Primer Periodo Intermedio
Detalles
de la estela de caliza de Anhurnajte. Primer Período Intermedio.
EA 1783.
El
Primer periodo intermedio se extendió cronológicamente entre el 2160 al
2055 a.C. y abarca las dinastías de la IX a la XI. Según los hallazgos
realizados en cementerios del Alto Egipto en esa época, se puede deducir
que la incapacidad por parte de la corte para controlar los recursos del
país, dio lugar a un aumento en el poder de los gobernantes provinciales,
mientras que la monarquía quedaba como un símbolo desprovisto de poder
real.
Menos
datos tenemos de lo que ocurrió en el norte del país, en el que aparte
de testimonios de invasiones de origen asiático en el delta, solo
poseemos la descripción literaria de la época en las “Instrucciones
de Merikare”. Además parece que en los inicios de este
periodo, coexistieron alteraciones climáticas, que influyeron en los
desbordamiento del Nilo, con situaciones de hambre en la población.
A
partir de las listas reales de Abidos y de Turín, sabemos que existieron
18 faraones en 20 años, lo que indican una gran inestabilidad, fruto de
ello es la ausencia de grandes pirámides. Tras los efímeros reinados de Merenra-Antyemsaf
II, y de Neitikerty
probablemente su esposa, el estado menfita se hunde irremisiblemente
durante el transcurso de las Dinastías VII y VIII, que son sumamente
controvertidas en lo que se refiere a su cronología e incluso a su
existencia real en el caso de la Dinastía VII. Esta dinastía se compuso
según Manetón de “70 reyes que reinaron 70 días”. Más parece un
consejo de notables, temporal, constituido en periodo de crisis, que una
verdadera dinastía, o bien pudo referirse a reyezuelos encumbrados por
un breve periodo de tiempo. En suma, sería una época de continuas luchas
con un cambio de monarca constante. La Dinastía VIII parece heredera de
la VI. lo que se considera como una recuperación o restauración del
poder establecido. KAKARA-IBI
(ABA), llega incluso a construir una pirámide en Saqqara y
conocemos documentos correspondientes a casi una veintena de faraones. Los
últimos monarcas son conocidos por decretos dictados en favor del visir
de Coptos, que son muestra del poder, aunque sea protocolario, que Menfis
sigue ejerciendo sobre el Alto Egipto. El Delta, por su parte, ha sido
invadido por invasores asiáticos
Algunos
nombres de difícil secuenciación pertenecientes esas dinastías y de los
que se sabe poco más que el nombre citados por el Papiro
de Turín y otros documentos son:
Netjerirkare, Menkare-Sheri,
Neferre, Iytyenu, KAKARA-IBI, NEFERRA, Neferkare-Neby, Djedkare Shemai,
Merenhor, Neferkamin I Nikare, Neferkare-Tereru, Neferkahor, Neferkare-
Pepyseneb, Neferkamin-Anu, Neferkaure, Horus Jabau, Neferirkare,
Sejemkara.
Maneton nombra
a ACTOES como fundador la Dinastía IX (2222−2130).
que probablemente se corresponde con el Meryibre-Jety
histórico, fue el nomarca de Heracleópolis alrededor del cual
se unieron inicialmente los nomos del Egipto medio-bajo. Depuso a la
monarquía menfita, aunque no parece que este hecho se produjera de un
modo violento. Descrito como un cruel tirano, intentó liberar el delta de
los invasores asiáticos sin conseguirlo. Heracleópolis fue la nueva
capital. Existen sobre todo lagunas más que hechos históricos de este
periodo. Probablemente Actoes a pesar de proclamarse rey del Alto y Bajo
Egipto solo domino parte de este último con alianzas realizadas con los
nomarcas que reconocían su autoridad.
Por ejemplo, en Moalla, Ankhtifi, el nomarca de Hierakómpolis, hijo de
Hetep y con título de “nomarca” y “gran sacerdote”, dejó en su
tumba una autobiografía en la que nos hace saber su fidelidad al rey de
Heracleópolis y su intervención en la lucha contra la ciudad de Armant,
en el nomo de Tebas, y contra sus aliados del nomo de Coptos, aunque no
nos cuenta el desenlace. También
sabemos que nomo de Asiut era aliado de Heracleópolis, hasta el
punto de que sus nomarcas llevaban los mismos nombres que los faraones
heracleopolitanos y alguno de sus príncipes fue educado en la corte; su
fidelidad le permitió mantener la independencia
del poder de Heracleópolis. Mientras
tanto en el Sur del país existían nomos independientes que establecieron
alianzas entre si para frenar el creciente poder del gobierno de Heracleópolis.
Algunos adquirieron una gran importancia como el de Coptos. Otros
nomos permanecieron neutrales cuando se produjo el enfrentamiento entre
Tebas y Heracleópolis, en algún caso ininterrumpidamente hasta bien
entrada la XII dinastía. INTEF fue un
gobernante Tebano que sin independizarse totalmente del Bajo Egipto obtuvo
una cierta autonomía del poder de Heracleópolis. Le sucede Mentuhotep I.
Con su sucesor Uahanj-Intef II,
el sur, según nos narra la biografía de Hetepi procedente de EL-Kab y la
tabla de Karnak (DXVIII), se unió bajo su liderazgo y proclamándole rey
del Alto y Bajo Egipto, fundando la Dinastía XI. La monarquía Heracleópolitana de la Dinastía X
gobernada por UAHKARA-JETY contraatacó destruyendo Abidos y Tinis
que se había sublevado. Uahanj-Intef II resultó vencedor independizándose
del Bajo Egipto, y controlando el Alto Egipto excepto Assiut. Las
referencias a este conflicto, provienen tanto de las tumbas de Tebas, como
las de Deir Rifeh, cerca de Asiut. Durante esta época, Egipto se sumergió
en un largo y duro enfrentamiento para alcanzar el poder, entre el
gobierno del Norte con MerIkare-Jety,
(cuya época coincide probablemente con la narración literaria
“Instrucciones a Merikare”). Este rey, tras establecer una política
de alianzas y represiones con los pueblos extranjeros inmigrantes, sobre
todo tribus beduinas que se instalaban en el Delta y en el Bajo Egipto,
acabó por expulsarlos.
Allí instala colonos para evitar nuevas penetraciones de nómadas. Dividió el reino en distritos que dependían de Menfis y construyó
canales de regadio. Luchó contra Uahanj-Intef II y NAJTNEBTEPNEFER-INTEF III de Tebas. Este último
consiguió arrebatarle Assiut. Su sucesor NEBHEPETRE-Mentuhotep II acabó con Nebkaure-Jety y con la dinastía X Heracleópolitana,
aunque no se conocen detalles como ocurrió, sabemos, según textos
hallados, que dos de sus funcionarios sirvieron en la propia Heracleópolis.
Es decir que
hacia el año 2000 a.C., Mentuhotep II reunificó el Alto y Bajo Egipto en el año 14
de su reinado, adoptando el nombre de Horus Sematauy ("El que une los
Dos Países"). También están descritas durante este periodo
expediciones a Nubia y Sinaí y posiblemente escaramuzas en la zona de
Siria y Palestina. Con esto finaliza el Primer Periodo intermedio.
Losa
de caliza de la tumba de Nihebsedpepy. Primer Periodo Intermedio.
Probablemente del Alto Egipto. EA 1818.
Culturalmente
durante este periodo, se produce un cambio importante tanto en la mentalidad,
como en la literatura, en la religión y en la sociedad en general. Las
fuentes históricas son casi nulas, pero parece existir un cierto caos político-social,
que algunas veces se ha exagerado, ya que no parece demostrada una auténtica
ruptura con el poder real previo.
En general
todos los autores están de acuerdo en atribuir al este periodo intermedio el
contenido de un texto conservado en un papiro de la XIX dinastía, pero que
pudo haber sido compuesto durante la XI. Se trata de "Las lamentaciones
del sabio Ipwer", una composición que transmite la pesimista imagen de
un miembro de la élite que ve cómo el caos se instala en el país, a la vez
que desaparece el antiguo orden:
"Se están produciendo
acontecimientos que no habían tenido lugar desde la noche de los tiempos: el
rey ha sido derrocado por el populacho. Aquel que había sido enterrado como
Halcón ha sido extraído de su sarcófago. La cámara de la pirámide ha sido
saqueada. Se ha llegado a un punto en el que un puñado de individuos que no
sabían nada del gobierno han despojado al país de su realeza.....",
"La sala del juicio, sus archivos, han sido saqueados, los
despachos públicos allanados y las listas del censo destruidos, los
funcionarios son asesinados y sus documentos robados...". "....El
Nilo golpea y no se labra..., las mujeres son estériles, ya no se concibe...,
los pobres se han apoderado de la riqueza y quien no tenía ni sandalias es
ahora dueño de inmensas fortunas..., las puertas, columnatas y muros
arden..., el desierto se abate sobre el país, los nomos son destruidos y los
asiáticos han llegado a Egipto desde el exterior....".
Esta
decadencia se vio reflejada también en el arte, con escasas de
representaciones y de estilo tosco y ausencia de grandes monumentos.
La literatura en cambió destaca por su
gran florecimiento, con libros doctrinales o didácticos, que reflejan un
cambio social. Como ejemplos tenemos el señalado para Merikare que es
un tratado de gobierno en forma de consejos. Otro es El Campesino Elocuente
que es un relato literario.
La crisis social y económica propiciaron cambios a nivel
de la sociedad, que desarrolló una mayor autosuficiencia con menor
dependencia del estado, así como un encumbramiento de la burguesía y un
aumento de la clase media que dio lugar a diferencias socioeconómicas como lo
reflejan las tumbas y las construcciones urbanas.
La religión,
los rituales y las creencias funerarias se socializaron, reflejo de lo que
ocurría en la vida civil. Los Textos de las Pirámides, reservados a los faraones, se
transformaron en Textos de los Sarcófagos, asequibles a cualquier persona con
poder adquisitivo alto, y generalizándose durante el periodo posterior.
Osiris que antaño era
considerado un dios funerario real, se convirtió durante este período en el más
popular de los dioses siendo accesible a todos. Algunos reyes se hicieron
construir cenotafios en Abidos. La élite se enterraba en
mastabas e hipogeos decorados. Destacaron
también los dioses tebanos Montu y Amon. Tras la caída de la Dinastía X,
Amón alcanzó la supremacía religiosa.
Autor:
Pere
Nubiola
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