PRIMERA
PARTE - INTRODUCCIÓN
He introducido anteriormente las principales subdivisiones
cronológicas y los problemas de la cultura de Naqada (Secuencia
de fechas de Petrie, y las mejoras realizadas por Kaiser y
Hendrickx), que no quería reflejar aquí. (cf. F. Raffaele,
Dynasty 0, en: AegHelvet 2002; la página Dinastía
0 <Pt. II, note 1>; ver también esta síntesis
sobre las primeras culturas
predinásticas como Faiyum, Merimde, Badariana).
Naqada
I (anteriormente llamado "Amratiense") estaba
caracterizado por varios tipos de cerámica y por una gran
producción de objetos tales como figurillas humanas, amuletos,
peines de marfil decorados, paletas cosméticas en forma de
animales; a este repertorio tenemos que añadir vasijas de
piedra, cuchillos de sílex, armas y otras herramientas que
sugieren un progreso en la tecnología (división de los
trabajos, avance en la producción alimentaria) y, sobre todo,
en el más amplio ámbito del pensamiento. Es importante
precisar que Naqada I-II son las fases principales de la misma
unidad cultural (mejor si se divide en más subfases): por
tanto, los elementos de continuidad entre las fases I-II, II-III
y III-Dinástico temprano (= Naqada IIIC1/D) tienen que ser
considerados mucho más relevantes que las detectadas
interrupciones entre las fases contiguas; y los términos Naqada
I-II son en la actualidad más aptos que la terminología de
Petrie para expresar la idea de una civilización en evolución
.
La
civilización de Naqada se desarrolló en un núcleo central,
expandiéndose, durante Naqada I, desde Abidos hasta las
regiones de Hierakómpolis, teniendo su centro neurálgico en el
epónimo sitio de Naqada (Nubt, Ombos).
En
la siguiente fase (Geerzense, según Petrie) el impacto de la
influencia de Naqada alcanzó la Alta Nubia, la región de El
Faiyum (Gerzeh) y el Delta (Buto); el período IID-IIIA marca la
culminación de la imposición cultural de esta cultura del sur
al Delta, en donde fue reemplazada definitivamente la tradición
local (Maadi-Buto); las siguientes fases IIIA2-IIIB) son una época
de contrastes políticos, una larga serie (de alrededor de un
siglo de duración) de lucha y alianzas que acabó con la
supremacía del (proto-)estado regional Tinita que finalmente
llevó a cabo la unificación de Egipto.
Pero
tan sólo tenemos fragmentos a modo de esbozo de este complicado
puzzle; y nosotros no debemos dejar de tener en cuenta el hecho
de que un conocimiento desigual de los principales sitios de ese
período afecta cuantitativamente a nuestras reconstrucciones;
además, la evidencia de la violenta competencia entre los proto-estados
del Alto Egipto está, por ahora, basada en su totalidad en la
iconografía de los materiales estudiados.
No
existe todavía una terminología unívoca (ver Nota Preliminar)
para designar las fases del Predinástico Tardío; el término
"Protodinástico" es empleado como sinónimo de
"Dinastía 00 y Dinastía 0"las cuales no son
verdaderas líneas dinásticas como las de Manetón, sino que
designan los períodos o líneas de gobernantes locales
contemporáneos; con el propósito de distinguirlos, seguiré,
provisionalmente, la indicación de Dreyer, etiquetando los
soberanos de Naqada IIC-IIIA2 como "Dinastía 0" (pero
téngase en cuenta que la mayoría de los Egiptólogos se
refieren con "Dinastía 0" a todos los reyes
del predinástico tardío o sólo a la línea de Abidos
enterrados en el cementerio B y, eventualmente, a aquellos
enterrados en el cementerio U). La denominación "Dinastía
00" es, sin embargo, muy raramente utilizada en la
Egiptología.
El surgimiento de
los primeros gobernantes es sólo un aspecto de la formación
del Estado en Egipto; la realeza hunde sus raíces en los
substratos del folclore arcaico africano, aunque algunos de los
elementos accesorios de la soberanía y cultura de las Dinastías
00-0 fueron tomadas prestadas de las antiguas civilizaciones de
Uruk y Susa. Los académicos han individualizado dos períodos
principales en cuanto a la influencia del cercano Oriente en
lo(s) incipiente(s) proto-estado(s) Egipcios(s): el primero,
durante la Dinastía 0 (c. 3200-3050 BC) que culmina con los
reinados de Narmer y Aha, y uno más antiguo, sobre el
3500/3400 a.C., en el medio-tardío Naqada II.
Sin
embargo, las influencias del cercano Oriente fueron sólo en términos
formales (motivos figurativos, la fachada de palacio) y prácticas
(uso de sellos cilíndricos, escritura (?), pero esos elementos
fueron siempre reelaborados y transformados de acuerdo con la
propia cultura, creencias y necesidades ideológicas egipcias:
Estas influencias externas nunca constituyeron una aportación
decisiva a en al formación y evolución del Estado egipcio; Ya
he mostrado (F. Raffaele, TM 2, 2002, 27) que el origen del
estado es un proceso complejo que incluye numerosos componentes
como causa y, por tanto, conlleva una explicación polimórfica
basada en el análisis de diferentes factores (población,
territorio/recursos medioambientales, guerra, acuerdos, tecnología,
creencias) y el factor multiplicante de la interacción entre
ellos.
En
este período podemos dibujar el desarrollo de los componentes básicos
del futuro mecanismo del futuro Estado, concretamente un
conjunto homogéneo de creencias concernientes a la vida tras la
muerte y al origen del poder de los jefes: unas series de mitos
y material que se deducen de esos subsistemas proporcionan la
legitimación y justificación de las desigualdades internas de
una sociedad con una profunda distancia entre gobernantes y
gobernados: la construcción de edificios monumentales en las
ciudades y de las más lujosas tumbas en tierras sagradas,
la disponibilidad de materiales exóticos y lujosos como
consecuencia del monopolio del comercio a larga distancia, la
producción de elementos que simbolizaban y reforzaban su
estatus, la posibilidad de dominar grandes masas de gente con métodos
coercitivos violentos y con sutiles estrategias religiosas/mitológicas,
fueron muchos de los recursos adoptados por la élite para
probar, motivar, confirmar y reforzar su superioridad y supremacía.
La divina realeza y su trasfondo ideológico fue uno delos
pilares del Estado egipcio, y la unión de los secular y el
poder de lo sobrenatural con un solo individuo fue un factor
decisivo para su éxito. La otra clave innovadora fue la
especialización: para levantar la imponente máquina estatal y
hacerla trabajar era necesario extraer parte de la gente que se
dedicaba a la producción alimentaria y destinarla a otras
actividades a tiempo completo: administración, ejército,
religión y culto, construyendo templos (y su decoración),
industria naval, comercio, minería. Estas clases improductivas
y la corte real, eran sustentados por grandes masas de gente que
se dedicaban a la agricultura; la producción estaba constreñida
por los impuestos del Estado, luego almacenada y redistribuida
desigualmente. En un sistema estatal, la especialización abarca
todos los sectores de la sociedad y sus componentes
estructurales: trabajo, alimentos y producción de artefactos,
guerra, tecnología, religión,...(ver I.
Takamiya 2002).
Los
artefactos eran un símbolo que contenían un mensaje codificado
que la élite podía comprender; pero tenían también un
aspecto externo, un impacto visual con el que las masas eran
subyugadas (piénsese en la monumentalidad de las estructuras o
el esplendor de las piezas maestras de arte) y que contribuyen a
la creación, definición y persistencia de los papeles
de los señores y siervos.
Algunos
han tratado de comparar, a nivel general, las políticas del
temprano Naqada III con las ciudades-estado de la Grecia Arcaica
o la clásica Maya; ambas situaciones, la griega y la maya, son
mejor conocidas que el Predinástico Tardío Egipcio.
Ciertamente debía haber una jerarquía en las ciudades
alrededor de las capitales de cada proto-nomo egipcio, y alguna
interrelación entre los diferentes estados regionales. Algunos
de ellos (especialmente aquellos que bordeasen los territorios)
debían estar enfrascados en una competición militar, para la
explotación del territorio, monopolizar el comercio o mejores
razones, mientras que otros, posiblemente, se hallaban unidos
por alianzas estipuladas por intercambio de presentes, enlaces
matrimoniales, construcción de monumentos, celebración de
fiestas y ceremonias públicas.
En
Egipto hay evidencias de una organización en forma de
ciudades-estado o proto-estados regionales arcaicos desde el período
Naqada II tardío: se conocen un sello que data posiblemente de
Naqada I y otros más del período de Naqada IIB,C. La mayoría
de los más antiguos sellos egipcios (Naqada, Naga ed-Der) han
sido considerados como posibles importaciones (más que copias)
de ejemplos del antiguo Uruk (VI-V). La escritura nace en Naqada
III principalmente en dos esferas: muestras reales (simbolismos
particulares de la realeza, nombres de reyes y propiedades) y prácticas
administrativas (sellos, etiquetas y otros sistemas de
contabilidad, control y reconocimiento de entrada, ventas y
salida de bienes).
La
comparación entre diferentes culturas de un Mundo en una fase
similar de desarrollo realmente ayudan y son bienvenidas; sin
embargo, normalmente se limitan a aspectos generales sobre temas
paralelos ya que, actualmente, es muy difícil que la misma
persona tenga conocimientos en profundidad de dos culturas
proto-Estatales o más avanzadas. Hay varias comparaciones
interesantes [Trigger, 1993].
SEGUNDA PARTE - EVIDENCIAS DE PRIMEROS GOBERNANTES.
Una
de las más tempranas representaciones de un gobernante egipcio
se encuentra en la escena pintada en el muro de la tumba del período
Naqada IIC (Loc. 33) en Hierakómpolis, la famosa tumba número
100.
La escena está constituida por dos procesiones con largas
barcas y varios motivos subsidiarios (animales domésticos y
cazados, jefe golpeando cautivos, y otras escenas de caza y
enfrentamientos).
Las interpretaciones son múltiples, desde victorias en
enfrentamientos bélicos relacionadas con ceremonias, a genéricas
evocaciones de triunfo rituales y simbólicas; Williams y Logan
propusieron integrar la mayoría de las escenas, tanto éstas
como las talladas en mangos de cuchillos de marfil, en un amplio
ciclo de representación del (proto-) ritual real Heb Sed. Una
representación similar con procesiones de barcas, luchas, caza
del hipopótamo y escenas de pesca se encuentra en los
fragmentos pintados de una tela procedente de Gebelein (Turin
Mus., suppl. 17138) que data del
período de Naqada Ic-IIb (fig. >).
Naqada I y II son
testigos de muchas creencias que se conectan con la época del
Dinástico tardío: en particular los primeros signos de una
tradición coherente (?) de la realeza parece que se remontan a
estas dos fases: una reciente descubierta vasija (Objeto-C) en
la tumba U-239 de Abidos (Naqada Ic-IIa) muestra a un gobernante
golpegando a grupos de enemigos (la misma representación más
de un siglo después que en la tumba 100 y casi milenio y medio
más tarde que la paleta de Narmer); un fragmento (Objeto-B)con
una corona roja en relieve fue encontrado por Petrie en la tumba
1610 en Naqada; series completas de rasgos, emblemas, atributos
y acciones rituales de los gobernantes como la falsa cola,
fundas para el pene, coronas, mazas, juncos, cetros, carreras
rituales, caza de gacelas e hipopótamos y muchas más han sido
hace ya tiempo identificadas [Fattovich, in: RSO 45, 1970,
133-149]; estos son los sustratos africanos de la institución
de la realeza divina.
Conocemos un gran
número de elementos constitutivos del Estado faraónico que
fueron adquiridos desde la tardía prehistoria; uno puede tratar
de llevar llevar las pautas que rigen el desarrollo de la
realeza, la administración y la iconografía a otros sectores
de la civilización egipcia arcaica tales como creencias y prácticas
mortuorias, culto/religión/mitos, arte, tecnología, economía
y comercio, subsistencia.
De entre los más
importantes y recientes logros en nuestro conocimiento de la
"historia" del período del temprano Naqada III
("Dinastía 00") está la excavación y publicación
de Dreyer de la tumba U-j de Abidos del rey Escorpión I y el
descubrimiento de Darnell de varios graffiti en Gebel Tjauty, en
el desierto occidental de Tebas (recientemente en discusión por
Friedman y Hendrickx).
La
impresionante cantidad de objetos funerarios obtenidos en la
tumba U-j de Abidos, entre los que se cuentan unas setecientas
jarras importadas de Palestina, además de unos cuantos miles de
jarras de vino y cerveza (la mayoría de las jarras de asa están
inscritas con signos pintados), un cetro Heka (hallado en la
esquina N de la cámara funeraria), marcadores de hueso/etiquetas
de marfil (173) con cortas inscripciones, algunos artefactos
de gran finura (recipientes con asas de obsidiana, piezas de
mobiliario, marfiles muy fragmentados con relieves de animales)
y el propio tamaño de la tumba, han ocasionado que algunos académicos
sugieran la posibilidad de que Egipto pudiera haber estado políticamente
unificado desde Naqada IIIa2/A1. Hay que tener mucha precaución
con las bases que se establecen ya que nuevos descubrimientos
pueden desestimar las conclusiones eventuales (como con el
descubrimiento de Dreyer o también con la publicación de
Williams de las excavaciones llevadas a cabo en el cementerio L
en Nubia).
En el caso de
Egipto, no hay más evidencias de un cementerio real del período
temprano de Naqada III a excepción de Hierakómpolis (loc. 6)
(El cementerio T de Naqada estaba en declive en esa época) [cf.
Wilkinson, MDAIK 56, 2000]; por tanto, la posibilidad de que el
propietario de la tumba U-j de Abidos, Escorpión I, pudiera
haber reinado sobre un Egipto unificado carece de la fuerza que
produciría el encontrar similares pruebas en otros lugares.
Además, debido a la uniformidad cultural que envolvía a toda
la ciudad del tardío Naqada II y las creencias compartidas en
un principio muy temprano y el largo proceso de la unificación
política, los presentes datos sugieren que la transformación
final del Valle del Nilo egipcio, de una tierra con diferentes
políticas regionales a otra gobernada por un mismo soberano, sólo
pudo consumarse en el tardío Naqada IIIB; probablemente por
Narmer y/o por uno de sus más cercanos predecesores (Ka, Iry
Hor) de la misma línea de regentes de Abidos enterrados en el
cementerio B; esta necrópolis de las varias que se encuentran
al norte del cementerio U y, por tanto, podemos afirmar que
Narmer fue sucesor de Escorpión I y que esa élite Tinita tuvo
un papel superior en el desarrollo y conclusión de la Unificación.
Esta consideración
está basada en parte en una evidencia negativa, concretamente
la falta de pruebas de gobernantes del período Naqada IIIA
("Dinastía 00") fuera del territorio Tinis/Abidos. Sólo
desde Naqada IIIB ("Dinastías 0") se encuentran los
primeros serejs reales en varias zonas de Egipto como el Doble
Halcón (sobre si éste es un nombre de rey, ver más abajo) y,
posteriormente, Ka y Narmer (ver F. Raffaele, op. cit.; también
la página Dinastía
0).
Una importante
punto sobre la tumba U-j, es el hecho de que la superestructura
reproduce claramente un modelo de palacio (cf. Dreyer, Umm el-Qaab
I, p. 6f., fig. 5-6); algunas hendiduras facilitan el acceso a
varias cámaras de la tumba, seguramente imitando las verdaderas
puertas del palacio real (y, por otra parte, anticipando lo que
serían las falsas puertas en tumbas de época posterior); cerca
de la parte superior de esas hendiduras dos agujeros aguantan
una barra de madera en la que era enrollada una estera; por último,
seis tumbas de adobe del cementerio U tenían sus cámaras
conectadas mediante listas.
Recientemente,
S. Hendrickx ha propuesto una posible explicación para la
marcada diferencia existente entre la tumba U-j y las otras del
cementerio: sería posible pensar que con anterioridad a Escorpión
I era cierta la separación entre las tumbas y su recinto
funerario; la sala de ofrendas está localizada justo al sur de
la tumba U-j y U-k (vasijas halladas en él datan de Naqada III
y de principios de la Dinastía I); por otra parte los primeros
recintos funerarios (a 1km. y medio al Norte de Umm el-Qaab) son
conocidos sólo desde la época de Dyer (o Aha); pero ésos
fueron construidos en adobe, por lo que puede suponerse que los
más antiguos eran simples empalizadas hechas con materiales
perecederos como postes de madera, que podrían haber
desaparecido con el paso del tiempo. En Hierakómpolis la tosca
tumba contemporánea (de clase alta o real) número 11, fue
también provista con un cercado (al igual que la tumba 1 de
finales de la Dinastía 0, que Hoffmann intentó atribuir al rey
Escorpión II).
Ciertamente,
puede suponerse que Escorpión I tuvo un próspero
reinado; la tumba U-j (que data justo de época posterior a la
U-k y anterior a la U-i) tiene su subestructura construida en
dos fases: en una primera, la cámara funeraria (oeste) (U-j 1)
y las nueve cámaras (U-j 2-10) (10 x 20 codos); en una segunda
fase, las dos cámaras (sur) (U-j 11-12) fueron añadidas a la
tumba y venían a medir 10 x 16 codos; aunque no debió de haber
una gran diferencia de tiempo entre las dos fases de la
construcción (los ladrillos son del mismo tamaño).
El
tamaño absoluto y la cantidad y clase de los bienes hallados
indican que el propietario de este enterramiento, Escorpión I,
debía ser una persona de relevancia en esa época y responsable
de los mayores éxitos.
Pero debe tenerse en cuenta (en mi opinión) que la Unificación
política fue realmente concluida sólo con Narmer, cuando los
relativamente escasos y dispersos poderes regionales fueron
probablemente subyugados o aniquilados por la familia Tinita,
sin embargo, el incipit de este proceso se halla, sin
duda, en la llamada "Dinastía 00".
Reporte preliminar de la Exploración de Luxor-carretera Farshut
en el sitio ABZU
(O.I.)
A
este respecto, resulta de gran importancia los graffiti de Gebel
Tjauty, con su posible narración de una victoria militar
de Escorpión I sobre el gobernante de un estado regional
cercano (¿Naqada?) a quien capturó (el nombre personal del
derrotado o de la región/ciudad fue posiblemente escrito con la
cabeza de un Toro sobre un estandarte, un emblema que aparece
también en la tumba U-j en las inscripciones con tinta de las
jarras).
Después
de la persona capturada (que es seguida por el gobernante
victorioso con una maza) encontramos la figura de un pájaro (¿secretario?)
picoteando una serpiente (una simbología de
"victoria" o el emblema de un nomo/región?) que se
halla también en el peine de Davis, Brooklyn, en Pitt-Rivers cuchillos-mangos
y en vasijas decoradas de la tumba
de Qustul L23. Detrás del pájaro hay una figura llevando
una vara precedido de un estandarte (?) y en el lado derecho un
halcón sobre un escorpión (¿nombre real?, sobre el tema, ver
infra)
El
jefe derrotado en la parte izquierda, tiene sus manos atadas a
la espalda y es sostenido con una cuerda por el vencedor; el último
es representado en un nivel superior (y a escala) en el extremo
izquierdo de la escena.
El
aspecto interesante del graffiti es, en mi opinión, su carácter
narrativo, al mismo nivel que el graffiti de Gebel
Sheikh Suleiman graffiti, cerca de Wadi Halfa en Nubia, la
escena parece representar una victoria real. Las escenas de los
objetos del Predinástico tardío (originalmente destinadas a
templos y tumbas) son en su mayoría consideradas como rituales
o simbólicos (tumba 100, paletas decoradas ceremoniales)
mientras que las escenas talladas en las rocas de Gebel Tjauty
and Gebel Sheikh Suleiman pudieran ser "informes" de
acontecimientos históricos.
En
particular, sobre el Tyauty, Wilkinson [op. cit., 386] ha
especulado con la posibilidad de que significasen victorias de
la línea gobernante Tinita sobre la decadente política de
Naqada.
Gebel
Tyauty fue quizá un atajo para los comerciantes Tinitas y los
ejércitos, para doblar el territorio de Naqada en su camino
hacia las regiones de Hierakómpolis y la Baja Nubia (Sayala y
Qustul son centros capitales del Grupo A que tuvieron su apogeo
en ese período y un poco después; cuando los reyes de la
Dinastía 0/principios de la Dinastía I se marcaron como
objetivo la explotación directa del territorio Nubio, la
cultura del territorio del Grupo A desapareció; ver la página
de la Dinastía
0; se puede lanzar una hipótesis sobre un patrón similar
en relación con la desaparición del complejo cultural de Maadi-Buto
en el Delta.
Todo
esto nos dice relativamente poco de la organización de los
proto-estados previos a la "Unificación"; quizá haya
una semejanza entre las macro-regiones del Valle del Nilo
durante Naqada III y las posteriores subdivisiones en Nomos (los
emblemas de muchos de los posteriores nomos ya aparecen a
finales de la Dinastía III principios de la IV en antiguas
"Biografías" como las de las tumbas de Metyen y
Pehernefer; algunos de los estandartes de las vasijas Objeto-D,
en las barcas y algunas de las que se han intentado interpretar
como proto-nomos o emblemas de linajes de gobernantes tales como
Cazadores-, Campo de batalla-, Toro-, paletas de Narmer y de
Escorpión y cabezas de maza de Narmer). Esto dependería de la
localización estratégica de los primeros asentamientos que
puede ser explicada por la presencia de recursos fácilmente
accesibles (minerales en el desierto como en Nubt y Nejen,
tierras inundadas por la crecida, como en Abidos) factores que
podemos asumir que continúan resultando relevantes en los
siguientes períodos; la importancia religiosa/cultural de los
asentamientos y cementerios de los antiguos jefes locales podría
ser otra razón por la que los posteriores (Nomos-)capitales se
levantaron cerca o sobre los antiguos.
La escasez de datos de los centros urbanos protodinásticos en
el Valle del Nilo es además una importante y frecuente carencia
en nuestro conocimiento de ese período.
La
reconstrucción de Dreyer [in: Umm el-Qaab I, 1998, 173-180;
id., in: SDAIK 28, 1995] de una posible línea de 15 gobernantes
del temprano Naqada IIIA1 al tardío IIIA2 (nueve reyes antes y
cinco después de Escorpión I; cf. infra, tabla 1) es todavía
una tentativa y necesita ser contrastada con mayores evidencias;
este es el argumento central para la historia de este período y
es el objetivo final de la discusión.
La
teoría de Dreyer está basada en la interpretación de dos
fuentes principales: los relieves de tres fragmentos de estatuas
conocidas como los "Colosos de Koptos" y los jeroglíficos
de la Paleta de Tehenu; otras confirmaciones de los nombres
reales podrían ser algunas de las inscripciones de las vasijas
y etiquetas de la tumba U-j.
Las
colosales estatuas representando a Min, de piedra caliza, fueron
halladas por Petrie en el Templo de Koptos en 1694; quedaron
fascinados son la técnica del martilleado usada (no cincelado)
y representan al dios, en pie, con el falo erecto; sólo el
torso y parte de las piernas se ha conservado, la cabeza de una
de las estatuas se encuentra en Oxford, aunque se encuentra casi
por completo desgastada; en estas estatuas hay algunos signos
en relieve que muestran animales, plantas, conchas y
estandartes.
En
un artículo publicado en 1988 [JARCE 25, 35-60], B. Williams
sugirió la presencia de un trazo fragmentado del nombre de
Narmer en las estátua que se encuentra en El Cairo; esto
proporcionó una importante clave sobre a la tan disputada
cuestión como era la fecha de datación de las estátuas (que
en el pasado se habían considerado pertenecientes desde el
Predinástico al Primer Período Intermedio de acuerdo con las
opiniones de diferentes Egiptólogos). [Para la reconstrucción
de los Colosos y el templo, ver esta
página en el website del Petrie Museum: Digital
Egypt].
En
1995, Dreyer (loc. cit. supra) propuso que los graffiti de las estatuas
eran los nombres de antiguos gobernantes, y Narmer fue el último
en hacer grabar su nombre en esas estatuas; por tanto, los
colosos probablemente puedan ser datados como anteriores a su
reinado bajando hasta Naqada IIIa, y los signos grabados en
ellas podría ser, quizá, algo similar a una lista de reyes.
Debo avisar que el Nar-pez y el Mer-cincel están
muy fragmentados -sólo se conserva el final de la izquierda- y,
como se ha sugerido por Kemp, el signo superior es más
identificable con la cola de un ave que con el Nar
pez-gato, por lo que sugiere un halcón en una percha o en un
estandarte [cf. B.J. Kemp, CAJ 10.2, 2000, 211-242, fig. 10; H.
Goedicke, MDAIK 58, 2002, 253].
Basándose en el
lugar y superposición respectivos de los signos en los colosos,
Dreyer parece haber encontrado una posible secuencia de los
distintos estadios en que los graffiti fueron grabados.
TABLA
1 - Sucesión de Abidos "Dinastía 00-0" (G.
Dreyer)
Estatuas
de Min Coptos
|
Tomb
U-j Abidos |
Paleta
de Tehenu |
Otros |
Secuencia
de Gobernantes |
|
|
|
|
|
Oryx
estandarte |
|
Concha
|
|
|
Concha |
|
Pez
|
|
|
Pez |
|
Elefante |
|
|
Elefante |
|
|
|
Toro
(W-ware) |
Toro |
|
(Bucranium
estandarte?) |
|
|
(=
Bucranium estandarte ?) |
|
Cigüeña
(?) |
|
|
Cigüeña |
|
Cánido |
|
|
Cánido |
|
Bucranium
estandarte (^) |
|
|
Bucranium
estandarte (^) |
|
Es corpión
I |
|
|
Escorpión
I |
|
Halcón |
Halcón |
(=
MMA
paleta ?) |
Halcón
(I) |
|
|
|
tinta
sobre jarras cilíndricas decoradas |
Min
estandarte + planta |
|
|
N.2
(perdido) |
|
? |
|
|
N.3
(Halcón II?) |
|
?
(Halcón II) |
León |
|
León |
León
en la
Paleta de los cazadores [?] |
León |
|
|
Doble
Halcón |
grabado
en jarras |
Doble
Halcón |
|
|
|
|
|
|
|
......... |
|
......... |
|
|
|
|
|
|
|
|
Iry-Hor
(B1/2) |
Iry-Hor |
|
|
|
Ka
(B7/9) |
Ka |
|
|
Escorpión
II |
Escorpión
cabeza de maza |
Escorpión
II |
Narmer |
|
|
Narmer
(B17/18) |
Narmer |
Lista
de gobernantes de Tinis/Abidos*
del período Naqada IIIA1-principios de IIIC1 reconstruída
por G. Dreyer (cf. supra) en Umm el-Qaab I, 1998,
p. 178
-
*
Esta tabla sólo tiene en cuenta la línea
gobernante de Tinis/Abidos del período Naqada III;
los reyes cuyos serejs han sido hallados sólo en
otro lugar (como Hedy-Hor, Hat-Hor, Ny-Hor, Pe-Hor,
Ny-Neith, Dyehuty-Mer/Halcón-cincel, Cocodrilo y
varios otros) han sido excluídos. Al respecto, en
opinión de Dreyer (en lo que no todos los académicos
se encuentran conformes) ese Escorpión II fue también
originario del nomo Tinita. Cf. DINASTÍA
0 para información detallada de esos
gobernantes de Naqada IIIB (IIIb1-2).
Para conocer la principal opinión contraria a la
reconstrucción de Dreyer (presentada en:
"Die Datierung der Min-Statuen aus Koptos",
in: Kunst des Alten Reiches = SDAIK 28, 1995,
49-56, Pl. 9-13; y en "Umm el-Qaab I",
Mainz 1998, p. 173-180), ver B.J. Kemp's (et
al.) artículo: "The Colossi from the Early
Shrine at Coptos in Egypt" in: CAJ 10/2,
2000, 211-242.
Para una aproximación léxico-gramatical-iconográfica
a esas inscripciones, ver: A. Anselin,
"Notes pour une lecture des inscriptions des
Colosses de Min de Coptos", en CCdE 2, 2001,
115-136 (Descargar en Formato
PDF en este sitio).
|
En
la época más temprana del período que nos ocupa, fueron
adoptados otros dispositivos iconográficos para expresar la
idea de soberanía, pero todavía no hemos sido capaces de
detectarlos con plena confianza.
Seguramente,
uno de esos símbolos era el cetro: cetros Heka fueron
hallados en el cementerio U de Abidos (tumba U-547, U-j) y
una paleta
de el-Amrah de la época de Naqada IID hallada en la tumba
B62 (en Londres, BM 35501) fue decorada con un "emblema-Min"
sobre el cetro Heka en relieve: ¿quizá el nombre de un
jefe local?.
Otro
elemento que precede al serej (y en parte coexistente con
él, como en la Baja Nubia) era la roseta; el símbolo
aparece desde finales de Naqada II en impresiones de sellos [cem.
U: Dreyer, op. cit., 1998, fig. 72c], mangos de cuchillos de oro
y marfil, un peine de marfil, la cabeza de maza de Escorpión II
y los 24 quemadores
de incienso de la tumba 24 de Qustul. La
roseta/flor/estrella/ ha sido conectada por H.S. Smith al
concepto de realeza (divina) y a inscripciones Sumerias y
especialmente Elamitas [id., in: Friedman-Adams eds., The
Followers of Horus, 1992, 235-246].
B.
Kemp también ha individualizado otros "signos de
control" (al final de las filas de animales o de algunos
mangos de cuchillos) relacionados posiblemente con la realeza o
a otros grupos e instituciones sociales.
La
"lectura" de varios proto-jeroglíficos como aquellos
grabados o pintados en las jarras y etiquetas de la tumba U-j,
en impresiones de sellos, en los Colosos de Koptos, en las
paletas y los mangos de cuchillos decorados, es todavía un
enigma; pero como el número de hallazgos se ve incrementado con
nuevos descubrimientos, se esperan obtener más claves para
descifrar su verdadero propósito y significado.
Una vez más debo hacer hincapié en el papel central que juega
el cementerio U de Abidos (especialmente por la importancia de
los hallazgos in situ que pueden proporcionar medios de datación
de objetos ya conocidos de procedencia desconocida y de los que
todavía no ha sido posible datar)[cf. G. Dreyer, in: C. Ziegler
(ed.) "L' Art de l'Ancien Empire ègyptien..." 1999,
195-226; H. Whitehouse, in: MDAIK 58, 2002]; el cementerio U
comenzó a ser utilizado en Naqada I pero no llego a ser lugar
de enterramiento de la élite local sólo a finales de Naqada
IIId; los primeros (anónimos o sencillos) serejs
conocidos en Egipto provienen de principio de las tumbas U-s y
U-t del período Naqada IIIa, que se hallan a unos 40-50 metros
al Noroeste de las cámaras B1-2 de Iry Hor; igualmente, las
recientes excavaciones en lugares del Delta y en Hierakómpolis
tienen un papel fundamental, por la revisión, sistematización
y publicación de antiguos materiales y excavaciones no
publicadas.
La
Paleta de Tehenu (o Paleta de las ciudades) de El Cairo, (C.G.
14238), muestra tres registros con filas de animales domésticos
y un cuarto registro inferior con plantas (árboles) y el jeroglífico
de lanzar el palo en un óvalo (que significa "lugar",
"región", isla"), por tanto, un topónimo de
Libia o del Delta Occidental (THnw,
Tehenu). La cara principal
de la paleta es de gran importancia, muestra los pies de varias
personas y debajo de la línea de registro, dos hileras de
cuatro y tres grupos respectivamente; cada grupo está
constituido por un animal asiendo la azada Mer en el
almenado muro de una ciudad; el nombre de cada ciudad está
escrito dentro del muro [ver mi Corpus
de Paletas Decoradas Predinásticas].
Desde
la publicación de la Paleta (de procedencia desconocida pero se
dice que es de Abidos) la acción de los animales (interpretados
como aspectos de la realeza o como verdaderos reyes) se dijo que
fue destructiva; pero comparando el uso de la azada de la cabeza
de maza del rey Escorpión II, Nibbi (1977) y Wildung (1981)
cambiaron la interpretación general, proponiendo que implicaba
una acción constructiva, concretamente la fundación de las
ciudades nombradas en la paleta (también es discutida y
permanece bajo debate la misma interpretación que se da a la
Cabeza de maza ritual del rey Escorpión II, es decir, la
fundación de un templo o la inauguración de una red de
canales).
Barta
y más recientemente Dreyer, han rechazado este punto de vista;
Dreyer interpreta los nombres sobre los muros de las ciudades
como nombres de reyes de las Dinastías 0 y 00 :León, Escorpión
(II) y Doble Halcón (de izquierda a derecha, fila inferior) y
Halcón, [¿Seth?], Halcon (?), [perdido] (fila superior).
El
arqueólogo alemán enfatizó que la paleta es muy similar en carácter
(estilo en los relieves, líneas de registro, jeroglíficos)
a la Paleta
de Narmer, podría ser del reinado del rey Escorpión
II, un cercano predecesor de Narmer (cuyo nombre, de hecho,
no aparece en la paleta); el rey Escorpión aparece en una
posición preeminente, en el centro de la fila inferior; los
otros gobernantes son antiguos predecesores del Escorpión II de
la línea real de la Dinastía 00-0 de Abidos (?).
Halcón
(ver tabla supra) fue posiblemente el seguidor del propietario
de la tumba U-j, Escorpión I; Dreyer teoriza sobre que el
nombre de Halcón también aparece en el serej de la Paleta
del Metropolitan Museum (MMA 28.9.8; cf. TM 3, fig. pag.
28). El relieve de una vasija de alabastro proveniente de Hierakómpolis
mostrando un fresco de halcones y escorpiones fue
quizá un tributo otorgado por el rey Halcón a su propio padre
Escorpión I [Quibell-Green, Hierakómpolis I, pl. 19.1]. El rey Leon
es, en opinión de Dreyer, nombrado en una impresión de sello
de Mashana; Dreyer piensa que muchos de los nombres reales de
ese período (desde el rey Elefante) aparecen en las
propiedades/dominios de los nombres reales: así, un árbol detrás
de un león significaría "la plantación del rey León"
(o propiedad; en el período Dinástico hay cantidad de ejemplos
de nombres de lugares nombrados después de nombres de reyes o
después de nombres de dominios reales). El mismo autor señala
que el león en la paleta
del Campo de batalla era este mismo Rey León, de la misma forma
que la Paleta
de Toro debe mostrar un (posterior) rey Toro (Toro II,
disntinto del Toro I identificado en los Colosos de Koptos).
Los
dos halcones en los estandartes podrían referirse a Doble Halcón:
esta es una de las primeras manifestaciones de los conocidos serejs,
en los inicios de Naqada IIIB (Dinastía 0); es conocido en el
Sur de Palestina, Sinaí, Delta Oriental, región Menfita (Tura)
y en el Alto Egipto (Abidos, Adaima); no todos los académicos
están conformes en la interpretación de sus serejs (con
diferentes variantes gráficas: cf. F. Raffaele, op. cit.; id., Dinastía
0; id., TM 2, fig. pag. 29, n. 8-12) en el sentido de un título
real de un único gobernante.
Dreyer
ha establecido que, dada la referida manufactura de la Paleta de
Tehenu del período tardío de la Dinastía 0 (que, en mi opinión,
es de hecho posterior a las paletas del Campo de batalla y la
del Toro pero anterior a las Paletas Plover y de Narmer), nunca
podría ni celebrar ni narrar la fundación de las ciudades por
esos reyes: la ciudad de Herón (Dyebauty), probablemente Buto,
que actualmente está siendo excavada por T. Von der Way, fue
fundada mucho antes del período de Naqada IIIA. Por lo tanto,
las acciones de las entidades reales que se muestran en la
paleta podrían ser fundación de fortalezas en los respectivos
centros (por ejemplo el caso de Elefantina), o más
probablemente mostrase la (¿simbólica?) destrucción de los
centros después de la derrota de los Reyes del Sur; este
expansionismo militar progresivo y la sumisión del Delta por
los soberanos Tinitas, de la que se hacen eco las escenas de
batallas y de sus consecuencias representadas en las paletas y
marfiles de Naqada III, fue probablemente un escenario
relativamente común hasta la unificación de la ciudad (cf. M.
Campagno 2002). Como se ha mencionado más arriba, y siempre
con las debidas precauciones, puede suponerse que un paralelo
patrón de guerra podría haber sido seguido por los reyes de la
Dinastía 00-0 con respecto a sus antagonistas de Nubia; quizá
también en el Delta, el declive de Maadi-Buto no sucedió (Naqada
IIC-D) sin que tuviese lugar algún conflicto; la colonización
de EB I Canaán es en cambio un suceso distinto (aunque algunos
académicos hipotetizaron, en el pasado, sobre masivas
intervenciones militares de los egipcios en esa zona): la
diferencia entre Egipto y Canaán en esa época era demasiado
grande para favorecer la creencia de una posible rivalidad entre
ellos; los egipcios no debieron encontrar resistencia a la hora
de llevar a cabo infiltraciones en esos territorios, contribuyendo
a su evolución a través de la Urbanización EB II [cf.
el interesante y todavía válida síntesis 'The relations
between Early Bronze I age Canaanites and Upper Egyptians' by
Branislav Andelkovic, 1995].
TERCERA PARTE-
CONCLUSIONES
La cantidad de datos sobre los estados regionales predinásticos
está rápidamente incrementándose en las últimas décadas.
Estoy seguro de que nuestro conocimiento de muchos de los
aspectos de esta fase de la proto-historia egipcia está
aumentará considerablemente en los próximos años. Una vez, el
período Tinita (Dinastía I-II) fue considerado el huevo del
cual nació y se desarrolló el Egipto Dinástico; pero, además,
como hemos visto, también y durante el tardío Geerzense (Naqada
IIID) y Naqada III (Petrie's Semainean) podemos encontrar claros
signos de las peculiaridades que marcarán el futuro estado Dinástico.
Nos hemos
acercado muy deprisa a varios de los aspectos del Egipto Predinástico
y a los años de los reyes más antiguos de Egipto y de toda la
humanidad. He tratado de demostrar de qué modo los poblados
neolíticos adquieren más y más aspectos de unidades
asociativas complejas para finalmente llegar a se estados regionales
gobernados por los líderes primordiales de la Dinastía 00, en
la que he centrado el debate. Muchos factores contribuyen a la
constitución de la tradición del Egipto Dinástico. La
realeza, los cánones de las artes (las normas del concepto de
J. Baines sobre el decorum), las creencias religiosas,
filosóficas y funerarias se manifestaron por primera vez,
durante y poco después de la Dinastía 00 (Estatuas
del cementerio U de Abidos); el temprano Naqada III nos
proporciona el enlace entre las más igualitarias y menos
desarrolladas sociedades de los períodos previos y el levantar
de los reyes guerreros que abrieron el paso al Estado de las
Dinastías 0-2.
La civilización
que se desarrolló en ese período, a través del reinado de
"Menes" hasta la era de las grandes pirámides, vio
grandes transformaciones y logros, oscuros años de crisis,
brillantes reiteraciones; pero a lo largo de esas fases la
continuidad de lo subyacente y de los elementos arquetípicos de
la "cultura Dinástica" pueden ser probados como yo he
tratado de hacer en este artículo; la Dinastía "00"
y"0" son metafóricamente las piedras angulares de
ese magnífico monumento que fue el Antiguo Egipto; quizá hay más
partes oscuras bajo las arenas, no tan evidentes como las
"construcciones" sobre ellas del Antiguo y Nuevo
Imperio, pero, al final, mucho más fascinantes y misteriosas.
¡Son valiosas claves para entender cuándo, cómo y por qué
todo comenzó!.
NOTA (del
autor)
La mayoría de esta página fue (originalmente) parte de mi
artículo (en impresión-la traducción francesa) en: TM 7, 2002
Sin embargo, esta página ha sido (y será) actualizada,
modificada y ampliada. Francesco Raffaele, 2002
El copyright de las imágenes pertenece a las respectivas
editoriales y autores.
NOTA
del traductor
El
copyright de las siguientes imágenes pertenece a Egiptomania.com
©:
Paleta de Tehenu (Museo Egipcio de El Cairo)
Paleta de
Narmer (Museo Egipcio de El Cairo)
Paleta del
Campo de Batalla (Museo Británico)
Paleta de
Plover (Museo Egipcio de El Cairo)
Paleta del
periodo Naqada IIIa-b (Museo Egipcio de El Cairo)
-Bibliografía
esencial (estudios recientes)-
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