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LOS ELEGIDOS  

 

3 -  Perfecta es la Perfección de Ra.

 

 En una estancia apartada de La Casa de la Vida trabajaban con sigilo los escribas  elegidos para realizar, en nombre del Rey, el mayor de todos los desafíos en materia de escritura. Eso era lo poco que sabían de su presencia en aquella cofradía en la que sólo podía tomar decisiones la señora Nefisis, la dama misteriosa que tenía el privilegio de guardar los secretos de su majestad.

      

 Ni siquiera Mhetpere como organizador de la cofradía alcanzaba a conocer los verdaderos motivos de su constitución. Las consignas eran claras; Máxima atención a los textos antiguos, selección rigurosa de los mejores artistas del pincel, estudio a fondo y ampliación de los caracteres jeroglíficos. Formación continua de los miembros.

 

- Una tarea grandiosa y sublime. Tengo que confesaros que la ilusión me eleva y la responsabilidad ante la importancia de nuestra misión me aterra. – Declaró Mhetpere al grupo .

 

- Saldremos de este trance Mhet, estoy segura de tu capacidad de gestión. Además no escatiman medios con nosotros. Hay profesores, papiros de la mejor calidad, material de primera , herramientas de gran dureza y poco a poco comienzan a llegar los artesanos jóvenes más prometedores. ¿ Para que será todo ello? – acaba preguntando Sinuit la hija mayor de Nefisis.

 

- No tengo la menor idea de para que estamos aquí, lo juro. - Respondió Mhetpere ).

- Lo que tenemos claro es que se trata de una tarea para años, para muchos años. Los gastos deben de ser cuantiosos a juzgar por lo que estamos viendo hasta el momento.- dice Amsy.

 

- Nuestra madre tampoco nos da información al respecto. – añade Sinuit.

 

- No tenemos más remedio que seguir preparándonos y esperar –sentenció finalmente Nanit, la hermana de Sinuit. - A lo que todos asienten con la cabeza, como si de una verdad suprema se tratara. Las órdenes y el sigilo estaban para ser aplicadas.

       

 La improvisada reunión se disolvió para dar paso al trabajo aplicado y minucioso de la alta preparación exigida. Después de todo, salvo la falta de información  o la carga de trabajo y responsabilidades, la vida en el centro era cómoda. Buena  comida, ropas nuevas y libertad para salir durante el poco tiempo que les quedaba para sí mismos.

        

 El joven Amsy de veintiún años también pensaba en formar una familia ahora que su trabajo estaba mejor encauzado. Poco a poco fue entablando relaciones con Sinuit, que acabaron en noviazgo. Este fue el primer motivo de distanciamiento con su amigo Mhet, quien también estaba interesado por el amor de Sinuit. Sin embargo esa circunstancia no fue motivo de acritudes en las relaciones de trabajo, que siguieron con normalidad.

        

 Se prepararon concienzudamente durante varios años sin conocer el secreto mejor guardado del país del Kemet.

       

 La pareja se casó enseguida, aunque decidieron esperar a tener hijos. El trabajo los tenia muy absortos para pensar en atenderlos debidamente.

     

 Soplaban cada vez más los vientos de indiferencia entre los dos amigos. Raramente se referían a cuestiones personales en sus muchas conversaciones técnicas. Mhet permanecía soltero. Ninguna otra chica del grupo le atraía de manera seria. Tampoco en Menfis se preocupaba de buscar pareja estable. Prefería amores cortos y con pocas vistas al compromiso.

         

 Por lo demás la cofradía progresaba a grandes pasos en la investigación de la lengua sagrada, aportando ya una docena de nuevos ideogramas. Se estudiaban con especial atención los textos de resurrección y las fórmulas para el tránsito del alma del Rey-Dios.

    

 Algunos sospechaban que su trabajo consistiría en decorar la cámara más secreta de la Morada del Dios. Tan sólo eran rumores y especulaciones. Las visitas semanales de la señora Nefisis nada aclaraban. Se entrevistaba con el director de La Casa de la Vida primero y a continuación acudía a hablar con Mhet. Para la mayoría de los miembros esto no era más que una cuestión rutinaria.

          

 Pero un día saltó la gran noticia. Toda la Casa se convirtió en un hervidero de entusiasmo, por lo que Turphofis, el director, tuvo que llamar al orden, llegando a amonestar verbalmente a algunos exaltados.

 

- Quiero absoluto silencio y respeto a la ley de Maat ( tres veces grande ), para volver a dar la noticia.

       

 Su Majestad Jefke . Soberano de las dos tierras, garante de la prosperidad de Kemet, Amo de los cielos siempre infinitos, juez supremo de la verdad única, ... (Así hasta veintiocho títulos que los sufridos presentes tuvieron que oír sin parpadear). Nos honrará con su divina presencia en el día quinto del segundo mes de la estación de Shemw. Tengo que deciros que sólo disponemos de cuarenta y cinco días para que la acogida sea digna a su divinidad.

    

 El día anterior a la real visita todo estaba reluciente como para recibir al más grande de los hombres. En plena noche, ya después de la cena, se encontraba toda la cofradía reunida para recoger las últimas consignas. Cuando terminó la reunión principal, Mhet abrió el acostumbrado debate de cambio de pareceres. Les invitó a hacerse preguntas unos a otros sobre la figura del Rey, tan ajena físicamente a sus vidas. La que más curiosidad demostró tener fue Wesere, seguida de Amsy. Hablaron de su divinidad, de su grandeza.

 

- ¿Alguno de vosotros ha visto personalmente al Rey?. -preguntó Wesere, una muchacha hábil como pocas en el conocimiento de los pigmentos, las pinturas, los barnices y los fijadores de color. Hija única de un pintor de la corte que supo transmitirle los secretos de años de pintura refinada.

 

- Yo lo he visto de lejos en un par de ocasiones, durante la procesión de la ofrenda al Nilo.-contesta Nanit.

 

- ¿ Es verdad que aquel que se atreve a tocar su cetro cae fulminado?. – vuelve a preguntar curiosa Wesere. ¿Qué opinas Mhet?.

 

- Nunca he tenido ocasión de ver al Rey. Por ahora que se sepa, nadie ha tocado el cetro. O quizá se trate tan sólo de una leyenda. Tengo tanta curiosidad como todos por verle mañana. Él es nuestro guía. Sus decisiones serán las justas. Sé la pregunta que os estáis haciendo pero no os atrevéis a formular. Tal vez mañana sepamos algo más sobre nuestro futuro.

           

- Vuelvo a recordaros que hasta pasada la visita de mañana no se puede abandonar las estancias de La Casa de la Vida. La guardia personal del Rey está ahora mismo por todas las dependencias para velar por la seguridad de Su Majestad. Sólo podremos salir con la autorización especial de Turphofis en casos de extrema gravedad. Buenas noches a todos, que descanséis.

  

 Sherit-re, la cuarta muchacha en incorporarse a la cofradía, fue destinada a los archivos casi al momento de ingresar. Era la encargada de poner en orden toda la documentación que iba llegando de la biblioteca principal de la casa. Tenía años de experiencia en el manejo de los rollos de papiro. Los clasificaba primero por su antigüedad en un códice también de papiro, para después clasificarlos según la función ritual en otro códice. Su memoria era excelente. De haberse perdido los códices para ella sería un problema menor localizar cualquier texto o parte del mismo a su cargo. Sin embargo, para estar totalmente segura, llevaba minuciosamente los registros.

              

 Faltaba menos de una hora para la visita del inconmensurable Jefke. A Sherit-re le habían encomendado entregar personalmente al Rey el papiro de constitución de la cofradía, para ser ratificado con su firma. Asimismo sólo el Rey poseía la facultad de otorgar a la cofradía el nombre que habría de distinguirla de ese momento en adelante. Quedaba también ratificada la función de su Majestad como primer escriba.

        

 Mhet entró en los  archivos con el papiro tan preciado de constitución ya listo y se lo entregó a Sherit-re para que diera una lectura al texto final. Tras examinar los primeros párrafos levantó la vista para exclamar, ¡Una obra de arte!. La finura de los trazos es exquisita.

 

- Es un trabajo de Amsy bajo mi dictado. Es el más perfeccionista de los escribas del grupo.-contestó Mhet algo distanciado.

 

- Sherit continuó con las observaciones- También hay nuevos ideogramas. Es un documento novedoso.- Siguió  leyendo.

    

 Cuando pasó por lo relativo a las condiciones salariales de los miembros, esbozó una sonrisa. Iban a gozar del favor directo del Rey que les otorgaba una serie de pequeños privilegios que incluían tres pares de sandalias al año, ropas de lino y vivienda por cuenta del estado en un barrio discreto de Menfis. También les otorgaba una ánfora de vino cada mes, raciones suficientes de trigo y pescado, algo de carne, ungüentos ,perfumes, miel y especias.      

      

 Conforme con la lectura, Sherit preguntó si el espacio en blanco reservado en la segunda línea de escritura era para el nombre de la cofradía que todavía no se conocía.

 

- Claro que es para incluirlo. Su Majestad será el encargado de añadir ese nombre antes de firmar los estatutos definitivamente. Hasta ese momento nadie lo sabrá. Queda ya muy poco para que  venga. ¿ Estas preparada?.

 

- Lo estoy. A pesar de los nervios que me agarrotan los músculos.

 

- Ánimo Sherit-re, todo saldrá bien.

           

 En el patio principal de La Casa de la Vida solamente se escuchaba la música de un grupo de sacerdotisas de Isis que tañían las cítaras en solemne cadencia. Algunos que veían a Jefke por vez primera en su vida contuvieron la respiración hasta casi quedarse sin aire. Las cabezas se inclinaron de forma sincronizada . Nadie osaba pronunciar palabra.

     

 El más grande de todos los hombres avanzaba lentamente por el empedrado cubierto de flores de loto. La majestuosidad de Ra se manifestaba en un rostro enigmático muy difícil de definir por lo simples mortales. No estaba serio, no se reía, no mostraba emociones. Era un estado de trance, pero con la paz del que sabe que transitará por el océano primordial en la barca solar.

          

 En el centro del patio se alzaba una mesa  de ofrendas cubierta con un gran mantel  de lino puro que descendía hacia el suelo en generosos pliegues. Jefke se detuvo ante la mesa para ofrendar a Ra los alimentos puros allí depositados. Pidió también una jarra de vino del Delta, señal de que después de la visita se celebraría un ágape inesperado. Las sonrisas de los presentes asomaron con disimulo.

    

 El encargado de llevarle la jarra fue el joven ritualista Muy en medio de una emoción fortísima que no pudo dominar, menos aún cuando se acercó a la mesa sin mirar hacia el suelo donde se esparcían los generosos pliegues. Se enganchó torpemente los pies y cayó de bruces al suelo delante del rey dando con su cabeza contra el real cetro.

    

 Las exclamaciones de asombro por lo ocurrido amenazaron con empañar el día. Casi todos esperaban el rayo divino que había de chamuscar al pobre Muy, dejando tan sólo el rastro de sus cenizas en el suelo. Sin embargo, el gran rey  que no temía la ira de Ra por ser su hermano, sin salir del trance en el que se hallaba, levantó el cetro hacia el Sol de mediodía y pronunció solemnemente:

 

- “Súbdito de mi reino. Yo, Jefke, el que todo lo puede, ordeno a las fuerzas del cosmos, que nada te ocurra a ti y tus descendientes por este acto sin intención alguna”.

      

 El asombro fue inmediato. Muy se había salvado de una muerte horrible y el rey  le había perdonado la torpeza. Todos tuvieron que contenerse mucho para no irrumpir en vítores y aplausos. Se conformaron con disfrutar la magna presencia de Aquel que una vez más había logrado un gran prodigio.    

     

 Ya dentro de las estancias de la casa todo transcurrió con más normalidad. Se pronunciaron discursos, se otorgaron títulos, se consultaron archivos y se depositaron firmas.

     

 Cuando concluyeron los actos protocolarios comenzó lo que de verdad importaba al monarca. Se retiró a la zona reservada a la cofradía de artistas, reuniéndose con ellos en el sitio que normalmente ocupaba Mhetpere.    

    

- Buenos días hermanas y hermanos. Todos pensaron lo mismo en ese momento. - ¿Por qué el rey los distinguía llamándoles hermanas y hermanos?. En todo caso eso era un gran privilegio.

       

 Sherit-re fue a entregarle el papiro de constitución, charlando brevemente con Jefke. Este pareció interesarse por la belleza de la muchacha o por sus mejillas coloradas por el nerviosismo de la situación y le dedicó una sonrisa sincera. Después, como  si de un maestro de escribas se tratara leyó el documento con calma en voz alta. Una vez concluida la lectura dijo:

 

-Todos queréis saber el nombre de la cofradía, lo leo en vuestros ojos. Esta cofradía ha de llamarse “Perfecta es la Perfección de Ra”.

 

 El rey tomó el cálamo comportándose como un escriba. Derramó unas gotas de agua por Thot y plasmó tan rimbombante nombre sobre el papiro. Todos aquellos que lo desearon pudieron hablar con su Majestad tan libremente como hacían con su director Mhetpere, asombrados de los profundos conocimientos que poseía sobre la escritura, la tradición, el arte y la política.

 

- Deseo solemnemente que todo el esfuerzo realizado no sea en vano. Todavía no es tiempo de revelar el destino último de vuestra misión trascendental. Seguíd preparándoos  con estas nuevas aportaciones que han traído mis escribas personales. En ellos intuiréis la verdadera esencia del  poder de los textos mágicos.  Que Thot guíe vuestro trabajo hecho de la sabiduría, la paciencia y el secreto al que estáis obligados. Doy por concluido el acto de constitución. La mesa para la fiesta ya esta dispuesta, sólo faltamos nosotros, ¿Me acompañáis?.

     

 La recién constituida cofradía de escribas y artesanos “Perfecta es La Perfección de Ra”, acompañó a su Rey , maestro y compañero muy gustosamente a la comida que ofrecían en su honor.

 

Los templos del Ka y el Ba

 

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© Juan de la Torre Suárez
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