Antiguo
Egipto está ampliamente atestiguada. Ya sea en templos o en pirámides,
fue un elemento esencial para erigir los grandiosos monumentos egipcios.
Dependiendo de distintos factores como la superficie del terreno, el
espacio disponible, el número de trabajadores que participan en las
obras, el fin al que se destina, el sistema constructivo de la edificación,
etc., se construyeron distintos tipos y formas de rampas.
Las
rampas de construcción ya en el Imperio
Antiguo estaban formadas por dos muros de roca y/o ladrillos de adobe rellenando entre ellos
con piedras y tierra. La rampa del templo de Karnak (izquierda), aunque
mucho más tardía, era de adobe y se
rellenaba de forma similar.
Las
rampas también eran divididas en compartimentos paralelos a su longitud
para ganar en resistencia y poder soportar grandes cargas a la vez que
la consistencia de toda su estructura se veía reforzada.
En
la tumba de Rejmira hay representada la construcción de una rampa que
se está utilizando posiblemente en algún templo. La escena muestra
tanto la preparación de los ladrillos de adobe para la rampa, como el
conformado de los bloques de piedra utilizados en el monumento:
Construcción
de rampa representada en la Tumba de Rejmira
(TT100
de Sheikh Abd el-Qurna- Lúxor occidental).
©
2003 Fotografía de Juan de la Torre Suárez
El
Papiro
Anastasi I describe el cálculo de ladrillos necesarios en la
construcción de una rampa de unos 400 metros de longitud por 30 de
altura, dividida en 120 compartimentos. Por tanto sabemos que era una
práctica habitual y que los egipcios eran capaces incluso de prever el
material necesario para construcción de grandes rampas.
A continuación
vamos a analizar los principales ejemplos que podemos encontrar en
Egipto, comenzando por las primeras pirámides, las pertenecientes a la III dinastía:
Pirámide inacabada de Sejemjet en Sakkara:
Zakaria Ghoneim excavó parcialmente los restos de una enorme
rampa al norte de la cara oeste de la pirámide escalonada, que se
conserva hasta la altura del primer escalón. Dicha rampa se aproxima a
la pirámide en ángulo recto desde las canteras situadas al oeste,
alcanzando directamente el centro de la pirámide según se desprende de
los restos encontrados. Desgraciadamente hoy seguimos sin saber si
existen más rampas en las otras caras de la pirámide y poco más se ha
publicado sobre la hallada aparte de la obra de su descubridor (“The
Buried Pyramid”, Londres 1956).
Pirámide inacabada en Sinki
(unos 8 Km. al sur de Abidos):
En ella se han encontrado cuatro rampas en las respectivas
caras de la pirámide, aproximadamente en su centro y perpendiculares a
las mismas. Cada una medía unos doce metros de longitud por
seis de anchura y tenían una pendiente cuyo ángulo medía de entre 12
a 15 grados. Pero para llegar a completar la pirámide debían alcanzar
una altura final de unos 12 metros, para lo cual debían modificarse
durante las construcción de la pirámide alternativamente, es decir,
mientras por unas se siguen las obras en otras se
aumenta la altura de las rampas para poder continuar con las sucesivas capas.
Fotografía
de la pirámide de Sinki (The Complete Pyramids, Mark Lehner).
La
pirámide quedó inconclusa y todavía se conservan los restos de las
rampas
empleadas
en su construcción, encontrada por Gunter Dreyer y Nabil Swelim
a
principios de los años 80.
Planta
y alzado de la pirámide de Sinki realizados por Miroslav Verner y
Dieter Arnold respectivamente.
La
pirámide de Maidum
(comenzada por Huni y terminada por Seneferu):
Petrie
y Ernest Mackay fueron los primeros en observar restos de rampas de
construcción en la zona de la pirámide de Maidum aunque su
interpretación no fue acertada, pero más tarde Borchardt analizando
los mismos datos llegó a mejores conclusiones. Una de ellas parte del sur del
templo del valle (en la cara este) con una anchura aproximada de 4 metros y se
acerca a la pirámide, no de forma perpendicular sino desviada unos 10 a
17 grados y parece ser que guarda una estrecha relación con las depresiones
encontradas a la altura del quinto y sexto escalón de la pirámide. Dichas
depresiones
penetran levemente en la pirámide, tanto es así que es prácticamente
inapreciable a simple vista, pero el hecho se hace evidente si se
observan desde cerca.
Las
depresiones comprenden unas áreas de
unos 5 metros de anchura y las rampas se posarían sobre el quinto y cuarto
escalón respectivamente. El resto de la
pared de los mismos escalones debió pulimentarse con la ayuda de
andamios antes de la retirada de la
rampa pero el área cubierta por ella quedó algo más hundida en el interior de la pirámide al
alisarla tras el desmonte de la misma, no siendo necesario volver a pulimentar todo
el escalón dado que el defecto es apenas visible, pero en consecuencia
y gracias a esto hoy tenemos una huella perfecta de una rampa en una de
las zonas más elevadas de una pirámide y ello nos permite aceptar y
descartar diversas teorías formuladas hasta el momento sobre la
construcción de pirámides.
Arriba
el quinto y sexto escalón de la cara este con las marcas de la rampa
que denotan el desvío de la rampa hacia el sudeste.
La
fotografía se ha retocado para mostrar la posición exacta.
©
2003 Fotografías de Juan de la Torre Suárez
Arriba
mascas de la rampa en el quinto escalón señaladas con flechas rojas.
Arriba
el quinto y sexto escalón con las marcas sin ningún retoque.
Abajo
detalle de las marcas de la rampa en el quinto escalón (fotografía
de Dieter Arnold).
Lo
más significativo es que en la misma dirección que parece tomar la
rampa por las marcas que contiene la pirámide es la misma que va hacia
la zona sur del templo del valle en la que se encontraron los restos
físicos de
la rampa. Todo ello parece indicar que estamos ante las pruebas de la
existencia de una gran rampa de al menos 65 metros de altura:
Dibujo
de la rampa de la cara este de la pirámide de Maidum vista desde arriba
según Dieter Arnold.
El
quinto y sexto escalón que son ahora visibles, fueron tapados
posteriormente por las obras de recubrimiento realizadas por Seneferu,
que proporcionaron una altura final a la pirámide en torno a los 93'5
metros.
Según
estos datos Borchardt
(dibujo superior) calculó cómo debía ser la rampa de construcción
del lado este (también se muestra en el dibujo la situación de la del
lado sur), que estaría formada por varias superpuestas a distintas
alturas aumentando la pendiente a medida que se llegaba al final de la
construcción, donde el número y tamaño de bloques a colocar es menor al de las capas inferiores.
Dado que en las pirámides
inacabadas como las ya mencionadas u otras como por ejemplo la de Radyedef,
vemos que el recubrimiento no se añadía al final sino que se
construía al mismo tiempo que el resto de la pirámide (aunque
posiblemente el pulimentado sí podría dejarse para el final), al
contrario de lo que afirman algunos autores (como J.M. Parra), la
pirámide de Maidum nos demuestra que las rampas de construcción sí
llegaban hasta las partes más elevadas.
La otra se sitúa a 300 metros del pie de la cara sur de la pirámide,
teniendo una anchura de unos 3’25 metros marcados por unos muros
paralelos de ladrillo y análogamente al caso anterior, llegaba hasta
cerca de la esquina sudoeste del quinto escalón, pero no hay rastro en el
sexto. Por tanto es posible que sólo la rampa del lado este llegase
hasta la máxima altura de la pirámide, como también es posible que en
los primeros escalones se ayudaran de otras rampas abandonadas y
desmontadas tras superar esa fase de la construcción. Es decir, parece
que a medida que aumentaba la altura y se necesitaban menos rocas aunque
eran elevadas con más dificultad, se disminuía el número de rampas e
incluso se retiraban ya las no utilizadas.
Para
los casos de las pirámides escalonadas vistas y algunas otras, la
teoría de la rampa envolvente debe descartarse en parte puesto que está
demostrado que en ellas se utilizaron rampas lineales perpendiculares o
casi perpendiculares a los lados, pero eso no quiere decir que ese
sistema deba descartarse en otros casos como en el de la Gran Pirámide,
ya que no es cierto (según afirman algunos autores) que dicho sistema
dificulte el control de la construcción por impedir la visualización
de la edificación. Tampoco debemos olvidar que existía un séptimo y
octavo escalón en la pirámide de Maidum que pudieron ser alcanzados
mediante la disposición envolvente que se muestra en el dibujo de
arriba, es decir, cada pirámide podría utilizar distintos tipos,
número y disposiciones de rampas según las necesidades.
Parece
bastante significativo que la estructura interior de las pirámides del
Imperio Antiguo, ya sea la disposición de las capas de rocas en planos
horizontales o inclinados (típicos de la III dinastía), se haya basado
siempre en la forma escalonada, aunque finalmente terminasen siendo
pirámides perfectas.
Es posible que pensaran que ello proporcionaba más estabilidad tanto a
los recubrimientos como a las rampas que se situaban sobre ellas:
Dibujos
de las estructuras interiores de las pirámides (según Dieter Arnold)
de la III, IV, IV-V y V-VI dinastía respectivamente.
Autor:
Juan de la Torre Suárez
Fragmento
del libro "Las Pirámides de Egipto: su historia y
construcción",
que
publicará la ASADE
en el 2.004.
Bibliografía:
Libros prestados a la Biblioteca
de la ASADE (Asociación Andaluza de Egiptología) por Juan de la
Torre Suárez y Teresa Soria Trastoy.
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