LOS
CIENTÍFICOS DE EGIPTO:
Senenmut
(Senmut),
el Arquitecto de la reina Hatshepsut (siglo XVI a.C.)
Primera
parte
Por
Nelson Pierrotti
nrpr0592@adinet.com.uy
Avance
de investigación.
En
un artículo reciente sobre “Imhotep, el canon del sabio creador
en el Reino Antiguo egipcio” (2002) hacíamos referencia a
algunos de los aspectos más llamativos de la profesión de los
arquitectos en Egipto, entre otros, el de la gran jerarquía social
que conquistaron estos técnicos. En ningún otro lugar del mundo
antiguo la profesión fue tan prestigiosa. Pero es necesario tener en
cuenta que estos arquitectos eran algo más que solo técnicos
constructores. Fueron sabios universales,
quienes siguiendo el modelo humano impuesto desde la época de Imhotep,
dirigieron las conquistas materiales e intelectuales de la civilización
egipcia. A la vez que pensadores, escritores y artistas fueron cosmólogos,
astrónomos, matemáticos y “peritos” en diversas áreas[1].
Más
de mil años después de Imhotep otro arquitecto llamado Senenmut,
quien trabajó a las órdenes de la reina Hatshepsut (siglo XVI a.C.)
puso de manifiesto (a través de su obra en Deir el Bahari) los vínculos
prácticos que los egipcios trazaron entre las ciencias y las artes
que conocían[2].
I
Después
de ascender al trono como regente apoyada por la corte, “la más
noble de las damas” Hatchepsut (1490-1469 a.C.) hija del faraón
Tutmosis I (véase la nota)[3],
incorporó un grupo de nuevos oficiales a su equipo de asesores: a Nehesy,
quien condujo la expedición comercial al país de Punt (probablemente
la actual Somalía); a Hapuseneb, visir y sumo sacerdote de Amón;
a Puymre, profeta de Amón y arquitecto talentoso; y
finalmente, a un hombre de origen humilde, Senenmut quien
llegaría a ser su arquitecto preferido, a la vez que la figura más
enigmática de su personal.
A
este arquitecto, “Jefe de todos los Trabajadores del Faraón” se
atribuyen varias construcciones en Epit-Esut (Karnak), en On (Erment),
en el templo de la diosa Mut (Luxor) y en Deir el Bahari.
Así como la edificación en este último lugar de una tumba privada
(inacabada) hecha para sí mismo y sus parientes (bajo el templo de la
reina); y, finalmente, la organización del transporte por barco de
dos enormes obeliscos desde Asuán hasta Tebas (operación
representada en el primer nivel del santuario de Hatshepsut)[4].
De
Senenmut se conservan hasta hoy más de veinte estatuas propagandísticas
(dispersas en varios museos de Egipto, Europa y América) que revelan
unos cuarenta títulos y funciones cumplidos por aquel antiguo
arquitecto, entre otras las de[5]:
“...
Guardián del Palacio, Inspector de Obras, Inspector de los Campos,
Inspector de la Casa Doble del Tesoro, Inspector de los Jardines de Amón,
Director de los trabajadores, Inspector de la Oficina Administrativa
del Palacio, Superintendente de los Aposentos Privados, Conductor de
Fiestas, Inspector del Ganado de Amón, Mayordomo de la Hija del Rey
Nefrure, Jefe del Palacio de la Corona Roja, Mayordomo Principal de Amón,
Inspector del Granero Doble de Amón y Príncipe Heredero”; y
‘ejecutor de todas las cosas que vienen a pasar por el espíritu de
su Majestad’ ”.
La
estatua que se guarda en el Museo de El Cairo está formada por un
solo bloque, esculpido en una masa compacta de granito de un metro de
altura[6].
Representa la forma de un cuerpo humano con los brazos cruzados bajo
su mentón y sus manos sobre las rodillas, cubierto por un largo
manto. Senenmut era personificado con los rasgos de un hombre joven
que abrazaba a su discípula la hija del faraón, Nefrure. En la parte
superior de la estatua hay dos grupos de jeroglíficos que representan
los dos nombres de la reina: “Hatshepsut” y “Maakare” (Maat-ka-re
Khenemet-Amón Hatshepsut)[7]
en forma de criptograma.
Hacia
el 7º año de su reinado Hatshepsut confió a Senenmut la edificación
de su templo mortuorio que sin embargo no estaría acabado hasta el año
16, o tal vez el 20. Según lo indica un pasaje del texto que describe
el viaje al país de Punt, todos los nomos (o “provincias”)
de Egipto contribuyeron al desarrollo de este gran proyecto nacional
de construcción en Deir el Bahari:
“...
El cielo y todos los países que creó el dios trabajan por entero
para ella –Hatshepsut- (...) Su padre Amón (...) ha puesto todas
las tierras a sus pies”[8].
El
arquitecto egipcio era una pieza clave dentro del proyecto político-religioso,
y quizás sin comprenderlo, representó la síntesis de un largo
proceso de acumulación y desarrollo del conocimiento y la experiencia
antiguos.
II
SENENMUT,
EL “EJECUTOR DE TODAS LAS COSAS”
Al frente de un grupo de
arquitectos y artesanos Senenmut construyó en quince años (según
indican los documentos) el particularmente famoso templo de Hatshepsut,
junto a la orilla oeste del río Nilo, frente al templo de Amón en
Karnak. Deir el Bahari es sin duda uno de los más armoniosos
conjuntos arquitectónicos de Egipto, respaldado en semicírculo
contra las elevadas vertientes del djebel tebano. El templo,
considerado sagrado durante los tiempos antiguos, se talló
directamente en la roca y seguía, como puede apreciarse, el plan
arquitectónico del templo de Nebhepetre Mentuhotep
(faraón del Imperio Medio, XI dinastía).
Hatshepsut
lo dedicó al dios Amón, e hizo edificar a su lado dos capillas
consagradas una a la diosa Hathor (la “Dama de Punt”) y otra al
dios Anubis. Es interesante notar que cada año el ídolo de Amón era
sacado de su santuario en Karnak para cruzar en barca el Nilo,
iniciando un viaje místico con destino a los templos de los faraones,
“vivificando” a los muertos” y “dando alegría” a los
habitantes de la orilla izquierda. Era la ocasión para poner en
contacto a Amón con la diosa Hathor durante la “bella fiesta
del Valle”[9].
Considerando que el templo fue erigido para Amón en su hipóstasis,
la elección del emplazamiento junto a la montaña (en Deir el Bahari)
quizás haya recaído en Senenmut, quien pudo observar que sus medidas
guardaban proporción con el propósito de dotar de la “grandeza”
necesaria al templo mortuorio de su amada reina, la hija del dios Amón.
Más
allá de las consideraciones que puedan hacerse sobre el
culto de este dios (base
política del poder faraónico) y del obvio apoyo al sacerdocio
amonita, el templo de la reina perseguía un fin evidentemente
propagandístico (del mismo tenor que se aprecia en las estatuas de
Senenmut). Las paredes del templo se dedicaban a documentar la leyenda
del nacimiento divino de Hatshepsut, el de su coronación como faraón
y su viaje a la mística tierra de Punt en busca del incienso para el
dios (según se atestigua la esquina norte del segundo nivel)[10]:
justificaciones éstas de índole intelectual y
material, que con seguridad buscaban garantizar el poder adquirido por
este “faraón femenino”[11].
Protodórica
Hathórica
Pilar
|
En
el centro del conjunto edilicio creado por Senenmut dominaba el templo
funerario de Thutmosis II, hacia el norte se levantaba el grupo de
terrazas atribuido al arquitecto; y al sur, la estructura se
completaba con el templo escalonado, más antiguo, de Mentuhotep. El
diseño edilicio de Senenmut utilizaba las ideas que fueron
previamente expresadas por el equipo de arquitectos del antedicho faraón.
El templo de la reina consistía de una estructura de tres terrazas
ubicadas sobre diferentes niveles, anticipadas por dos rampas
procesionales, que subían gradualmente
hacia el santuario y unían los templos, franqueados por pórticos
blancos y paredes con relieves pintados. Los órdenes de soportes
adoptados fueron las columnas acanaladas (mal llamadas “protodóricas”)[12],
las columnas hathóricas[13]
y los pilares cuadrados (puramente geométricos) que respondían a la
estructura sobria de las terrazas.
Senenmut
supo combinar la arquitectura más antigua de los pilares (utilizada
en el Reino Medio) con la de los patios o explanadas anchas
(típicos en el Imperio Nuevo) configurando así un
sistema de líneas maestras que ayudaba a obtener superficies sobrias
“geométricamente” delimitadas.
Se puede decir que el
edificio de Hatshepsut es una verdadera obra de geometría. De hecho,
como se ve en el presente, las líneas verticales y horizontales del
conjunto arquitectónico tienen una gran armonía en sus dimensiones,
equilibrio y elegancia, y una proporción muy precisa en sus medidas
(como también se aprecia en la tumba del propio Senenmut) En
consonancia con el paisaje físico circundante, donde la trilogía
“cielo, montaña y desierto” se hace sentir poderosamente, el
resultado final fue una solución arquitectónica notable que ponía
al edificio en proporción con su entorno y producía un efecto visual
muy eficaz.
Se
justifica hacer aquí pequeña digresión, de importancia para nuestra
investigación, sobre un aspecto asociado al contexto de la obra
arquitectónica: la pintura y la decoración mural del templo. Si bien
el repertorio exhibido no es nuevo, la atractiva representación de la
expedición a Punt con una cierta preocupación por el detalle, pone
de manifiesto el refinamiento de los pintores, su sentido de la
observación y el uso de una policromía diversa, que vistía
de color las imágenes.
Villa
de la gente de Punt, según una pintura egipcia
De
hecho, el color es el
medio más apreciable para que una obra transmita las sensaciones que
el artista experimenta frente a una escena determinada (en este caso
un paisaje en Punt); lo que dice mucho sobre el artesano egipcio, su
personalidad y capacidad.
Y
esto nos resulta de particular interés al observar los dibujos
hallados en la tumba de Senmut. Los artistas trazaban en ostracón una
cuadrícula sobre la que hacían un boceto de la figura a representar,
para luego trasladar sus proporciones a la pared y dotarlas de color.
Esbozo
hallado en la tumba inacabada
de Senenmut
|
Obsérvese esta cuadrícula sobre un muro de dicha tumba. (El cuerpo
humano entero ocupaba unos 18 cuadros de pies a cabeza) La cuadrícula
permitía obtener las proporciones "correctas" de las
figuras, objetos y textos según se había planificado. Este
cuadriculado dividía el registro en figuras geométricas iguales
cuyas medidas se calculaban teniendo en cuenta la unidad egipcia, el
codo real dividido a su vez en "fracciones" representadas
por las partes del cuerpo humano (dedo, puño, mano, palma, pie y
brazo)[14].
Sobre
la superficie preparada se extendía una retícula apretando una
cuerda empapada en pintura y estirada a intervalos verticales y
horizontales. Encima de dicha retícula, los dibujantes especializados
en contornos trazaban figuras y objetos, ateniéndose a escalas
de las que hay alusiones en los catálogos de las bibliotecas de los
templos tolemaicos. De hecho, en el “Museo Británico” se conserva
una mesa de dibujo del reinado de Thutmosis III, que nos da una idea
del modo de trabajo de los técnicos.
Hay
que tener en cuenta que las medidas no se tomaban para adaptar sus
proporciones a la vista del espectador, ya que se buscaba una impresión
óptica que transmitiera un mensaje de poder y sabiduría. Por eso la
búsqueda de la perfección. Los
dibujos y signos esbozados en la cuadrícula eran corregidos con un
carbón por el jefe de los dibujantes (posiblemente el mismo Senenmut).
El trabajo se hacía en equipo bajo la supervisión directa del
arquitecto-jefe (o alguien designado por él)[15],
quien disponía de los conocimientos artísticos, aritméticos, geométricos
y astronómicos necesarios para dirigir la ejecución de la obra.
Todos
estos datos (históricos, técnicos, artísticos) que repasamos
brevemente, son solo piezas del gran puzzle que nos ayuda a obtener
una imagen más nítida de lo que significaba la ciencia y la tecnología
para los antiguos egipcios. Poco hace pensar que una vez unidas las
partes, los saberes manejados por Senenmut y sus auxiliares pondrían
de manifiesto una colosal visión del cosmos, una visión geométrica.
De esto tratará la segunda parte de este avance de investigación.
[1]
Pierrotti, N. Imhotep, el canon del sabio creador en el
Reino Antiguo (III milenio a.C.)
[2]
Se ha dudado si Senenmut fue realmente el arquitecto que construyó
el santuario de Hatshepsut (Gardiner, Skira). En esta investigación
nos guiamos por la documentación egipcia que le atribuye su autoría.
[3]
Tutmosis III tenía tres años de edad cuando murió su padre (Tutmosis
II) ca. 1479 a.C. Hatshepsut, de ascendencia real, asumió la
dirección del gobierno a nombre de su sobrino como reina regente.
Pero en pocos años (cuando Tutmosis tenía 10) por razones no
conocidas, Hatshepsut se hizo coronar “faraón” y adoptó el
nombre de Horus: algo inusual ya que los nombres de Horus eran
usados solo por hombres, y Egipto tenía un faraón. En tiempos
anteriores a su coronación Hatshepsut ostentaba los títulos
tradicionales de "esposa del dios Amón", "hermana
del Rey" y "esposa Real". Sin embargo, prefirió
utilizar el título de "esposa del dios Amón", que heredó
de su abuela y pasó a su hija, Nefrure. En su coronación
Hatshepsut se convirtió en “rey” del Alto y Bajo Egipto,
utilizando la vestimenta faraónica incluyendo la barba falsa.
Algunos investigadores piensan que Hatshepsut asumió el gobierno
por la fuerza; otros que hubo un doble gobierno: Hatshepsut dirigió
las actividades económicas y administrativas, y Tutmosis dirigió
los asuntos militares. Eso parece sugerir la evidencia ya que
Hatshepsut acompañó a su sobrino en una de sus campañas
militares. Pero no hay nada determinante. Es posible que todo se
haya debido a cuestiones dinásticas. Lo “cierto” es que el mito
del nacimiento de Hatshepsut hizo de una mujer la hija plena de Amón,
con derecho al trono egipcio. Hatshepsut murió alrededor del 1452
a.C.: la causa sigue siendo un misterio. Algunos eruditos especulan
que su sobrino Tutmosis III la hizo asesinar, otros piensan, que
murió de causas naturales. Hay desacuerdo en cuanto a si fue
Tutmosis el que hizo quitar los nombres de Hatshepsu de todos los
monumentos (lo que ha alentado las teorías de luchas familiares y
cortesanas) o si esto ocurrió veinte años después de Tutmosis;
otros estiman que fue un modo de ocultar que Egipto había sido
gobernado por una mujer, o evitar efectos colaterales al heredero
Tutmosis.
[4]
Se ha dudado si Senenmut fue el arquitecto de Deir el Bahari (Gardiner
y Skira).
[5]
Este tipo de manto aparece por primera vez durante el Reino Medio.
[6]
Saleh, Mohamed. Official
Catalogue. The Egyptian Museum Cairo, p. 132.
[7]
Maat: verdad-justicia; ka, doble espiritual; Re,
el dios-sol.
[8]
Serrano Delgado, José Miguel. Textos para la historia
antigua de Egipto. Madrid. Cátedra. 1993, p. 118.
[9]
El dios Amon realizaba "herméticos y significativos
viajes" durante la llamada "Bella Fiesta del Valle".
Abandonando su templo en Karnak era trasladado a la orilla oeste
donde residía temporalmente en otros templos.
[10]
En los bajorrelieves de los muros de la terraza media del templo
funerario de Tutmosis I, se representa el nacimiento divino de
Hatshepsut por la paternidad de Amón-Ra. Una inscripción nos da el
relato de los sucesos que condujeron a su ascenso al trono: el dios
Amón visitó a la reina madre “colocando en su cuerpo”
a su futura hija (Hatshepsut) con el fin de que esta pudiera ejercer
la realeza en todo su país. El dios Khnum, modeló su belleza y
ordenó a Heket que le diese vida. Es obvio que establecer la
legitimidad del ascenso al trono era una prioridad para Hatshepsut.
Por eso hizo grabar una representación de su divina concepción
descripta por el mismo Amón: “Ella, la que se une con Amón,
el primero de los amados, procura que éste sea el nombre de una
hija, que abrirá tu seno, porque estas son las palabras que han caído
en tus labios. Ella ejercerá un benéfico poder sobre todo este país,
porque mi alma es suya, suya es mi voluntad, suya es mi corona, en
verdad, que ella puede gobernar los dos países y guiar a todos los
dobles vivientes”[10]
A su lado se representaron las preparaciones para su
nacimiento y el parto, seguidas por su presentación a las diosas
protectoras y al dios Amón, que le da la bienvenida. Después de
visitar los altares de los otros dioses fue coronada en Heliópolis
(ciudad del culto solar) y sentada en el trono ante Amón-Ra, en
presencia de la nobleza y la administración egipcias. El ceremonial
concluyó con el abrazo de su padre divino, el dios Amón en su
capilla. La posición anómala de una mujer en el trono de Egipto
exigía una insistencia especial sobre su concepción milagrosa para
asegurarle el trono.
[11]
Siliotti,
Alberto. Egypt. Splendours of an Ancient Civilization. 1994.
[12]
Decimos mal llamadas
“protodóricas” porque se las designa desde una perspectiva
griega. Es una columna de fuste acanalado semejante a la dórica.
Existen algunas también en Saqqara.
[13]
Hathórica o Columna Sistro de
base circular. El capitel está formado por un dado de piedra que
descansa sobre la cabeza de la diosa Hathor.
[14]
Un dedo que equivalía a 18
milímetros era la unidad mínima; las demás eran sus múltiplos:
por ejemplo un cúbito real estaba formado por 28 dedos. La medida
lineal era de 65 a 70 cm.
[15]
Las
escenas pintadas se relacionaban comúnmente con el mundo del Más
Allá, y el viaje nocturno en barca que debía hacer el difunto,
sometido a numerosas pruebas antes de llegar a Osiris. Los textos
grabados aseguraban al difunto el conocimiento de las fórmulas mágicas
necesarias para superar ese viaje ritual.