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Historia de la momificaciónMitología y religión egipcias: momias, dioses, ritos, mitos, leyendas, costumbres funerarias...

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La momificación en la historia

 

A lo largo de la historia encontramos grandes avances científicos y tecnológicos que nos han permitido conservar cadáveres en perfecto estado. Podemos dividirlas en dos grupos: las naturales, que son el resultado de las condiciones ambientales a las que el cadáver está sometido y las artificiales que están relacionadas con las diferentes técnicas y tratamientos conservadores aplicados por el hombre y que se realizan con sustancias químicas

           

Es imposible determinar la fecha de inicio de las momificaciones, porque, contrariamente al lo que se cree, no fue la civilización egipcia la primera en llevarlas a cabo, a pesar de ser conocidas gracias a ella.  

 

Como a toda acción le corresponde una reacción si bien podemos atribuir a la época egipcia el apogeo de la momificación, también podemos localizar el efecto contrario con bastante exactitud durante la Edad Media, a lo largo de la cual fueron abandonadas las grandes técnicas conservadoras y anatómicas, por motivos religiosos y culturales y, no seria hasta los siglos XVI y XVII que la medicina moderna no retomó alguna de ellas. Al contrario de lo que había venido sucediendo durante los siglos anteriores se volvió al estudio anatómico, que había sido prohibido hasta la fecha por la Iglesia, y a la conservación de miembros procedentes de cadáveres. De este período, sin duda nos viene a la mente la figura del destacado médico y anatomista español Miguel Servet .

 

Se cree que el descubrimiento de la conservación del cuerpo por parte de los egipcios ocurrió de manera casual. Estos tenían la costumbre de enterrar los muertos en la tierra del desierto, apartados del Nilo y a poca profundidad, cosa que hubiera producido una deshidratación muy rápida. Como las bacterias no proliferan en ausencia de humedad esto habría conservado el cuerpo de manera natural, sin necesidad de mayor tratamiento. También de manera casual, esta vez a mano de los típicos vientos del desierto, los cadáveres hubieran quedado al descubierto, mostrando a los egipcios lo que les sucedía a sus muertos. Pero, lo que habría impulsado definitivamente la aparición de la “ciencia” propiamente dicha seria el enterramiento en tumbas y el alejamiento de la seca tierra del desierto. Sobre el 3100 a.C. la técnica habría empezado a hacerse más elaborada, puesto que en esta fecha los habitantes de la región habrían empezado a dejar de enterrar los cuerpos en a propia arena. A consecuencia de esto se hubieran podrido si sus familiares no se hubieran encargado de ingeniar nuevos métodos para conservarlos. Además, de la costumbre de cubrir en cuerpo con pieles derivó, seguramente, la aparición del sudario, objeto que contribuía a descomponer el cadáver, pues propiciaba la conservación de líquidos, que, cuanto más tiempo permanecen en el cuerpo, hacen que más daño reciban los tejidos, ya que es sabido que las bacterias proliferan bien en medios isotónicos[1].

 

            En la actualidad no se utiliza la momificación como método conservador de cadáveres, se aplican técnicas embalsamatórias como en los conocidos casos de Lenin y Evita Perón. A pesar de esto queda algún “osado” en nuestra sociedad como el profesor y egiptólogo Bob Brier que la pasada década realizó una momificación al estilo egipcio, experimento del cual obtuvo excelentes resultados.

 

            El natrón ha sido sustituido por otros productos como el formol, el más utilizado hoy en día, el cual, que a su vez, intenta sustituirse por otros de carácter menos nocivo como el Complucad, el fenol o los empleados en la plastinación.

 

            Como toda tendencia la momificación fue variando y evolucionando a lo largo de los siglos. Alguno de los rasgos fundamentales de este proceso son los siguientes:

 

Época predinástica (anterior al 3100 a.C.): Durante este período se realizan los primeros intentos para la preservación del cuerpo, untando los cadáveres con resinas vegetales.

 

Período tinita (3100-2686 a.C.): Se encuentran los primeros intentos reales de momificación. Ungían las vendas y sudarios con resinas o natrón.

 

Imperio antiguo (2686-2181 a.C.): Empieza a practicarse la evisceración y surgen los primeros embalsamadores profesionales. El embalsamamiento es aún un privilegio real.

 

Imperio medio (2060-1786 a.C.): Se extiende la práctica de la momificación. A pesar del perfeccionamiento de la técnica los resultados siguen siendo deficientes.

 

Imperio nuevo (1567-1085 a.C.): La momificación alcanza la perfección, pues hasta llegan a conservar la expresividad del rostro.

 

Tercer período intermedio (1085-730 a.C.): Encontramos el punto álgido de la momificación, que se alcanza durante la dinastía XXI. Era tal el deseo por conseguir el mayor parecido entre el difunto y el ser que fue en vida que se colocaban ojos artificiales para evitar en hundimiento característico que se produce en los cadáveres de su cavidad orbitaria. Es durante este periodo que la preservación de cuerpos se extiende más entre la población. Se generaliza la práctica de vendar las vísceras y colocarlas en el interior del cuerpo, en vez de en vasos cánopes.

 

Baja época (730-330 a.C.): Empieza la decadencia de la práctica del embalsamamiento, sobretodo a partir de la XXVII dinastía.

 

Época ptolemaica y romana (330 a.C.-395 d.C.): Se acentúa la decadencia de la momificación y el 392 d.C. el emperador romano Teodosio II la prohíbe.



[1] Que posee una tonicidad igual a la data. Se dice especialmente de las soluciones salinas la concentración molecular en sales de las cuales es igual a la del suero de la sangre; tiene, por tanto, la misma presión osmótica que éste y no produce la desintegración de los glóbulos rojos. En este caso, sin embargo, se refiere a medios que tienen la misma tonicidad que la propia bacteria.


Autora: Anna Mañes

 

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