El Mito de Osiris
La mayoría de prácticas funerarias
egipcias se basan en el mito que presentamos a continuación, por
tanto, a modo de introducción, veamos cómo adaptaron los rituales a
sus creencias teológicas:
Nut,
esposa de Ra, mantenía relaciones con Geb, fruto de las cuales la
diosa quedó embarazada. Al descubrir su marido la infidelidad maldijo
al niño, condenándolo a no nacer ningún día de ningún mes de ni
ningún año. Nut imploró ayuda al dios Toth que se las ingenió para
ganarle a Silene (la diosa luna) una porción de su luz, con la que
pudo añadir 5 días a los 360 que tenía el año.
De
esta forma pudieron nacer Osiris, Horus, Set, Isis y Neftis. Osiris y
su esposa Isis gobernaron Egipto muy sabia y justamente, pero su
hermano Set se alió con la Reina de Etiopía y 72 conspiradores más,
ordenó hacer un cofre con las medidas exactas del rey Osiris y celebró
un gran banquete al cual asistieron todos. Al final de éste Set trajo
el cofre diciendo que sería de aquel que cupiera dentro. Nadie,
excepto Osiris pudo meterse. Una vez dentro los traidores clavetearon
la tapa y la sellaron con plomo fundido. El cofre fue abandonado en la
desembocadura del Nilo.
Al
enterarse Isis se vistió de duelo y se cortó un mechón de pelo.
Inició la búsqueda preguntando a todo hombre y mujer, hasta que un día,
unos niños que jugaban en la orilla del río le dijeron que habían
visto a su hermano Set lanzando un cofre al agua.
La
reina (Isis) utilizó sus poderes para descubrir el emplazamiento
exacto. Se hallaba en Byblos.
Las olas lo habían arrastrado hasta un arbusto tamarisco
que con el tiempo llegó a convertirse en árbol. El rey de aquella
región, maravillado, lo mandó talar y lo utilizó como pilar de su
palacio, donde Isis entró a servir de nodriza de uno de los niños de
la reina Astarte. Sometía a la criatura a extrañas prácticas
durante la noche. A ésta le llegaron comentarios de las doncellas de
los extraños ritos y una noche irrumpió en la habitación mientras
Isis los efectuaba. Entonces la mujer de Osiris reveló su identidad y
reclamó el tronco. Volvió a Egipto donde abrió el cofre y lloró
amargamente la muerte de su marido. Pero, entonces, se acordó de su
hijo Harpócrates (Horus el niño) al cual había dejado en Buto
y, ocultando el cofre retomó la búsqueda de su hijo.
Mientras,
Set descubrió el cofre, y furioso despedazó en catorce trozos el cadáver
y los esparció por todo el país. Al ser descubierto el ultraje por
Isis volvió a buscar el cuerpo de su difunto marido y consiguió
reunir todos los pedazos exceptuando el pene que había sido devorado
por un pez del Nilo. Para reemplazarlo la diosa creó uno artificial y
sobrevolando el cadáver mientras recitaba unas palabras mágicas
junto a su hermana Neftis le consiguió devolver la vida.
Horus,
ya adulto, incitado por Osiris que regresó del Duat,
luchó contra Set, intercalándose las victorias entre ambos. Una vez
que Set cayó prisionero se le encomendó su guardia y custodia a Isis,
pero, sorprendentemente ésta lo dejó marchar. Fue tal la ira de
Horus que, según unas versiones, le arrebató la corona a su madre y
el dios Toth le regaló como compensación un casco en forma de cabeza
de vaca. Otras dicen que la decapitó y que Toth se la volvió a pegar
en forma de la de una vaca.
Narra
el mito que aún hoy en día continúan luchando tío y sobrino y que
hasta que Horus no gane a su enemigo Osiris no volverá a la tierra y
gobernará Egipto.
A través de este mito podemos establecer unas correspondencias
entre el propio mito y algunas de las creencias funerarias del Antiguo
Egipto. Sin analizarlo en profundidad destacan las siguientes, que
hemos recogido en forma de tabla por quedar mejor reflejado:
Mito
del nacimiento de los hijos de Nut
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Será
el que adapte el calendario egipcio para que se corresponda con
el año natural.
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Cofre
con las medidas exactas
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Precursor
del sarcófago antropomorfo.
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Esfuerzos
realizados por la diosa Isis para recuperar el cuerpo de su
difunto marido
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Denota
la importancia que tenía para los egipcios el hecho de tener
una sepultura digna.
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La
necesidad de que el cuerpo estuviera intacto
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Corresponde
a la creencia que la inmortalidad no es posible si el cuerpo no
se conserva en perfecto estado.
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Palabras
recitadas por Isis
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Futuro
ritual de apertura de la boca
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Arrebato
de Horus que causa la perdida de la corona/cabeza a Isis
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Explicación
de la simbología con la que la diosa iba a ser representada en
numerosas ocasiones.
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Falo
artificial para reemplazar el devorado
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Esta
parte del mito propició, probablemente, la aparición a partir
de la XXI dinastía de ojos artificiales, así
como las diversas prótesis que se implantaban a los cadáveres
que habían sufrido algún tipo de mutilación.
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A
continuación encontramos una de las numerosas fórmulas y oraciones
que el individuo tenía que recitar en su camino hacia el Más Allá.
Fórmula para no dejar que el
cuerpo sucumba.
Palabras
dichas por N.:
“¡Salve,
Osiris, padre mío! He venido a cuidar de ti para que así tú cuides
mi cuerpo que aquí está. Estoy intacto como mi padre Khepri, eso es,
(soy) uno de los que se parecen a aquel que no muere nunca. ¡Ven,
entonces! Mi aliento supera (al) tuyo, señor del aliento, más
prestigioso (que) tus semejantes, y (hasta) soy más duradero que tú.
Has hecho de mi un poseedor de sepultura (y) me has hecho acceder al
País de la Eternidad, como hiciste con tu padre Atum, gracias a lo
cual su cuerpo no conoció la putrefacción, porque así es quien no
sufre nunca destrucción.
No
hice nada que te fuera odioso. Por eso, pueda tu ka quererme, que no
me rechace. Tómame en tu séquito y (no permitas) que se pudran mis
miembros como has tolerado (que se pudrieran los de) no importa que
dios, ni que diosa, ni que cuadrúpedo o serpiente, que acaban de
sucumbir y el alma de los cuales se escapó después de la muerte,
(pero el cuerpo de los cuales) se corrompe después de haber muerto.
¡El cuerpo se descompone, sus huesos, en su totalidad, se
desintegran, (¡oh!) destructores de cuerpos, que destrozáis los
huesos, que convertís la carne en un líquido fétido! (El cuerpo)
huele, se descompone, se transforma en innumerables gusanos que en su
totalidad: (he aquí en lo que) el se convierte cuando va hacia el Ojo
de Shu
sin importar que haya sido un dios, una diosa, pájaros, peces,
gusanos, serpientes, cuadrúpedos (o cualquier otra cosa) en su
totalidad.
Por tanto, es por lo que cayeron hacia el suelo cuando me
reconocieron: es el miedo (que sienten) de mi lo que les aterra. En
realidad, a todo ser humano le ocurrirá así después de su muerte,
lo mismo que a no importa que cuadrúpedo, que pájaros, que peces,
que gusanos, que serpientes. Los que viven han de morir. ¡Qué los
productos de descomposición que pudren todos los gusanos, todos, no
me lleguen a la hora de sus apariciones! Tú no me darás a aquel
destructor que está a mi gb,
que destruye los cuerpos, que provoca la descomposición, que está
oculto, que hace trozos la multitud de cuerpos, que vive de destruir
al (ser) vivo, que cumple su misión, que hace lo que le ha sido
ordenado. Tú no me entregarás (a merced) de sus dedos, no tendrá
poder sobre mi.
Estoy bajo tus órdenes, Señor de los dioses. ¡Salve, Osiris,
padre mío! Tú tuviste tu cuerpo, no te corrompiste, no te dejaste
convertir en gusanos, no te pudriste, no oliste, no te podriste ni te
convertiste en gusanos. Soy Khepri, tengo mi cuerpo para la Eternidad,
no me he corrompido, no me he descompuesto, no me he podrido, no he
sido convertido en gusanos, no he ido hacia el Ojo de Shu. Poseo mi
ser, estoy bien vivo, estoy firme, me he despertado en paz, no me he
descompuesto, no he sido destruido en mis vísceras, no he sufrido daños,
mi ojo no se ha descompuesto, los huesos de mi cráneo no se han
disgregado, mis orejas no se han vuelto sordas, mi cabeza no se ha
separado de mi cuello, mi lengua no ha sido arrancada, no se me ha
cortado el pelo, mis cejas no han sido afeitadas, no me ha ocurrido
ningún daño espantoso. Mi cuerpo es duradero, no morirá, no
desaparecerá en la tierra, nunca.
Esta
fórmula es un claro ejemplo del rechazo que los egipcios sentían, si
no hacia la muerte, si hacia sus consecuencias. Forma parte del
“Libro de los muertos” que son un conjunto de textos de carácter
funerario de diversas épocas que contienen fórmulas mágicas, himnos
y oraciones que guiaban y protegían el alma durante su viaje al Amenti.
Estas inscripciones provienen de la evolución de los “Textos de las
pirámides” los cuales fueron grabados en las tumbas, tanto de reyes
como de nobles. Los primeros se localizan hacia la VI dinastía
del Imperio Antiguo, como por ejemplo los que encontramos en la pirámide
de Unas. Este “documento” no se realizó en una única fase,
constituye una serie de recopilaciones realizadas por sacerdotes de
diferentes épocas, a lo largo de las cuales se fueron agregando
nuevos rituales, es decir, el Libro
de los Muertos es la recapitulación que realizaron los
sacerdotes, a lo largo de la historia egipcia, de los textos
funerarios.
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