CHICLANA DE LA FRONTERA - CÁDIZ
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B.- Bosquejo histórico de
la Ciudad de Chiclana
(Información extraída del
Excmo. Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera)
La presencia del hombre, en el actual municipio de Chiclana de la
Frontera, se remonta al período del Achelense y de manera continua hasta
la Edad del Bronce. Son varios los yacimientos arqueológicos que así lo
atestiguan como: el poblado de la Mesa, el litoral y la zona de la Loma
del Puerco, la zona de la Esparragosa y la ribera del río Iro. Los
primeros viajeros de la Antigüedad, los fenicios, descubrieron nuestras
costas hacia el final de la Edad del Bronce erigiendo en la isla de Sancti
Petri un templo dedicado a su dios Melkart.
Tras los fenicios arribaron los griegos hacia el 594 a. C. usurpando a los
fenicios el monopolio de la ruta comercial de los metales, pero fueron los
cartagineses, con su presencia militar, los que se establecieron en estas
latitudes, fundamentalmente en Gadir.
La dominación y colonización romana, dejará su huella en el término
chiclanero en la zona de El Fontanal y en el litoral y, resurgirá el culto
en el templo del islote de Sancti Petri dedicado al dios-héroe, Hércules.
A partir del siglo IV de nuestra era, los restos arqueológicos son
escasos, salvo pequeñas excepciones como los encontrados en la Mesa, del
período medieval árabe. Así, se desconocen noticias históricas desde las
invasiones germánicas hasta la reconquista. No obstante, sí existen datos
históricos y revelan que, en la Alta Edad Media, Chiclana fue pueblo de
frontera entre cristianos y musulmanes. De la misma manera existe
constancia escrita y documental de la formación del señorío de Chiclana
tras el asedio de la plaza de Tarifa en 1294 por los benimerines y la
gesta heroica de Alonso Pérez de Guzmán "El Bueno". El 15 de mayo de 1303
el rey Fernando IV dona a Guzmán "El Bueno", la aldea yerma de Chiclana.
El descubrimiento de América supuso para la villa el inicio de una
creciente economía de mercado, destacando la comercialización de los
productos del lugar, fundamentalmente el vino y el aceite. Así, en la Edad
Moderna, Chiclana pasará de ser una villa pequeña, a una entidad urbana
homogénea.
El crecimiento de la población será continuo desde 1507 y no decrecerá
hasta la crisis demográfica de 1571 y comienzos del siglo XVII. En dicho
siglo y en el siguiente, las epidemias fueron en aumento, aunque la más
devastadora fue la del año 1731. Su proximidad a Cádiz, su clima benigno,
típicamente mediterráneo, además del trato amable de sus gentes harían de
Chiclana, el lugar escogido por la clase acomodada de Cádiz para su
descanso. Todo ello unido a su condición de ciudad abastecedora de
productos de sus campos y huertas, incidirán positivamente en el
desarrollo de la Chiclana del siglo XVIII. Íntimamente ligado a este
comercio se encontraba el viñedo, que ya despuntaba en el siglo XVI,
aumentando su producción con la expansión de nuevas zonas y la exportación
de sus caldos a Europa y a América.
Durante el siglo XVIII, la ciudad irá tomando un aspecto urbano. Así, su
actual casco antiguo data de éste período con importantes edificios
civiles como la Torre del Arquillo del Reloj y los palacetes de los Conde
del Pinar, el de las Cinco Torres y la casa del Conde de la Torre. En el
último tercio del siglo dos obras arquitectónicas de carácter religioso se
erigirán sobre la ciudad: la iglesia parroquial de San Sebastián y la
Iglesia Mayor de San Juan Bautista. También siglo será rico en chiclaneros
sobresalientes. El magistral Antonio Cabrera, eminente orador y
prestigioso naturalista y los precursores de la escuela taurina
chiclanera, José Cándido y su hijo Jerónimo José Cándido.
El siglo XIX, comienza con una terrible epidemia de fiebre amarilla, que
paralizará la construcción y mejora de la ribera del río, de los caminos y
de los canales fluviales. Uno de los grandes proyectos de aquellos años
sería la construcción del balneario de Fuentemarga, pero la invasión
napoleónica iba a dejar inacabadas las obras, mientras la villa se
convertía en un gran campamento militar de las fuerzas que sitiaban a
Cádiz.
El 5 de marzo de 1811 tiene lugar la batalla de Chiclana o de la Barrosa,
entre tropas aliadas hispano-británicas y francesas y cuyo objetivo
principal era levantar el asedio a la capital gaditana. Tras veintidós
meses de ocupación francesa, en agosto de 1812, la ciudad retoma la vida
diaria en libertad.
En el segundo tercio de siglo, Chiclana verá triunfar a tres de sus
grandes hijos: Juan de Dios Álvarez Méndez "Mendizábal", Antonio García
Gutiérrez y Francisco Montes Reina "Paquiro". El primero como presidente
de un gobierno liberal, el segundo como poeta y dramaturgo romántico y el
tercero como máxima figura del toreo. En el transcurso del siglo, la
economía chiclanera encontrará su momento importante recién comenzado el
último tercio del mismo. Es un período de ares y mares que culminará con
la concesión del título de ciudad por el rey Alfonso XII en agosto de
1876. Unos años más tarde, en 1884, el marqués de Bertemati fundará, a
seis kilómetros del núcleo urbano, la Colonia Vitícola de Campano; un
ensayo de modernización agrícola aplicando los adelantos tecnológicos de
la segunda revolución industrial y una experiencia social y humana
novedosa para los colonos. La colonia obtiene en 1895, una medalla de oro
en la XIII Exposición Universal Vitivinícola de Burdeos con uno de sus
caldos nacidos en ella: el vino tinto "Rouge Royal".
La entrada en el siglo XX no será fácil para sus habitantes; la aparición
en el viñedo de la filoxera y su consiguiente crisis económica y social
harán de éstos, unos años perturbadores en lo social, en los que Chiclana
logrará superarse y sobrevivir. Ante la inquietante coyuntura
socioeconómica, se formarán las primeras organizaciones
anarcosindicalistas y años más tarde, en 1914, un sacerdote ejemplar, el
Padre Salado, fundará el Sindicato de Obreros Viticultores de Chiclana.
Tras la finalización de la Primera Guerra Mundial y el aumento de la
inflación, se declaran nuevas huelgas volviendo a la lucha las
organizaciones sindicales anarquistas. En 1923, la UGT se implanta en
Chiclana. El sentir republicano y el fin de la dictadura primorriverista
en 1929, acabará con la monarquía alfonsina dos años más tarde.
El advenimiento de la República y sus intentos de elaborar una Reforma
Agraria provocará un inusitado interés en muchos de los jornaleros
chiclaneros, pero el fracaso republicano en ella y la sublevación de julio
de 1936, desembocará en una guerra civil que terminará con las escasas
expectativas despertadas por la República. Una guerra fraticida y una
dictadura de casi cuarenta años modificarán el campo de Chiclana en el
transcurso de la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, un pueblo que
durante siglos había subsistido casi exclusivamente del viñedo como
monocultivo, cambiará su modo de producción en la década de los años 70
con la aparición de la crisis agropecuaria y la de las salinas, otro de
los cultivos ancestrales del término municipal. Al mismo tiempo, la crisis
energética conllevará a modificar las actividades económicas y Chiclana
iniciará un nuevo período de desarrollo, transformándose en una ciudad
industrial y de servicios, mientras disminuía ostensiblemente el cultivo
de la vid. Esta incipiente industria se verá incrementada con el sector de
turismo y ocio. Los años 80 y 90, serían años de consolidación de ambos
sectores y será cuando la ciudad experimente un importante progreso
económico, social, cultural, educativo y demográfico. En los años
siguientes, se incrementará la oferta industrial con nuevos polígonos
industriales para la mediana y pequeña industria, así como la construcción
de diversos hoteles y campos de golf, en el sector del turismo.
Todo ello conjugado con un casco histórico en vías de rehabilitación, la
creación de espacios naturales protegidos, el respeto al medio ambiente,
la recuperación del poblado marinero de Sancti Petri y un desarrollo
sostenible propio de ciudades que miran al futuro con respeto y sentido de
la responsabilidad, hacen de la Chiclana del siglo XXI, una ciudad con
miras de futuro donde convivan en armonía sus hombres y mujeres y la
naturaleza.
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