DOCUMENTOS
PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA ANTIGUA DE EGIPTO Y EL CERCANO ORIENTE.
(Parte
I)
“LA
PNEUMÁTICA” DE HERÓN DE ALEJANDRÍA
Por
Nelson Pierrotti
nrpr0592@adinet.com.uy
I
En
los siglos inmediatamente anteriores al comienzo de nuestra era, los científicos
e inventores del mundo griego se habían dedicado a construir juguetes mecánicos
destinados a la diversión. Una investigación seria sobre las
posibilidades que los autómatas y las máquinas podían ofrecer al
incremento de la producción agrícola o industrial, habría exigido el
quiebre de los paradigmas existentes, la superación de una visión que en
realidad obstaculizaba el progreso técnico. De hecho, en aquellos tiempos
todo lo que estuviera relacionado con oficios o artes manuales era
considerado innoble y servil, por lo que los intelectuales del mundo grecorromano se mantuvieron, en general, a distancia de los mismos. Sin
embargo, fue la
persistencia de algunos técnicos antiguos lo que hizo posible que se
entendieran y aplicaran los principios elementales de la física y de la
mecánica; con el fin de obtener recursos naturales o construir máquinas
de guerra, no tan desprendidos de lo práctico como puede pensarse.
Dentro
del mundo mediterráneo la “escuela” de Alejandría (Egipto) se
convirtió en un foro intelectual donde se reunió mucho del
conocimiento acumulado durante siglos de experiencia humana. Los reyes
Tolomeos, que desarrollaron una cierta política científica,
dedicaron gran parte de sus riquezas a la adquisición de los libros
producidos en Egipto, Grecia, Persia, India, Israel y Mesopotamia. De las
bibliotecas de la ciudad de Menfis, cercana a Alejandría, así como de
las demás ciudades del Delta, se trajeron gran cantidad de papiros en los
que se recogía todo el saber egipcio, sus cosmogonías racionales y sus
tradiciones cultas.
De
hecho, consideramos que tanto en sus concepciones intelectuales como técnicas
los griegos estuvieron más cerca del pensamiento egipcio de lo que en
general se comprende. Tal como la ciencia griega, la egipcia se valía del
saber acumulado, definía campos de interés práctico y construía
explicaciones para el fenómeno observado. Los egipcios buscaban conocer
la causa de las cosas, organizaban sistemáticamente sus conocimientos,
observaban atentamente el mundo en que vivían, lo que los llevó a crear
un cierto “corpus teórico” que sirvió en mayor o menor medida como
herramienta para intentar interpretar la realidad.
II
En
aquella lejana Alejandría vivieron y trabajaron, entre muchos otros,
innovadores como Ctesibio (a quien se atribuye el
descubrimiento de un cañón de vapor, una bomba contra incendios, un autómata
y una bomba para elevar agua), y Herón (que introdujo
principios mecánicos de gran importancia), representativos del horizonte
técnico alcanzado en Egipto durante la dominación griega[i].
En especial en los albores de nuestra era, la “ingeniería” antigua
logró un tope de estabilización
tecno-teórica
que permitió notables
avances hacia la mecánica
teórica, representada
por los Tratados escritos por Herón.
Es
cierto que a la manera de otros inventores griegos, Herón fue también un
gran constructor de entretenimientos, como su famoso teatro de autómatas
movilizados por medio de piezas metálicas, engranajes y palancas. Sus múltiples
ingenios y dispositivos, como la dioptra y el odómetro
(sistema de engranajes combinados para contar las vueltas de una rueda);
el haber calculado la distancia entre Roma y Alejandría sirviéndose de
dos observaciones de un mismo eclipse; la construcción de un aeolipile
(que permite la transformación de energía térmica en mecánica,
precursora de la máquina de vapor) lo ubican en un lugar destacado dentro
de la historia de la tecnología en Egipto y el mundo griego. Pero
contribuyó al saber antiguo con la redacción de obras como la Métrica,
en la que propone una fórmula para calcular el área del triángulo en
función de los lados; la Mecánica (que estudia sus
aplicaciones) y la Neumática (que en especial nos
interesa), revelando una capacidad poco frecuente.
Por
su naturaleza didáctica, las obras heronianas tienen las características
de manuales de recopilación de conocimientos, experiencias y
observaciones personales. No
fue un desconocido imitador, tuvo una gran preocupación por los aspectos
teóricos de su oficio, y supo aplicar su saber técnico al trabajo del
metal, la arquitectura, la carpintería y la pintura[ii];
además de haber aspirado a la imitación del “movimiento de las
cosas vivas”[iii].
III
LA
TRADUCCIÓN
Del
tratado de Herón sobre la Neumática (siglo I a.C. – I d.C.) se
publicó una traducción italiana por Aleotti en 1547 en Bolonia. Más
tarde apareció una versión latina preparada por F. Commandine (Urbino,
1575) Esta nueva traducción se reimprimió primero en Amsterdam (Holanda)
y luego en París (Francia). Se produjeron con el tiempo varias versiones
más en italiano, y una en alemán, las cuales fueron editadas en el siglo
XVII. Posteriormente aparecieron en Europa más de cuarenta traducciones
basadas en el texto griego de la Neumática, publicado en París como “Veterum
Mathematicorum Opera”. El plan de esta colección fue elaborado por
Thevenot, quien entonces era bibliotecario de la Biblioteca Real de Luis
XIV. El propósito de Thevenot fue publicar una transcripción exacta de
los manuscritos de varios autores antiguos. Para la Neumática adoptó la
ya conocida traducción de Commandine (del griego al latín), la que
estaba más de acuerdo con la versión latina. A su vez la traducción de
Commandine (guardada en el Museo Británico) sirvió de base para la versión
inglesa de “THE PNEUMATICS”,
hecha desde el original griego por Bennet Woodcroft
(editada en 1851 y reeditada en 1971 en inglés);
que traducimos al español (con sujeción a revisiones) para hacerla
disponible a la cátedra de Historia Antigua (Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, Uruguay).
Presentamos
aquí las secciones 1 al 5.
De
la introducción:
“...
Hemos pensado propio conciliar en orden lo qué se ha transmitido por
escritores anteriores, y agregar allí nuestros descubrimientos propios:
una tarea que resultará de mucha ventaja a quienes se consagrarán más
adelante al estudio de las matemáticas” (HERÓN
DE ALEJANDRÍA).
SECCIÓN 1.
Aplicación del sistema
de sifón.
“Imagine
que A B C, es un sifón o tubo doblado, cuya pierna AB se sumerge dentro
de un vaso DE que contiene agua. Si la superficie del agua está en FG, la
pierna del sifón AB se llenará de agua hasta la superficie, es decir,
hasta H, (mientras) la porción HBC restante permanecerá llena de aire.
Si, entonces, retiramos el aire mediante succión por la abertura C, al líquido
también le será imposible, como se explicó arriba, llenar el vacío
generado. Y, si la abertura C está a nivel con la superficie del agua, el
sifón C aunque lleno, no descargará el agua, sino que permanecerá
lleno: de modo que, aunque es contrario a la naturaleza que el agua suba,
se levantará para llenar el tubo ABC; el agua permanecerá en equilibrio,
la línea HB subirá hasta su tope, y la BC quedará suspendida. Pero si
la boca externa del sifón es más baja que la superficie FG, como en K,
el agua fluirá hacia fuera. Pero si la boca externa del tubo está más
baja que K, como en L, la descarga continuará hasta que la superficie del
agua logre alcanzar la boca A. Si entonces deseamos que toda el agua en el
recipiente salga hacia fuera, debemos presionar el sifón hasta alcanzar
el fondo del recipiente, dejando solamente un pasaje para el agua.
Ahora,
algunos escritores han dado la explicación de la acción precedente del
sifón, diciendo que la pierna más larga atrae la más corta. Pero que
tal explicación es incorrecta, y que quien lo creyere así se equivocaría
grandemente si intentara levantar el agua desde un nivel más bajo, lo
probaremos como sigue: imagine que hay un sifón con su pierna interna más
larga y estrecha, y que la externa es mucho menor en longitud pero más
amplia para contener más agua que la pierna más larga. Entonces, primero
llenando el sifón con agua, hunda la pierna más larga en un recipiente
de agua o en un receptor de papel. Ahora, si dejamos que el agua fluya, la
pierna externa, conteniendo más que la interna, debe impulsar el agua
fuera de la pierna más larga, que al mismo tiempo drenar el agua encima
del receptor de papel; y la descarga que comienza agotará toda el agua,
puesto que el líquido que está fuera es más que el que está dentro.
Pero no se sabe que éste sea el caso; y por lo tanto la causa alegada no
es verdadera. Examinemos entonces la causa natural.
La
superficie de cada cuerpo líquido, cuando está en reposo, es esférica y
concéntrica con la de la tierra; y, si el líquido no está en reposo,
se mueve hasta que logra tal estado. Si después tomamos dos
recipientes y vertemos agua en cada uno, y, luego de llenar el sifón y
cerrar sus extremos con los dedos, insertamos una pierna en un recipiente
que la hunde debajo del agua, y la otra en la otra, toda el agua fluirá
de modo continuo, porque cada uno de los líquidos en los recipientes
escapará por (la boca) del sifón.
Representación
del principio esbozado
por Herón,
que aplicaron ingenieros
romanos
como Vitrubio y Frontino.
Si,
entonces, las superficies de los líquidos en los recipientes están en el
mismo nivel, ambos quedarán en reposo cuando se hunda el sifón en su
interior. Pero si no lo estaban, tan pronto como el agua continúe
fluyendo inevitablemente debe caer en el recipiente más bajo a través
del canal de comunicación, hasta que, o toda el agua en ambos recipientes
está a la misma altura, o uno de los recipientes se vacía. Suponga que
los líquidos están parados en la misma altura; por supuesto estarán en
reposo, de modo que el líquido en el sifón estará también en reposo.
Si,
entonces, el sifón está concebido para ser intersecado por un plano en
la superficie de los líquidos en los recipientes, aun así el líquido en
el sifón estará en reposo, y, si se levanta sin ser inclinada cualquiera
de sus caras, estará de nuevo en reposo, y eso, si el sifón es de igual
anchura en todas partes o una pierna es mucho más grande que la otra. Razón
por la que el líquido en reposo no permaneció en este (estado), sino en
el hecho de que las aberturas del sifón estaban al mismo nivel. La
pregunta que ahora se presenta es: ¿por qué, cuando se levanta el sifón,
el agua no es impulsada hacia abajo por su peso propio, teniendo debajo de
ella aire que es más ligero que ella?.
La
respuesta es que un vacío continuo no puede existir; de modo que, si el
agua va a descender, debemos primero llenar la parte superior del sifón,
en la que nada de aire pueda forzar su reposo. Pero si perforamos un
agujero en la parte superior del sifón, escapará el agua inmediatamente
al encontrar el aire un paso. Antes de que se perfore el agujero, el líquido
en el sifón, reclinándose sobre el aire debajo, tiende a empujarlo, pero
el aire que no tiene ninguna vía de escape no permite que el agua pase
hacia afuera: cuando sin embargo el aire ha obtenido un paso a través
del agujero, no pudiendo sostenerse la presión del agua, se escapa, dejándola
entonces llegar a un estado de reposo. Su superficie será esférica y
concéntrica con la de la tierra, y (hasta) cortará la superficie
anterior, para, cuando el mismo líquido haya tomado dos posiciones,
(quede trazada) una línea de intersección común a ambos.
Esta
es la misma causa por la que, por medio de un sifón, podemos aspirar el
vino hacia arriba, aunque esto es contrario a la naturaleza de un líquido;
para cuando hemos recibido en el cuerpo el aire que estaba en el sifón se
ejerce una presión continua
del aire hacia nosotros, y éste alternadamente presiona en la atmósfera
hasta que se produce un vacío, y entonces el vino experimenta la presión
para sí mismo y pasa a ocupar el espacio en el sifón; por lo que no hay
ningún otro lugar por el que pueda escapar la presión. Es por esta
causa que se presenta su movimiento ascendente artificial. Que el agua
en el sifón descansará cuando su superficie sea esférica y concéntrica
con la de la tierra puede ser visto de otra manera. Se requiere probar que
un líquido está inmóvil cuando su superficie es esférica y concéntrica
con la de la tierra. ¿Es posible impedir que tienda al reposo después de
agitarla?; por supuesto llegará a estar (quieta) a continuación de ser
movida. Imagine que ambas superficies son cortadas por un plano que pasa a
través del centro de la tierra; las intersecciones serán las
circunferencias de los círculos concéntricos de la tierra. Permítase
que estas circunferencias sean A B C y F B D. La junta GB, GB, es igual a
cada una de las líneas GF, GA, lo que es absurdo. El líquido estará por
eso en equilibrio.
SECCIÓN 2.
Sifón concéntrico
Hay
otra clase de sifón llamado concéntrico o de inclusa, el principio del
cuál es igual al del sifón doblado. Como antes, imagine que hay un
recipiente AB, que contiene agua. A través de su fondo inserte un tubo,
CD, soldado, proyectado hacia abajo. Imagine la abertura C del sifón próxima
a la boca de la vasija AB, e imagine otro tubo, EF, que incluya el tubo
CD, siendo igual la distancia entre cada uno de los tubos, estando la boca
del tubo exterior cerrada por una pequeña placa, EG, sobre la boca C (del
tubo interior).
La
tapa del tubo EF se debe retirar ahora del fondo del recipiente, para
dejar un pasaje para el agua. Esto se realizará luego de pasar el aire a
través de la boca D en el tubo CD, ubicado en la vasija AB, permitiendo
que el agua corra hacia fuera a través del sifón, hasta agotarse. Como
el aire contenido entre el líquido y el tubo EF puede pasar dentro del
tubo CD, el agua logra entonces escapar. Y no dejará de fluir debido a la
proyección del sifón hacia abajo -si, de hecho el tubo EF fuera quitado,
la descarga cesaría al llegar al (nivel) de la superficie del agua en (el
tubo) C, a pesar de su proyección hacia abajo; pero cuando EF está
enteramente sumergido el aire no puede entrar en el sifón, puesto que el
aire que entra en el recipiente toma el lugar del agua que sale hacia
fuera- (y) la descarga entonces no cesará mientras el agua es
expulsada, siempre que (el tubo) esté más bajo que la superficie del
agua en la vasija.
Si
nosotros no sacamos el aire del tubo CD, el agua puede entrar a raudales
en la vasija AB hasta que, una vez alcanzado C, empezará una descarga a
través de CD. En este caso, de nuevo, se sacará toda el agua de la
vasija. Este instrumento se llama, como dijimos antes, sifón concéntrico
o de inclusa.
Es
evidente, según se ha demostrado anteriormente, que con tal que el sifón
esté fijo el chorro que pasa a través de él será de velocidad
irregular, porque el resultado es el mismo que en una descarga a través
de un agujero hecho en el fondo de una vasija, donde la presión del
chorro es irregular, mayor al comienzo de la descarga y menor (a medida)
que se reducen los volúmenes (de líquido) en los recipientes. De igual
manera, en proporción con el largo de la pierna exterior del sifón, la
velocidad del chorro es mayor; porque una presión mayor se ejerce en su
descarga que cuando la pierna exterior bajo la superficie del agua en la
vasija es menor. Por consiguiente nosotros hemos dicho que la descarga a
través del sifón siempre es de velocidad inconstante. Pero debemos idear
un sifón en que la velocidad de la descarga será uniforme.
SECCIÓN 3.
Sifón de descarga
uniforme.
Imagine
que hay un recipiente, AB, que contiene agua, en el cual hay un lavabo
pequeño, CD, y flotadores, con su boca cubierta con la tapa CD.
En F está la tapa y en el fondo de la taza inserte una pierna del
sifón soldándola con estaño en los agujeros. Imagine que la otra pierna
está fuera del recipiente AB, teniendo su boca más abajo que la
superficie del agua en AB. Si extraemos el aire en el sifón a través de
la boca externa, el agua inmediatamente lo seguirá debido a la
imposibilidad de que haya un vacío continuo en el sifón; y el sifón,
comenzando a fluir, circulará hasta que haya agotado toda el agua en el
recipiente: pero la descarga será uniforme, puesto que la proyección de
la pierna externa debajo de la superficie del agua no varía; para que,
cuando el recipiente esté vacío, la taza se hunda (arrastrando) el sifón.
Cuanto
más larga sea la pierna exterior mayor será la velocidad de la descarga,
a pesar de que todavía será uniforme. En la figura, EFG es el sifón
descrito, y la superficie del agua se indica por la línea HK.
SECCIÓN 4.
Sifón
de descarga uniforme
Describo un sifón que es capaz de descargar mayor o menor cantidad
de líquido con uniformidad. Por el arreglo siguiente podemos producir una
descarga uniforme y una variable inmediatamente; ésa es una descarga en
la cual por cierto tiempo, según guste, el chorro fluye uniforme desde el
comienzo, y otra vez, para cualquier otro período, es más lento o rápido
que antes, pero aun uniforme. Como antes, imagine que AB es un recipiente
con agua, y CD una cubeta. Entre la tapa y fondo de la taza suelde un tubo
LM más ancho que la pierna interna del sifón. En la tapa ponga un marco
de madera, CNXD, consistente en dos trozos verticales y un tercero encima
de ellos.
En
las caras internas de los trozos verticales trace ranuras, a lo largo de
la cual otro pedazo 0P que se mueva libremente. Imagine que RS es un
tornillo, que trabaja perpendicularmente en dirección a la tapa CD,
pasando un agujero en 0 P: en 0P imagine un eje fijo en el que tan pronto
entre la cuerda se enrosque en la espiral del tornillo. El tornillo debe
proyectarse sobre NX, y una manija debe sujetarse a una tapa por la cual
darle vuelta, y por éste medio se puede levantar o bajar OP. Deje la
pierna interna del sifón fija en OP, y el paso a través del tubo LM, de
modo que su boca pueda sumergirse en el agua dentro del recipiente. Ahora
si, como antes, retiramos el líquido a través de la boca externa, el sifón
fluirá con una secuencia uniforme hasta que se agote enteramente. Y
cuando se desea que una secuencia más rápida (y) uniforme se produzca a
través del sifón, deje que el tornillo dé vuelta para bajar la tabla
0P; que entonces eleva la pierna exterior, y así la secuencia será más
rápida que antes, y a pesar de eso uniforme. Si se desea una mayor
velocidad, dé más vueltas al tornillo 0P; y si desea lograr menos
velocidad, deje que 0P se levante. Así se produce una descarga a través
del sifón en un sentido uniforme, o en otro variable.
SECCIÓN
5.
No.
5. Para retirar el aire de un
recipiente desde un sifón T0 evitando la necesidad de retirar el agua a
través de la boca, lo que es solamente posible en sifones muy pequeños,
se puede utilizar el método siguiente:
Tome
un tubo doble, con una parte que cabe en la otra, y ate la pieza más
pequeña a la pierna exterior del sifón, de modo que la descarga pueda
pasar por ella. Imagine que TN sea el tubo más pequeño, y QU es el más
grande, que previamente debe afirmarse en el recipiente, WY, que tiene
abierto un paso de agua, Z, en el fondo. Cuando se desea retirar el agua
del recipiente AB, se cierra el paso de agua de WY con el dedo, entonces
se aplica el tubo más grande QU al más pequeño, y sale el chorro de
agua, Z, libremente.
Como
el recipiente WY se vacía, el aire en el sifón ocupará el espacio, y el
líquido en AB llenará el sifón: entonces quite el recipiente WY, y
permita que el (chorro) fluya. Para hacerlo correctamente el sifón debe
estar perpendicular; esto se logra asegurando barras rectas en la boca del
recipiente AB, y poniendo la pierna interna del sifón entre ellas en
contacto con cada uno de las barras: entonces sujete una barra pequeña de
través en cada cara de la pierna del sifón, tocando la cara interna de
las barras anteriores. Así, si el más pequeño obstruye al más grande,
el sifón no se inclinará de lado ni hacia adelante, pero colgará
perpendicularmente”.
Ir
a la segunda parte
MUNFORD, Lewis. Técnica y civilización. Buenos Aires.
Emecé. 1999, cap. I.
[ii]
Se ha llamado la atención al hecho de que ni Plinio ni Vitruvio (más
o menos sus contemporáneos) hicieran referencia alguna a Herón,
aunque sí mencionaran repetidamente las invenciones de su maestro
Ctesibio. Vitruvio minuciosamente describía una máquina para
levantar agua a gran altura, además de órganos musicales que
funcionaban con agua y un cuenta kilómetros (o taxímetro) que se
atribuye a Ctesibio. Como Vitrubio, Plinio cita también a Ctesibio,
famoso por su habilidad en la invención de instrumentos neumáticos e
hidráulicos. Pero ninguno da la menor noticia sobre Herón. Para
explicar este silencio tan notable por parte de Vitruvio y Plinio, en
la suposición de que Herón era un descubridor original, se lanzó en
el siglo XIX la hipótesis de que aquel era más bien el intérprete
de Ctesibio, es decir su amanuense. Pese a que él puso de sí y de
sus conocimientos como lo dice en la introducción de la Neumática,
no hizo más que continuar en el camino iniciado por su maestro. Sin
embargo, se pueden considerar otras variables. Por una parte, es
posible admitir que la influencia del maestro haya eclipsado la figura
humana de Herón en su tiempo, ubicándolo en un plano secundario o en
el mal entendido de que su obra era una mera prolongación de la de su
maestro. Por otra, el hecho de que Herón dedicara buena parte de sus
esfuerzos al entretenimiento pudo ser la causa de que no se lo
considerara expresamente. O finalmente que la omisión voluntaria o el
desconocimiento por parte de aquellos escritores antiguos, sea la
causa del silencio sobre su persona. Sin embargo, otros no ignoran de
ningún modo a Herón. Entre ellos hay que citar a Lucio Columela y a
Papus de Alejandría. Columela (autor de un tratado sobre agricultura)
lo cita expresamente, diciendo que las: “...
medidas de figuras planas que están de acuerdo con las fórmulas
usadas por Herón notablemente éstas por el triángulo del equilátero,
el hexágono regular (en este caso no sólo la fórmula sino las
figuras reales están de acuerdo con Herón), y el segmento de un círculo...”[ii].
Papus
(ca. 320) describe las contribuciones de Herón y cita a la obra sobre
la que centramos nuestra atención (La Neumática) en el libro VIII de
su obra, “Colección Matemática”, una recopilación
del conocimiento mecánico de su tiempo: “...
los mecánicos de la escuela de Herón dicen que la mecánica puede
ser dividida en una parte teórica y una parte manual; la parte teórica
está formada por geometría, aritmética, astronomía y física, la
manual del trabajo en metal, arquitectura, carpintería y pintura, y
cualquier cosa que pudiera hacerse con las manos (...) como dice Herón
en su Pneumática (...) pensando imitar el movimiento de las cosas
vivas, como Herón dice en su Autómata”.
[iii]
HERÓN. La Neumática. Introducción.
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